El analista tiene claro que los bancos centrales no van a poder ser tan agresivos en las anunciadas políticas de subidas de tipos de interés
MADRID. Después de un primer semestre durísimo para las bolsas, la primera semana de julio ha mostrado un cierto tono alcista, y claro una de las preguntas más repetidas que he recibido -especialmente el jueves y el viernes-, ha sido que si ya hemos visto lo peor en las bolsas. Adelanto que mi respuesta ha sido no en todos los casos, pero ¿por qué este comportamiento 'más comprensivo' por parte de los inversores en las últimas dos semanas donde las bolsas han permanecido más 'estables'?.
Como siempre podemos encontrar explicación para casi cualquier movimiento de los mercados, ya sea positivo, ya sea negativo o ya sea por carencia de tendencia… Esta semana no ha sido una excepción. Muchos se han apoyado en China, después de conocerse los planes de ayuda anunciados, con el objetivo de compensar la desaceleración económica que supuso la implementación de las políticas 'cero covid'.
Pero, sobre todo, uno de los argumentos más repetidos por los que estimaban que las bolsas podrían haber detenido su proceso de pérdidas, ha sido la expectativa de que, puesto que se admite que las economías occidentales van a una recesión de forma inevitable, (ver la evolución de los precios de muchas materias primas industriales), los bancos centrales no van a poder ser tan agresivos en las anunciadas políticas de subidas de tipos de interés.
Como decimos, estos argumentos han servido a muchos para justificar que estamos en un soporte consistente. El hecho de que los inversores hayan sido reticentes a reducir de forma considerable sus posiciones en renta variable, hace más probable que pueda haber próximas decepciones y mayores caídas en próximas semanas en la renta variable. Y algunos argumentos, desde el punto de vista negativo, han llegado para desestabilizar la 'relativa tranquilidad' de las dos últimas semanas.
Ya en los últimos días, la publicación de las actas de las últimas reuniones de la FED y del BCE mostrando su determinación a actuar con contundencia contra la inflación como objetivo principal, comenzaron a desarmar los argumentos optimistas. Desde hace unas horas avanza también la idea de que Rusia proceda al corte definitivo de suministro de gas, lo que llevaría inevitablemente a una importante recesión tanto en Alemania, como en el conjunto de la Eurozona.
El viernes 8, la publicación de un dato de empleo en EE UU sólido y consistente, por encima de las previsiones, así como una tasa de paro que se sitúa por tercer mes consecutivo en el 3,6%, han hecho que los inversores vuelvan a pensar que la FED tiene vía libre para endurecer su política monetaria y los principales índices se alejaron de los máximos de la sesión.
El lunes 11 comenzó con un claro tono bajista. Parece que en China han detectado una nueva variante de Omicron más infecciosa y otra vez cunde el miedo a nuevos confinamientos y cierres, que agravarían la situación generada por lo ocurrido en los últimos meses.
Además, esta semana comienza la campaña de publicación de resultados empresariales correspondiente al segundo trimestre del año y promete ser muy interesante. El deterioro de las expectativas empresariales es muy probable, sobre todo considerando cómo se han rebajado de forma generalizada las estimaciones de crecimiento económico, tanto por organismos públicos como privados, y cómo esta rebaja no ha tenido reflejo en las estimaciones de resultados por parte de los analistas, que todavía se mantienen al alza.
Esta campaña será una buena piedra de toque para comprobar cómo están afrontando el contexto económico las compañías. Es probable que los inversores castiguen a las cotizadas que decepcionen con sus cuentas, y esto sería un peso muy importante para el mantenimiento de los índices en actuales niveles. Así que, como vemos hay un conjunto de argumentos, lo suficientemente contundentes como para justificar que todavía no hemos visto lo peor en las bolsas.
Antonio Castelo es analista de iBroker
Se trata de una decisión crítica para los planes de inversión a largo plazo, que afecta tanto a la renta variable como a la renta fija