MURCIA. El Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Cultura, ha aprobado este jueves el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de lugar de interés etnográfico, el Huerto Pío (Villa Dolores) de Roche Alto, en el municipio de La Unión.
Entre sus valores destaca su singularidad dentro de la Región, pues en el año 2000 la finca fue cedida a la Fundación Sierra Minera para llevar a cabo el proyecto de recuperación de patrimonio local de la zona y de promoción del ecoturismo mediante la creación de un parque ambiental, cursos para la recuperación de la agricultura tradicional y una explotación agroforestal de especies autóctonas.
También sobresalen su autenticidad, pues la villa viene siendo utilizada por los descendientes de su propietario, Pío Wandosell, manteniendo su función original como vivienda; y su integridad, ya que en este conjunto de bienes, entre los que se encuentran la noria y la balsa, se manifiesta la transmisión secular de oficios y saberes tradicionales, así como el estatus social de quien habitaba en la finca.
Destaca también la representatividad de este nuevo BIC en la Región de Murcia, al ser muestra del desarrollo social y económico del Campo de Cartagena a finales del siglo XIX y principios del XX. Al mismo tiempo, las especies que crecen en el jardín de la villa, convertido en un parque ambiental, suponen la máxima representación de la flora de la Región de Murcia y del Levante español.
Destaca también su interés tipológico, ya que en el mismo lugar se encuentran dos tipos de norias: la de sangre y la de hierro, que muestran la evolución de estos artilugios. La noria de sangre de Huerto Pío adquiere especial relevancia por ser la única de ese tipo en la Región, y es además una de las mayores norias que se conservan en toda la Comunidad.
Además, el estado de conservación, tanto de las viviendas como de la noria y la balsa, es bueno, habiendo sido estas últimas restauradas en varias ocasiones, utilizándose materiales de construcción tradicionales.
Finalmente, destaca su interés como hito en el ámbito natural o paisajístico. Además de ser un elemento característico del paisaje suburbano de finales del siglo XIX en Cartagena, este tipo de villas dan forma al paisaje del Campo de Cartagena, aprovechando las vastas extensiones de terreno a las afueras de las ciudades y las grandes bolsas de agua subterráneas que sirven a su vez de abastecimiento para el riego.