MURCIA. Una tortuga es la responsable de que Jorge Ruiz, el alma de Maldita Nerea, pueda salir a la calle sin ser reconocido. Ella, la tortuga, ha sido la imagen del grupo murciano a lo largo de toda su discografía y le ha permitido a este músico y educador, o viceversa, algo impensable para alguien con tantos éxitos en la música pop española: llevar una vida completamente normal. Hoy la famosa tortuga está de enhorabuena, porque vuelve a ser portada de un nuevo disco, que se ha puesto a la venta este viernes bajo el título de Un planeta llamado nosotros y que se presentará el 23 y 24 de mayo en el Teatro Romea de Murcia. Antes de esta cita con el público murciano, Jorge Ruiz participará en las IV Jornadas de Formación para Profesores Innovaedumm, innovamos desde el corazón, que tendrán lugar el 8 de febrero, en el auditorio regional Víctor Villegas.
“Quiero llevarte a la Luna, sentir que lo sientes y luego volver a ese planeta llamado Nosotros, que sigue latiendo a tus pies”, canta Jorge Ruiz en el single que da nombre al disco. Y es que hablar con este músico, terapeuta y maestro en Audición y Lenguaje es hablar en positivo. Es hacerlo del amor, pero del propio, de la ética, de la honestidad, del sumar, del escuchar, de educar en libertad… El cantante de Maldita Nerea anda ajetreado estos días con la salida del disco y preparando el concierto que ofrecerá el grupo nada menos que en el Wizink Center de Madrid el 14 de febrero, pero se permite charlar con Murcia Plaza con tranquilidad, sin prisas, recordando al niño que aprendió a escucharse y se convirtió en una estrella que no quiso brillar demasiado. Ya lo hace por él una tortuga.
Dices que este disco es diferente a vuestros anteriores trabajos, que hay un cambio importante en él, ¿a qué te refieres?
La forma en la que me he introducido en las historias de este álbum es muy diferente al resto de trabajos anteriores. Ha sido un viaje mucho más directo, pero sin perder la profundidad del contenido de nuestras letras. Nosotros hablamos de cosas muy profundas; hablamos de amor, pero de amor propio. No del desamor o de las ausencias que son tan comunes en la música pop. No, nosotros hablamos desde la plenitud de aquel que busca quererse, hablamos de sumar. La forma de llegar ahí ha sido muy diferente y se tiene que ver en el resultado.
En el estribillo de Un planeta llamado nosotros cantas: "Hace falta más personas como tú y menos miedo". ¿Qué habéis querido decir con esta canción?
Lo que hemos querido decir es que todos somos imprescindibles. Mi planeta está donde está la persona que quiero y si yo quiero cuidar mi planeta tendré que cuidar de esa persona. Y para eso es imprescindible escucharla. Es un mensaje muy sencillo, pero muy profundo.
¿Y a qué tenemos que tenerle menos miedo?
El principal miedo que tiene el ser humano es a su propia libertad. En los colegios les decimos a los niños todo el tiempo lo que tienen que hacer. Crees que eso es lo más seguro, cuando lo más seguro es conocerte a ti mismo y a tu certeza.
Sientes una especie de predilección por Te prometo libertad. Has dicho, incluso, que es la canción más grande que has escrito.
Yo lo siento así. Me lo encargó un supermaestro, un pedagogo muy conocido llamado Francesco Tonucci, quien propuso a un murciano como yo algo tan chulo como hacer una canción sobre la palabra dejar, en referencia a que cuando superprotejemos a los niños no les dejamos ser. No pensaba incluirla en el disco, pero salió Te prometo libertad, con esa pregunta latente de ¿cómo voy a ser libre si no me dejas libertad? Es un mensaje tan abierto que creo que va a caber mucha gente y que puede perdurar mucho.
¿Cómo te gustaría que vuestro público acogiese este nuevo trabajo?
Mi sueño de niño era hacer canciones para que fueran cantadas y nuestra intención es que se cante todo lo que se haga sobre el escenario. He tenido la suerte de que es algo que se ha repetido a lo largo de mi carrera. Significa que el mensaje está dentro de la persona, que lo ha hecho suyo; y al salir al exterior y cantarlo junto a la multitud es cuando se convierte en nosotros, como el título del álbum: Un planeta llamado nosotros.
La portada del disco es especialmente luminosa. Y la tortuga luce un corazón en su caparazón. ¿Qué significado le habéis querido dar?
Es obra de un murciano de adopción, Eduardo del Fraile, que ha diseñado casi todas las portadas de Maldita Nerea Le transmití que iba a haber muchos cambios en mi vida y decidió hacer la tortuga mucho más poliédrica. Cada canción tiene una tortuga diferente y la de la portada es de Un planeta llamado nosotros; tiene un corazón dentro, representando el amor propio de cada uno. Eduardo le quiso dar esa luminosidad porque él entendió que éste es uno de los discos más luminosos que tenemos. El hecho de que toda mi discografía la representen tortugas me permite salir a la calle sin ser reconocido, algo completamente único en la música pop española. Poder llevar una vida anónima a pesar de tener un cancionero tan conocido, no existe. Lo digo con humildad, pero es así y es maravilloso. Llevo una vida completamente normal sin que nadie me conozca. Y es gracias a esa tortuga.
¿Te consideras un músico que ejerce como educador o un educador que hace música?
No sabría decir donde está la línea. Los músicos tenemos un atril privilegiado porque somos muy escuchados, ha sido así en todas las culturas y por alguna razón ancestral, no sé por qué, la música está en la cúspide de la comunicación humana. La gente te da mucho y procuro ser honesto, hacer cosas que entretengan pero que les sumen tanto como a mí lo que ellos me dan. Si yo estuviera hablando de mí mismo solamente, sería un coñazo Quiero cosas de valor para todos, no sólo para mí. Por eso no hablo de mis faltas (ausencias), hablo de mis plenitudes para que sirvan a los que me escuchan.
Quiero cosas de valor para todos, no sólo para mí. Por eso no hablo de mis faltas (ausencias), hablo de mis plenitudes, para que sirvan a los que me escuchan
Paralelamente a tu trabajo como músico, presides la Fundación Promete y ofreces muchas charlas relacionadas con la educación…
Hace tiempo me di cuenta de la transcendencia que el mensaje de un músico puede llegar a tener y me puse al servicio del proyecto ético por excelencia, que es la educación. Ahí están todos las disciplinas relacionadas con el desarrollo del ser humano. En la Fundación Promete doy el cien por cien. Nuestro objetivo es poner al individuo en el centro del modelo educativo y escucharle. Cada niño es absolutamente único y tenemos que ser capaces de desarrollar todo ese potencial humano. Hemos creado un modelo que es perfectamente implantable en cualquier escuela del mundo, sin entrar en conflicto con el sistema educativo, donde queda probado que el potencial humano queda desarrollado dentro de la escuela.
¿Sobre qué vas a hablar en las jornadas de Innovaedum?
Al tiempo que hago la gira de música, la hago también de conferencias. Voy a contar mi historia, la historia de como un niño que creció pensando que no tenía ningún tipo de talento es capaz de transformarse escuchándose. Para conocerte tienes que escucharte y recibir los apoyos necesarios. Cuando uno cuenta una historia capta la atención de los otros, eso está muy estudiado en la neurociencia. Los seres humanos somos contadores de historias e intento hacer partícipe al oyente de un viaje a través de mi historia para que viva la suya. Porque lo que realmente me interesa es que la gente cuente su historia no la mía. También hablaré de cómo me cruzo con el mundo educativo a través de mis canciones y como muchos de mis temas han acabado en las aulas sin que yo lo pretendiera. De hecho, en este disco he hecho tres canciones ex profeso para las aulas.
Es casi inevitable preguntarte por el famoso pin parental. ¿Qué opinión te merece?
Es la polémica de turno. Nos estamos centrando en estas cosas como si fueran fundamentales, cuando lo fundamental es escuchar al niño. Una de las bases de nuestra educación es la confianza en los maestros. Cuando se cierra la puerta del aula el profesional tiene que ser capaz de trabajar en libertad para ofrecer esa libertad a los niños. Todo lo demás es absolutamente accesorio, venga del color que venga. La educación no tiene ideología, por lo tanto no se la pongamos los demás. Creo que este tema es una herramienta política y que los maestros saben donde tienen que estar, en lo que es su vocación, que son los niños.