(El artista colombiano murió un día después de inaugurarse este exposición, a la edad de 91 años)
MURCIA. "No he pintado una persona gorda en mi vida", ha asegurado el artista colombiano Fernando Botero en alguna ocasión. De hecho, sería un error verlo así, ya que lo que ha buscado el pintor y escultor de Medellín -que actualmente tiene 91 años- ha sido expresar el volumen, darle protagonismo y hacerlo monumental. "Como si fuera casi comida, arte comestible. El arte debe ser sensual", explicaba. Ahora, los murcianos podrán saborear ese estilo propio e inconfundible pintando lo que ya otros pintaron antes (el boterismo) y disfrutar de su mundo de proporciones descomunales gracias a la exposición que la Fundación Cajamurcia ha inaugurado este jueves (20 horas) en el Centro Cultural Las Claras, donde permanecerá abierta hasta el 26 de noviembre.
Fernando Botero. Sensualidad y melancolía es, sin duda, una de las exposiciones de la temporada en Murcia, por la relevancia del artista y por incluir entre el medio centenar de obras que la conforman piezas que nunca antes se habían expuesto en España; entre ellas algunas acuarelas realizadas en los últimos meses. Y es que como, ha señalado su comisaria, Marisa Oropesa, Botero jamás ha dejado de crear, "porque para él es como respirar". La experta en arte estuvo acompañada en la presentación de la exposición en Las Claras por Cristóbal Belda, catedrático de Historia del Arte, y Pascual Martínez, director de la Fundación Cajamurcia.
Se trata, por lo tanto, de una exposición que recorre la evolución del artista desde los años 70 hasta sus creaciones más recientes, a través pinturas icónicas, esculturas en bronce, dibujos y acuarelas de gran impacto visual. Unas obras en las que están presentes todos los temas recurrentes y la diferentes técnicas empleadas por Botero, que bebe tanto de la cultura colombinas y el muralismo mexicano como del Renacimiento italiano.
El espectador podrá esbozar una sonrisa ante muchas de las obras salidas de la imaginación de Botero, que en muchos casos tienen un punto naif, pero de las que también emana una cierta soledad (existiendo un paralelismo con su compatriota García Márquez). Y es que ambos destacaron por ir contracorriente. "Lo que yo hago es revolucionario, va contra el orden establecido. Para uno ser artista tiene que estar en desacuerdo y, mientras más en desacuerdo esté, más importante es. Si no, uno es un seguidor, no un artista", recuerdan unas palabras de Fernando Botero reproducidas en la sala de exposiciones de Las Claras, que inaugura nueva iluminación con esta señalada exposición.
Las raíces colombianas del artista están presentes en temas relacionados con la música, el carnaval y el baile. No podía faltar tampoco el universo femenino a través de distintos iconos cristianos, la tauromaquia (una mujer torera cuya imponente presencia destaca con la pequeña figura de un matador) o los desnudos. Asimismo, las naturalezas muertas y el plein air en sus creaciones demuestran que Fernando Botero ha sido capaz de abordar los grandes temas de la historia del arte y, a la vez, escenas de la vida cotidiana con el mismo talento.
La trayectoria de Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) es una de las más destacadas del panorama artístico mundial, ya que ha sido capaz de desarrollar un lenguaje propio reconocible, con una personalidad inconfundible gracias a su inigualable uso del volumen en las formas, que otorga esa voluptuosidad típica a sus figuras. Un volumen que le acompaña desde que se inició en la pintura, pero que realmente no llegó a desarrollar hasta que se instaló en Europa y pudo apreciar de cerca las características del Renacimiento.
Otra de sus señas de identidad es la paleta que elige a la hora de crear: el artista domina el uso del color de una forma vibrante, logrando que en sus obras el cromatismo empleado sea una de sus características más identificables. De hecho, hay mucha influencia del Renacimiento italiano en los colores de sus pinturas
"La mirada de Botero traspasa la realidad y se deja llevar por su imaginación desbordante. Esa imaginación es la que ha logrado que su universo sea identificable a primera vista y que su trazo sinuoso y voluminoso le hayan llevado a tener un estilo propio conocido mundialmente como boterismo", afirma Marisa Oropesa, quien recuerda que es un gran trabajador, quizá el artista contemporáneo con más obra después de Picasso, quien siempre ha trabajado solo, de forma artesanal y renuciando a tener ayundantes o un taller detrás.