BRUSELAS. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recibió un aluvión de críticas por parte de los eurodiputados, tras reconocer ante el Parlamento Europeo en sesión plenaria que había confiado en exceso en el compromiso de las empresas farmacéuticas al contratar la investigación y producción de la vacuna contra la covid-19. El final de su discurso fue un llamamiento a la unidad de los europeos. “Solo enfrentaremos este desafío si nos mantenemos unidos. Nuestro enemigo común es el virus”, manifestó.
Su intervención en el Parlamento no estuvo exenta de humildad, al tiempo que la presidenta se mantenía firme en su iniciativa del pasado verano. “Es un hecho que no estamos donde queremos estar hoy en la lucha contra el virus. Llegamos tarde a la autorización. Éramos demasiado optimistas sobre la producción en masa. Y tal vez estábamos demasiado seguros de que lo que pedimos se entregaría a tiempo”. Éste fue el mea culpa que entonó Von der Leyen, en su discurso, antes de que los miembros de la Cámara tomaran la palabra.
Desde el apoyo a la vacuna rusa, que Hungría compró hace meses, hasta el reproche de “por qué las vacunas hechas en Europa no se quedan en nuestro continente”, la sombra del caso AstraZeneca sobrevoló el hemiciclo durante toda la mañana. Esta empresa se ha negado a distribuir las dosis precontratadas y pagadas por la Unión Europea, con la excusa de problemas en sus fábricas belgas, mientras ayer comenzaba a llegar su lote de vacuna a Marruecos.
El temor a que esa actitud sea seguida por otros fabricantes ha obligado a la Unión Europea (UE) a aprobar un mecanismo de control y prohibición de la exportación de las vacunas por parte de las empresas con la que existe un precontrato. En todo caso, esta medida se aplicará sólo a las dosis fabricadas en territorio europeo y mientras no se haya cumplido con el calendario de distribución de las dosis ya compradas y pagadas.
“¿Por qué aún no tenemos acceso a los contratos y por qué no se publican sin censurar”, le espetaba otro diputado del grupo de Los Verdes, ante la falta de transparencia del proceso de contratación, que hasta el momento sólo ha logrado el acuerdo con tres laboratorios para publicar sus contratos, aunque censurados. “El control democrático no puede depender de una trasparencia limitada, que además le favorecería a usted frente a los Estados miembros”, reclamaba parte de la Cámara.
Y, “¿por qué dependemos de unas empresas a las que hemos subvencionado la investigación previa?”, se seguían preguntando sus señorías. En este sentido, se han reclamado las patentes sobre las que la UE haya tenido parte de financiación en el proceso de investigación.
Ante la acusación de que el proceso de vacunación está siendo lento, en parte por el incumplimiento de los laboratorios en la producción y entrega de las dosis ya pagadas, La presidenta Von der Leyen dio varios datos. “En Polonia, el 94% del personal médico y el 80% de los residentes de los hogares de ancianos habían sido vacunados a principios de febrero. En Dinamarca es incluso del 93% en los hogares de ancianos. Y en Italia hasta la fecha tenemos más del 4% de la población en general la que ha recibido una vacuna”, manifestó.
También se refirió a otras cifras constatando que, desde diciembre, “se han entregado en Europa un total de 26 millones de dosis de vacunas. Se han vacunado más de 17 millones de personas. Y trabajaremos lo más duro que podamos para alcanzar nuestro objetivo de vacunar al 70% de la población adulta de Europa a finales del verano”.
Al mismo tiempo, se reafirmaba en la estrategia de compra que lideró el pasado verano la Comisión Europea. “Era y es correcto que los europeos encargáramos la vacuna juntos y ahora la compartimos en solidaridad”, declaró Von der Leyen. “Odio imaginar lo que habría significado si unos pocos Estados miembros importantes hubieran obtenido la vacuna y el resto se hubiera marchado con las manos vacías. ¡Qué hubiera significado eso para nuestro mercado interior y para la unidad de Europa! Sería el final…”, afirmó con alarma ante la posibilidad de que el proyecto europeo se pudiera desintegrar.
Por adelantado, la presidenta respondió a las críticas que esperaba por el retraso en la estrategia de vacunación, reconociendo que no podrá cumplirse el calendario aprobado antes de navidad. “Todos estábamos muy concentrados en el desarrollo de vacunas. Pero hemos subestimado la dificultad de la producción en masa. Normalmente, se necesitan de cinco a diez años para producir una nueva vacuna. La hicimos en diez meses. Pero la ciencia ha superado a la industria”.
Y explicó que la producción de nuevas vacunas es un proceso muy complejo. “Simplemente no es posible montar un sitio de producción de la noche a la mañana. Además, estas vacunas tienen hasta 400 componentes, y la producción involucra hasta 100 empresas”, añadió Von der Leyen. En este punto, la presidenta anunció que se ha creado un grupo de trabajo, Task Force, “para incrementar la producción industrial de vacunas, bajo la autoridad de Thierry Breton, el Comisario a cargo del Mercado Interior. El objetivo es detectar problemas y ayudar a resolverlos. La industria debe seguir el ritmo de la ciencia”.
E insistió, poniendo el foco en las estrategias de vacunación a nivel nacional, en que “Europa ha invertido miles de millones de euros en capacidades, por adelantado. E instamos a los Estados miembros a planificar el lanzamiento de sus vacunas”, por lo que les pidió “previsibilidad”.
La presidenta se refirió también a la incertidumbre científica respecto al virus y a ls múltiples variantes que se van descubriendo. “Casi todos los días escuchamos noticias de diferentes variantes y lo contagiosas que son. Todavía no tenemos el panorama completo en lo que respecta a la efectividad de los tratamientos y las vacunas en nuevas cepas”. En este punto, adelantó el lanzamiento la próxima semana del nuevo proyecto HERA, para la preparación contra nuevas variantes.
Entre los nuevos retos enumerados, están adaptar la normativa europea, una secuenciación rápida y una caracterización clínica de nuevas mutaciones. Y, recordó Von der Leyen, “necesitamos el intercambio sistemático de muestras y datos a través de redes y laboratorios”. Porque “estamos tratando con vacunas de ARNm completamente nuevas, nunca antes fabricadas a escala. Uno de los cuellos de botella actuales está relacionado, por ejemplo, con solo dos moléculas sintéticas: si tuviéramos solo 250 gramos más de estas moléculas, dicen las empresas, podrían producir un millón más de dosis de vacuna”, explicó la presidenta haciendo un llamamiento a la comunidad.
Como solución inmediata, apostó por "mejorar la capacidad de aumento de la producción e impulsar la cooperación entre el sector público y privado. Porque debemos asegurarnos de que, a pesar de los futuros mutantes, estaremos a salvo el próximo invierno y más allá”. Al tiempo que prometía al Parlamento que “pueda examinar todos los contratos que hemos firmado”.
Por último apeló a la solidaridad con otros países, apelando al mecanismo financiero mundial, COVAX, del que la UE es el máximo contribuyente con 850 millones de euros para exportar vacunas a países que no las pueden comprar. “El acceso a las vacunas para los países de ingresos bajos y medianos tiene tanto que ver con nuestro propio interés como con la solidaridad, porque nuestra responsabilidad se extiende mucho más allá de las fronteras europeas”, declaró.
En este punto, recordó los compromisos de las empresas en cuanto a la producción en territorio europeo y el mecanismo de autorización y transparencia de las exportaciones para evitar que los laboratorios vendan las ya pagadas por la UE. “Para ser muy claros: no pretendemos restringir a las empresas que están cumpliendo sus contratos con la Unión Europea. Y hay una exención automática para las exportaciones a los países del EEE, para los Balcanes Occidentales y el resto de nuestra vecindad, para las necesidades humanitarias y para los 92 países de ingresos bajos y medios cubiertos por COVAX. Por tanto, Europa siempre está dispuesta a ayudar. Pero insistimos en nuestra parte justa”.
En cuanto a las críticas por el retraso en la autorización de las vacunas, respecto de otros países como el Reino Unido, Ursula von der Leyen recordó la garantía de la UE. “Cuando se trata de inyectar una sustancia biológicamente activa en una persona sana, confiamos en el proceso de control de la EMA, nuestra Agencia Europea de Medicamentos. Sí, eso significa que la aprobación toma de tres a cuatro semanas adicionales. Y ese tiempo extra es una inversión esencial para la confianza y la seguridad”.
No obstante, adelantó los planes para acelerar este proceso, mejorando el intercambio de datos de ensayos clínicos con la EMA, lanzando una nueva red europea de ensayos clínicos y un nuevo marco regulatorio para permitir que la EMA revise las vacunas lo más rápido posible.
Por su parte, la presidenta de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Iratxe García, ha señalado que “adoptar una estrategia europea de vacunación era la decisión acertada y la única posible”, y ha abogado por “dejar los mensajes catastrofistas”. García ha subrayado que “la UE no tiene competencia en el área de sanidad” y ha pedido “dotarla de más instrumentos para que pueda reaccionar de manera más rápida y eficaz ante futuros retos”. Además, ha reclamado que el Parlamento tenga un instrumento de seguimiento con la Comisión Europea, donde los responsables puedan rendir cuentas, porque “hemos invertido mucho dinero público y necesitamos saber lo que se está haciendo con él”.
También el vicepresidente del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE), el eurodiputado valenciano Esteban González Pons, ha insistido en la necesidad de la solidaridad entre los europeos para superar la crisis provocada por esta pandemia. “Ahora que Hungría compra vacunas a Rusia por su cuenta; que Alemania proyecta adquirir 600 millones de dosis al margen de la Comisión Europea; que Rusia busca dividirnos ofreciendo su Sputnik a unos sí y a otros no; que Reino Unido ha convertido el proceso de vacunación en el primer pulso político post-Brexit; que Serbia vacuna más rápido que la UE gracias a los chinos; ahora es el peor momento para mostrar desunión”, ha asegurado.
No obstante, apeló a que “la solidaridad europea está funcionando en un continente sin fronteras” y defendió que, “si no fuera por la compra masiva de vacunas por parte de la Comisión Europea, muchos países europeos, el mío por ejemplo -por falta de peso político o presupuesto-, no empezarían a recibir vacunas hasta que Alemania o Francia hubieran acabado sus procesos de vacunación, quizá después del verano”. En su opinión, “la decisión europea de centralizar la compra de vacunas nos ha ahorrado una vergonzosa competencia al alza por el precio, y el drama de no tener en muchos países con qué proteger a millones de europeos”.