CARTAGENA. La concejalía de Sanidad prepara la nueva ordenanza reguladora de las colonias felinas del municipio. Antes, la concejalía que dirige Gonzalo López Pretel, llevará a cabo una consulta pública, paso previo a la redacción de dicha norma, con el fin de regularizar las colonias felinas existentes y la creación de nuevas colonias, estableciendo los requisitos sanitarios y de salubridad necesarios para su autorización.
Habida cuenta de la problemática existente ante la "proliferación descontrolada" de los gatos comunitarios, y del riesgo sanitario y para la salubridad que tal situación implica, "resulta necesaria la tramitación de una disposición reglamentaria que regularice las colonias felinas del municipio", ofreciendo un mayor control poblacional y sanitario de las ubicaciones de las mismas y de los individuos que las componen, "quedando justificada la necesidad y conveniencia del inicio del procedimiento para la elaboración de una ordenanza municipal reguladora de las colonias felinas del municipio de Cartagena", esgrimen desde la Concejalía.
Las colonias felinas están formadas por grupos de gatos asociados a un territorio con diferentes grados de socialización, que viven en libertad y que dependen principalmente de los recursos que, voluntaria o involuntariamente, les ofrecen los seres humanos para su supervivencia. La formación de las colonias es siempre ocasionada por el comportamiento negligente o irresponsable de las personas, ya que los gatos que las forman provienen o bien de animales abandonados o perdidos que han vuelto a estados de poca socialización por miedo o bien de camadas nacidas en la calle de gatas que vagan libremente desde sus domicilios y que no están esterilizadas.
Por tanto, se da por iniciado el trámite para escuchar a los interesados en este asunto "y poder hacer una normativa adecuada a la ley y a la demanda social, con los siguientes objetivos:
Contrariamente a lo que se pueda pensar, la implantación de una gestión integral no tiene nada que ver con la intención de perpetuar o fijar las poblaciones felinas en libertad. Muy al contrario, la estrategia de esterilización y retorno, correctamente aplicada, ha demostrado ser una medida eficaz que, combinada con medidas de adopción de ejemplares sociables, control del abandono y de la cría, puede llevarnos a una reducción drástica a medio plazo de las poblaciones felinas en libertad.
La gestión y control de las colonias felinas recae sobre las entidades locales, tanto porque es necesario para homogeneizar los modelos de trabajo, registro de poblaciones y recogida de datos y para dotar de recursos públicos necesarios a la actividad, sin los que sería imposible lograr una intervención exitosa. Por otra parte, la colaboración ciudadana y de entidades de protección animal, como actores plenamente implicados en el modelo de gestión, es necesaria y fundamental para conseguir llegar a todas las colonias con un modelo coordinado y estandarizado.
Los gatos de las colonias pertenecen a la especie Felis catus, la misma de cualquier felino doméstico. La diferencia entre estos gatos y los que pueden vivir junto con cualquier familia es su grado de socialización con el ser humano, que suele ser escaso o nulo. La formación de las colonias es siempre ocasionada por el comportamiento negligente o irresponsable de las personas, ya que los gatos que las forman provienen o bien de animales abandonados o perdidos que han vuelto a estados de poca socialización por miedo o bien de camadas nacidas en la calle de gatas que vagan libremente desde sus domicilios y que no están esterilizadas.
Una vez estos animales logran recursos para sobrevivir, proporcionados por el entorno humano voluntaria o involuntariamente o, las menos de las veces, mediante depredación de presas naturales, la reproducción incontrolada de los mismos nos lleva a un problema de superpoblación. Cabe recordar que el entorno urbano es un entorno hostil para un animal que está domesticado desde hace cientos de años, por lo que finalmente estas situaciones de superpoblación y entorno inadecuado provocan un sufrimiento injustificado en los gatos, que como sociedad no podemos ni debemos permitir.
Por su carácter territorial, los gatos son animales que se apegan enormemente a los lugares donde viven. También desarrollan conductas afiliativas hacia los miembros de su grupo social, estructurando las colonias en grupos de madres con cachorros y algún macho reproductor que puede tener carácter errante. Es importante tener en cuenta sus características como especie, porque son las que nos marcarán la forma correcta de actuar para mantener el bienestar animal.
Debemos entender que los gatos que no están socializados con el ser humano y viven en su territorio están vinculados al mismo, esto quiere decir que, salvo excepciones tasadas, los gatos no deben ser retirados de los lugares donde viven, ni separados de sus vínculos afectivos, sino que deben ser controlados de una forma responsable y completa en los lugares donde tienen establecidas sus colonias. Además, el confinamiento y la exposición al ser humano en gatos sin socializar pueden suponer un grave problema de bienestar animal, pudiendo clasificarse, en algunos casos, como maltrato.