MURCIA. Una palabra genera trincheras en la Región de Murcia: es el transfuguismo. O su adjetivo calificativo: tránsfuga. Toda la oposición clama con este término desde que se conocieron los movimientos políticos para desactivar la moción de censura mientras que el Gobierno, especialmente la parte formada por los expulsados de sus partidos, reniega del palabro, negándose a ser reconocido con él y declarándose libres de las directrices de las formaciones políticas. Uno de estos últimos es Juan José Liarte, quien en mayo de 2020 conoció la expulsión de su partido, Vox, junto con otros dos compañeros diputados -una de ellos es hoy la consejera de Cultura, Mábel Campuzano-. El parlamentario, preguntado en una rueda de prensa en la Asamblea Regional tras la Junta de Portavoces, insistió en su idea, que ha defendido durante todo este tiempo: "Los aparatos quieren subordinar el funcionamiento de la democracia a los intereses particulares de los jefes de los partidos".
El portavoz del grupo parlamentario Vox ahondó en esta reflexión: "Lo he dicho muchas veces, pero lo diré una vez más porque no se ha dicho lo suficiente: los aparatos de los partidos controlan absolutamente todo, incluida la salida de un cargo electo. Ellos dicen: a usted le han votado los electores, formaba parte de una lista electoral y ha jurado el cargo. Pero los aparatos quieren cortar la careta de los cargos electos que en algún momento dado no le resulten convenientes para sus estrategias. Que pueden ser estrategias de partido o incluso personales".
En su opinión, "los ciudadanos oyen la palabra 'expulsados' o 'transfuguismo' y los asocian a personas expulsadas por la comisión de un delito, no por denunciarlos, como fue nuestro caso [en Vox], por ejemplo, o porque han votado por intereses personales en una determinada votación". Este último ejemplo se refiere a la decisión de los cuatro ex de Ciudadanos de desoír a su partido y no apoyar la moción de censura que su partido presentó, junto con el PSOE, contra el PP de López Miras. "Aquel no fue el caso, porque los diputados de Cs que se apartaron de las instrucciones de Madrid garantizaron la estabilidad de la Región y mantuvieron el acuerdo al que con luz y taquígrafos habían llegado al principio de la legislatura", esgrimió.
Liarte está convencido de que "se manipula a los ciudadanos" al decirles que "combatir el transfuguismo es combatir la corrupción" cuando, a su juicio, "en realidad, la experiencia democrática muestra que la corrupción es más frecuente desde la oscuridad, donde alguien pueda esconderse detrás de las siglas de un partido, detrás de las cortinas de un despacho". Y apostilló: "Sucede mucho más [en los partidos] que en las personas individuales, que al final tienen que responsabilizarse de lo que hacen".
Cabe reseñar que el transfuguismo es una de las patatas calientes de la reforma del Estatuto de Autonomía -aprobada en la pasada legislatura- y que se tramita en el Congreso de los Diputados. El PSOE ya avanzó una enmienda para plantar cara a los políticos que no siguen las instrucciones de los partidos; una idea que enfrenta al PP y sus socios. "Estudiaremos la manera de combatirlo constitucionalmente", apuntó Liarte. "Esperamos que el Tribunal Constitucional, que ya se ha pronunciado en otras ocasiones, preserve el principio de prohibición de mandato imperativo. Es decir: prohibir que los aparatos de los partidos jueguen con el sistema electoral y democrático", zanjó.