MURCIA. Las sesiones de control al presidente Fernando López Miras en la Asamblea Regional son como varios conciertos en uno solo: la música balsámica de sus socios se funde con el rock and roll de la oposición. Uno pasa de las preguntas que casi no son preguntas de los portavoces de los grupos que sustentan al Gobierno y sus plácidas respuestas a los interrogatorios de PSOE y Podemos, en los que el jede del Ejecutivo se ve obligado a fajarse, cual político en el ring.
Tomó primero la voz Francisco Álvarez, el portavoz del grupo Ciudadanos (o sea, ex del partido naranja), quien utilizó uno de los temas preferidos del presidente, la discriminación del Gobierno central a la Región, para pedirle explicaciones por el ingreso mínimo vital, que tachó de "despropósito sobre despropósito, y cuestionar el criterio del reparto de las subvenciones para reinserción social que hace el Ejecutivo nacional. Le encantó a Miras la pregunta, cómo no, y empezó respondiendo así: "Ha relatado con exactitud el sectarismo de Pedro Sánchez ante un nuevo episodio de discriminación", que, apostilló "se equivocan si piensan que maltratan al Gobierno regional, no: discriminan al millón y medio de murcianos". Y continuó Miras lamentando "la chapuza de gestión ante una ayuda (el IMV) que tres de cada cinco solicitantes no han podido acceder, y que evidencia al partido que la puso en marcha".
Después intervino Juan José Liarte, el portavoz del grupo parlamentario Vox (es decir, ex del partido de Abascal), quien, tras disertar que la legislatura que comenzó con una DANA ha sido como "vivir a lomos de un caballo desbocado", se interesó por la ganadería regional; no por la agricultura, valga el matiz, un tema más que dicho, sino por un sector del que "se habla poco" y que es fundamental para la Región. Liarte tuvo a bien lanzarle un guiño simpático a Miras -"Estoy de acuerdo en que la Región es la mejor tierra del mundo"- pero hizo hincapié en que no le pedía "ayudas puntuales", sino medidas estructurales para la ganadería. Y le deslizó una idea: la construcción de depuradoras de purines.
La respuesta de Miras, en puridad, se limitó a un "gracias por la propuesta, señor Liarte", porque el presidente optó por otro rumbo: por reflexionar sobre que la Región "es la huerta de Europa, por mucho que le duela a otros", por agradecer a los agricultores su labor ante "la primera pandemia mundial de la historia sin desabastecimiento", por echar en cara "las ocurrencias" del Ministerio de Consumo, por subrayar que su Gobierno ha pedido la implicación de España frente al veto ruso y, por supuesto, por citar el novedoso tema del Trasvase Tajo Segura, cuyo cierre es una amenaza.
Fueron varios minutos de calma y relax para López Miras, que contestaba lo que estimaba oportuno en la sesión de control. Hasta que le tocó el turno a María Marín. La diputada de Podemos tomó la palabra:
—Señor Miras, ¿piensa cumplir el segundo Plan para la Igualdad entre hombres y mujeres en la Administración regional?
—Este Gobierno siempre cumple con sus compromisos, señora Marín.
Se había acabado la tregua. Al fin caía el fuego enemigo: la parlamentaria morada recitó varios titulares de prensa para afear la aprobación de la moción para multar por el lenguaje inclusivo -aunque el texto definitivo suprimía la mención a la 'expresa prohibición del mal llamado lenguaje inclusivo'-. "Lo que se aprobó es un disparate", recriminó Marín, que reprochó que desde el PP "hablan de libertad pero a la hora de verdad no tienen problemas para comprar la censura parental o para prohibir el lenguaje que incluye a las mujeres".
La diputada de Podemos mencionó que el artículo 9.3 del Plan para la Igualdad insta a elaborar una guía para usar el lenguaje inclusivo en la Administración. "¿Qué ha cambiado desde entonces?", planteó. "Que ahora necesita a los ultras para aferrarse al poder", espetó. "Porque sillón, que es una palabra masculina, y poltrona, que es femenina, son los únicos géneros que le importan", cargó al tiempo que criticaba que la prioridad del PP es "ridiculizar" el movimiento feminista. "El 25 N, día contra la Violencia de Género, se echará la foto. Pero sabemos a qué se dedica el resto de días: es un presidente cómplice de la ultraderecha y su agenda machista".
Replicó Miras: a su juicio, Marín viene a "generar controversia" con una polémica -aseguró- que "no existe aquí, en la Región". Esgrimió que ella "no se enteró de lo que sucedió en el pleno del lenguaje inclusivo", cuya intención era -aseguró también- "facilitar la lectura, que sea comprensiva para todos los públicos". Y la acusó de mentir, al sostener que la Administración podía multar por emplear el lenguaje inclusivo. "Eso es mentira". Y adujo que la consejera de Educación pretende que "los jóvenes hablen bien", que "los niños y las niñas hablen y se formen según los usos gramaticales de la RAE y no de Podemos", pues según la Real Academia los desdoblamientos innecesarios dificultan la comprensión y sería adecuado eliminarlos. "Por ejemplo, en vez de decir diputados y diputadas, habría que decir "izquierda radical", soltó, irónico. Y terminó con un hachazo: luchar por la igualdad "no es decir todes y niñes". Eso es, remachó, "forzar el lenguaje".
Despachado Podemos, disparó el PSOE. Diego Conesa lanzó la que fue su última pregunta como secretario general del PSRM. El próximo sábado se conocerá su sucesor y a principios de diciembre, con el congreso, habrá definitivamente una nueva ejecutiva socialista en la que el nombre de Conesa es hoy una incógnita. Nadie sabe todavía qué va a ser del alhameño; no se sabe si seguirá o no al frente de la Portavocía parlamentaria del PSOE en la Asamblea. Él ya dijo que estaba a disposición del partido.
Mientras tanto, inquirió a Miras, todavía en calidad de portavoz parlamentario y líder de la oposición. Le preguntó por el mal dato del INE, que coloca a la Región como una de las peores comunidades en calidad de vida del país. No fue ninguna intervención de despedida ni dio ninguna pista de su futuro -no era el lugar para ello-, pero de algún modo su discurso trasmitió la sensación de que hacía repaso de la legislatura, como si se estuviera despidiendo de los duelos que ha mantenido con Miras en el Parlamento: "Los murcianos somos los más pobres, con peor salud del país", (...), "hace 20 años ustedes desprotegieron el Mar Menor y hace tres, usted y Teodoro García decían que estaba fenomenal y hoy todo el mundo sabe cómo está y quién es el responsable" (...) ustedes gobiernan la Región como un cortijo" (...) y "es el mayor comprador de voluntades política de la historia de España".
El popular devolvió el guante recriminando al PSOE que aproveche el Mar Menor para "rascar un puñado de votos", le recordó que había firmado una tregua con Teresa Ribera para llevar a cabo una hoja de ruta compartida y recuperar la laguna y presumió de la capacidad de la Comunidad para crear empleo. No todos los indicadores son tan negativos, se defendió: la Región está cinco puntos por encima de la media nacional en cogobernanza y derechos básico.
Y, para concluir, de nuevo el fuego amigo. Joaquín Segado, el portavoz del PP, le interpeló por la importancia del fondo covid. Y ahí sí, Miras dio un titular informativo: confirmaba que este jueves el Consejo de Gobierno volverá a aprobar el techo de gasto para 2022, el mismo que había dejado en suspenso 24 horas antes de aprobarlo. Miras no está dispuesto a que el Presupuesto del año que viene no contenga recursos del Estado para hacer frene a los gastos de la pandemia. Fue su última intervención, ya sin la oposición pidiéndole explicaciones. La música ya sonaba de su lado.