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La histórica Casa del Niño de Cartagena recupera la luz y el color un siglo después

11/09/2020 - 

CARTAGENA. Con cerca de 500.000 euros invertidos en esta primera parte de la restauración -sobre un presupuesto total e integral de la edificación de 1,8 millones-, la Casa del Niño de Cartagena ha conseguido recuperar la luz y el color que la pátina del tiempo había logrado difuminar. 

Este singular edificio obra de Víctor Beltrí cumplia en 2018 un siglo de vida pero languidecía por el poco interés que habían demostrado las instituciones públicas en reuperarlo hasta ahora. Ahí se encuentran las aulas de Infantil del colegio San Isidoro y Santa Florentina y la singularidad de la construcción, unida a la alegría que transmiten los escolares lo convierten en una construcción única, que trata de retomar el esplendor de un espacio destinado a los más humildes y en el que la solidaridad de la ciudadanía de Cartagena lo convierte en uno de sus inmuebles más queridos por los habitantes.

El objetivo del proyecto de recuperación, obra del arquitecto de la Comunidad Autónoma Félix Santiuste de Pablos y completando la Dirección Facultativa de las obras Antonio Pérez y José Antonio Rodríguez Martín del estudio de arquitectura JARM, ha sido recuperar las fachadas -que han tenido bastantes transformaciones desde la construcción original de 1918- con sus revestimientos y estucos originales, cuyos colores aparecieron al eliminar las sucesivas capas de reparaciones, hasta llegar al estuco original en colores ocres.

Explican desde el equipo de recuperación del edificio que han encontrado varias actuaciones superpuestas para reparar daños o modificaciones de huecos y que lograban identificar el color cereza de los morteros del zócalo. Este color estaba perdido en la mayoría de las piezas del zócalo, debido a reparaciones del mismo por problemas de humedad.

Además, detallan que han conseguido recuperar los colores originales de las carpinterías en verde oscuro y blanco; también las mallorquinas que cubrían los huecos de la planta baja.

Por su parte, las ventanas se han restaurado con sus despieces originales y se han rescatado los colores originales de los cristales en verde y hielo.

En cuanto a la restauración de las fachadas, una de las imágenes más vistosas si se pasea por la zona, se ha llevado a cabo atendiendo a la imagen conocida cuando se realizó la ampliación del edificio de una planta que tuvo en su origen, a dos plantas. Actuación realizada aproximadamente en 1930. De esta manera, se eliminaron los añadidos más recientes y reconstruido los elementos ornamentales desaparecidos por las sucesivas transformaciones , que lo único que conseguían era desvirtuar su imagen original.

La actuación más singular, explican desde el estudio de arquitectura, ha sido la recuperación de los remates curvos y todos los elementos ornamentales desaparecidos de los dos cuerpos laterales de la fachada a la Calle Tolosa Latour . También se han reparado los mismos elementos curvos que carecían de ornamentación, de las fachadas interiores recayentes al patio del colegio.

Por el interior también se han redimido los dos patios interiores, con un nuevo pavimento de piedra natural y la reconstrucción de la rejería que cerraba estos patios.

Todavía queda por estudiar el uso de las dependencias anexas al centro educativo. En un primer momento se planteó la instalación del taller de restauración de la Comunidad Autónoma.  

Un lugar para dormir lejos de la mendicidad, Gota de Leche, Cantina escolar, Rifa Benéfica y el Ropero Escolar de Carmen Conde

Para recordar la historia de este edificio hay que decir que la Junta Local de Protección a la Infancia en Cartagena de principios del siglo pasado decidió poner en marcha este edificio con el objetivo de que los niños no estuvieran en la calle ni mendigaran, además muchos de los pequeños del municipio trabajaban desde muy temprana edad.

En ese contexto la Casa del Niño surge como un lugar de asistencia alimentaria, limpieza e incluso para que los niños tuvieran un lugar para dormir. Para ofrecer estos servicios se construyó un edificio, bajo la asistencia de Víctor Beltrí.

Recuerda el cronista Juan Ignacio Ferrández que en abril de 1920 se inauguraron los pabellones escolares y el jardín que diseñó el arquitecto cartagenero Lorenzo Ros Costa, y cuatro años después se sacó a concurso la construcción de un primer piso sobre la fachada principal que da a la calle Tolosa Latour. En 1928 se construyeron las aulas y un salón de actos a las que se accedía por la calle Real y en 1931 se completó el conjunto con la Gota de Leche en la que miles de niños salieron adelante gracias a la ración diaria que allí recibían.

Escribía el profesor y director de colegio Benito García en el diario 7nova.es que salvo la escuela, la mayoría de espacios se deben al arquitecto Víctor Beltrí, pero todo el conjunto responde  a los criterios estilísticos iniciales.

La ‘Cantina escolar’, era una obra que Félix estaba empeñado en conseguir y ahora ve realizada. Baste decir que en 1923 se servían unas 608 comidas diarias. Luego se crearán otras en algunas diputaciones.

Se organiza también el ‘Ropero escolar’ en 1918. En él trabajó Carmen Conde.

Así  surgirá una ‘Escuela al aire libre’ para -entre otros- los niños que comían allí y que por diversas razones sanitarias e higiénicas necesitaban ‘aire puro’. La hizo el arquitecto Lorenzo Ros como escuela graduada de seis secciones y además con biblioteca, museo, sala de conferencias, taller de trabajo, sala de vistas. En 1920 ya funciona la escuela Graduada San Fulgencio dirigida por Félix Martí Alpera.

A partir de 1921 se intenta construir una escuela de párvulos y de niñas en los terrenos colindantes y será Beltrí quien la diseñe. La construcción se inicia en 1928 y se terminará en 1930.

Al edificio también se añadió luego la llamada ‘Gota de leche’ cuyo objetivo era atender la lactancia infantil y evitar muertes asociadas a la enteritis. Se pone en marcha en la casa de Expósitos y luego se adjunta y construye un anexo especialmente diseñado para esta función en  la Casa del Niño.

No hay que olvidar la Rifa Benéfica que arranca en febrero de 1918 y perdura hasta nuestros días. La rifa cumplía una función social "consustancial a la finalidad de la Junta de represión de la mendicidad en la medida en la que personas imposibilitadas y carentes de recursos económicos encontraban en ella un medio para obtener unos ingresos, equiparables a los de cualquier trabajador, sin tener que recurrir a la limosna para subsistir", indicaba Pedro Luis Moreno Martínez en el libro La protección a la infancia en Cartagena (1908-936): Instituciones e iniciativas.  

La Casa del Niño de Cartagena aúna sentimientos solidarios de buena parte de nuestros abuelos y la vuelta a la vida con esta restauración no hace sino que un poco de justicia a un edificio tan simbólico como querido y clave en los años de penuria de una buena parte del pasado siglo.

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