MURCIA. La presencia de un circo en la explanada de la antigua Fica ha hecho volar mis recuerdos a los tiempos en que quien suscribe fue espectador de estos espectáculos, y me ha permitido recordar que fue en el verano de 1973 la última vez que ingresé en una carpa circense, pero no en Murcia, sino en la lejana San Sebastián, y también que aquél circo no era otro que el regentado por Ángel Cristo, pero aún sin la totanera Bárbara Rey en el elenco artístico.
Dicen quienes entienden de estas cosas circenses que el que se puede denominar circo contemporáneo debe datarse en el año 1768, y su paternidad ha de ser atribuida a Philip Astley. Sucedió en Londres, y el espectáculo fue denominado Astley Riding House.
La base de aquel montaje era ecuestre, ya que Astley era militar de carrera y destacaba por sus habilidades como jinete. Añadió a los atractivos de la función acróbatas, saltimbanquis, mimos y payasos, y la suma de todos esos elementos supuso el inicio de un espectáculo que ha llegado hasta nuestros días con diversos altibajos y sometido hoy a las restricciones al uso de animales.
Precisamente, allá por el mes de diciembre del año 1844, hallamos en Murcia noticia de una visita que se anunciaba como ‘Circo Olímpico’. Se trataba de la Compañía de Equitación de Madrid, que ejecutaría el domingo 8 de diciembre, a las dos y media de la tarde, y en el patio de la Casa de Misericordia, “una gran función variada en suertes, tanto a pie como a caballo, en que se esmerarán a porfía, todos los individuos que la componen, en merecer dignamente los aplausos que este pueblo ilustrado les prodiga”.
El que se llamó Circo Olímpico, como referencia a los existentes en Madrid o en París, regresó a Murcia en agosto de 1847, de la mano de Garnier y, de nuevo, a la Casa de Misericordia. Dijo la crónica que gustó la función, y especialmente los juegos malabares a caballo y los ejercicios gimnásticos llevados a cabo por tres de los componentes de la compañía.
Regresó Garnier con el espectáculo en junio de 1851, pero ahora a la plaza de Toros como escenario, aunque las fechas nos indican que se trataba en este caso de la plaza de San Agustín, que funcionaba desde un par de años antes y fue la antecesora del actual coso de La Condomina. En esta ocasión, su compañía desarrolló “una grande y variada función”, que concluiría con la pantomima de ‘La Fantasma Blanca’. Los precios, entrada general dos reales, los palcos 20, las sillas alrededor del circo dos y la grada cubierta un real.
Hay más ejemplos de las visitas a Murcia de este tipo de espectáculos, que adelantaban mediado el siglo XIX lo que se configuraba desde el siglo anterior como el circo de nuestros días, aunque seguía predominando el espectáculo ecuestre como principal atracción.
Pero interesa a esta historia el regreso a la evocación inicial, con el famoso y televisivo domador Ángel Cristo como protagonista.
"Fue a finales del año 1979 cuando, sin necesidad de pasar por nuestra tierra, generó el domador una noticia de primera página, muy vinculada a la Región"
Su primera visita a Murcia como celebridad del espectáculo circense tuvo lugar hace 65 años, con ocasión de la feria septembrina de 1970, y lo hizo encuadrado entre las estrellas del famoso circo alemán Berlín Zirkus, que llegaba desde Almería y hacía parada camino de las tierras castellanas. Era considerado como uno de los más famosos circos europeos, y poseía por entonces la peculiaridad de su pista cuadrada. Se instaló, como ha sido usual hasta hoy, en el recinto de la Fica.
En cuanto a los principales nombres de su plantel artístico, contaba con ‘Las águilas humanas fosforescentes’; los alambrlstas ‘Hermanos Tonitos’, emparentados con Cristo, cuyo apellido por vía paterna era, en realidad. Papadopolus y el nombre Cristóforo, de donde derivó el del domador. También figuraban en su elenco Alfred Beatour, domador de panteras y leopardos, o los payasos ‘Hermanos Oporto’. Por entonces, Cristo se presentaba como el “domador español que logró la medalla de oro en el Festival del circo de Moscú”.
Ángel Cristo regresó a Murcia en 1973, el mismo año en el que yo presencié su espectáculo en la capital de Guipúzcoa, pero ahora se acogía a la denominación de Circo Ruso, que regentó a lo largo de su trayectoria y que gozó de gran éxito en toda España, llegando a saltar sus actuaciones a la pequeña pantalla.
Posteriores actuaciones en Murcia se produjeron en los años 1975 y 1976, en esta última con la novedad de incluir una pista de hielo, sobre la que se desarrollaban algunos de los números más llamativos.
Pero fue a finales del año 1979 cuando, sin necesidad de pasar por nuestra tierra, generó el domador una noticia de primera página, muy vinculada a la Región, como fue el anuncio de su inminente boda con la actriz y vedette totanera Marita García, más conocida como Bárbara Rey. Había enviudado ese mismo año de la que fue su primera mujer, la trapecista Renata Tanton.
“Bárbara Rey se casa con Ángel Cristo”, titulaba en portada ‘Línea’. “La actriz murciana Bárbara Rey se casará el próximo día 12 de enero en Valencia con el domador de leones Ángel Cristo, según nos informó anoche desde Madrid José de Montini, colaborador de Línea y amigo íntimo de la estrella que, como saben nuestros lectores fue elegida Maja de Murcia por nuestro diario, título que le sirvió para su lanzamiento. La boda se celebrará, con una misa, bajo la carpa del Circo Ruso”.
Como es sabido, Bárbara se unió al Circo Ruso, interviniendo en un número con elefantes, pero el matrimonio sólo alcanzó hasta 1988. No sin antes pasar de nuevo el espectáculo, más espectáculo que nunca, por Murcia, y lo hizo del 27 al 31 de marzo.
“Más de 200 artistas, auténticas primeras estrellas del ranking mundial del circo, y la participación de la más destacada figura mundial Ángel Cristo, reconocido internacionalmente como el mejor domador del mundo, medalla de oro del Festival Mundial del Circo celebrado últimamente en Moscú. Dos pistas panorámicas, una para las atracciones circenses y de fieras y otra pista para patinaje artístico sobre hielo. Leones, caballos, tigres, chimpancés comediantes, osos motoristas, elefantes y otras muchas novedades”, proclamó la propaganda. El éxito estaba asegurado.