China no tenía prisa, pero la guerra de Ucrania se ha cruzado en su camino. El centenario de la República Popular China y del Partido Comunista, cuyo advenimiento en 2049 anunciaría su liderazgo mundial, podría precipitarse. Los movimientos de la OTAN, con la cumbre de Madrid en 2022 y la presencia de los aliados del Indo-Pacífico, fueron el detonante. Allí estaban Nueva Zelanda, Australia, Corea del Sur y Japón. La OTAN anunciaba la era de "competición estratégica" con China, mientras la armada de Xi Xin Ping paseaba su poderío militar frente a las costas de Taiwan, la isla de la vergüenza, en donde se refugió el gobierno de China tras el triunfo de Mao Tse-Tung.
No, aún no se conoce toda la fuerza armamentística de China, porque no la ha utilizado en sus 74 años de paz ni la ha querido mostrar, más allá de los coloridos y asombrosos desfiles nacionales de una espectacular y disciplinada perfección que causa pavor, como el de 2019, preludio de la pandemia. Esperadas y aclamadas son las paradas de los ejércitos chinos y los desfiles femeninos, que provocan tanta admiración como respeto, con sus formas, dibujos y colorido perfectamente coordinados durante la marcha.
Con la visita inesperada hace casi un año de Nancy Pelosi, secretaria de Estado del gobierno de Joe Biden, Pekín anunció maniobras militares con fuego real cerca de la isla de Taiwan. Y el 22 de agosto de 2022, la armada china se paseaba por el Estrecho de Formosa sin ningún pudor. Era un aviso a navegantes para el gobierno de Taipei, que seguía estrechando lazos con Estados Unidos y que, junto a Japón, Corea del Sur, Filipinas y Singapur forman un anillo que cerca a China con las fuerzas estadounidenses: 160 bases militares, casi 100.000 soldados y la Séptima Flota.
¿Y qué hace China, además de desfilar? Fuentes cercanas a círculos industriales asiáticos hablan de la construcción acelerada por parte de China de una plataformas semejantes a las utilizadas en el desembarco de Normandía, salvando las avanzadas distancias técnicas actuales. Se trataría de una especie de pasarela y puente flotantes que salvarían las distancia entre los buques chinos y la costa de Taiwán, a unos 130 kilómetros el punto más cercano. Las que permitieron el desembarco del ejército aliado en Francia en 1944, el día D y a la hora H durante la Operación Mulberry, tenían 1.000 pies de longitud. El material fue trasladado con vehículos por medio de puentes flotantes y tres plataformas fueron proyectadas. Durante toda la Batalla de Normandía desembarcaron dos millones y medio de hombres, 500.000 vehículos y cuatro millones de toneladas de material. La Armada china parece preparar unas pasarelas de acero que multiplicarán esta cifra en longitud y capacidad considerablemente.
Los avances científicos y la tecnología del siglo XXI deparan sorpresas digitales. Y el gobierno de la Unión comienza a prepararse con asociaciones estratégicas en la zona. Durante la Presidencia española de la Unión Europea, que ahora comienza, el comisario Thierry Breton viaja a Japón en el verano del Año III d.C. -después de la Covid-, para impulsar asociaciones estratégicas como las de Inteligencia Artificial (IA) y semiconductores.
Con el ministro de Asuntos Internos y Comunicaciones, Takeaki Matsumoto, firmará un Memorando de Entendimiento sobre la Conectividad del Ártico. Tendrá una reunión bilateral con Taro Kono, Ministro de Asuntos Digitales, antes de co-presidir la primera Reunión del Consejo de Asociación Digital Ministerial UE-Japón. También se reunirá con Tetsuro Higashi y Atsuyoshi Koike, de Rapidus, para discutir la Ley de Chips de la UE. Pero el momento clave será la conferencia sobre Conectividad Internacional Segura, enfocándose en cables submarinos y redes móviles seguras. ¿Nos suena?