Una vez celebradas las elecciones en Extremadura, los líderes de los respectivos partidos en Murcia los han valorado. Mi particular valoración de su valoración es que todos ellos confunden sus deseos con la realidad o, al menos, lo fingen. Según Fernando López Miras, dirigente del PP y presidente del Gobierno regional, Vox no debería bloquear la formación del Gobierno extremeño porque el PP ha obtenido una victoria muy amplia. Aduciendo que ha alcanzado el 43% de los votos mientras que Vox solo ha subido hasta el 17%, Miras pide a Vox que comprenda que debe gobernar el PP. ¿Es razonable lo que dice? Sí. ¿Le hará caso Vox? No. Los adictos al humorista inglés P. G. Wodehouse sabemos que el astuto mayordomo Jeeves atribuía el éxito de sus jugadas maestras a lo que él llamaba "la psicología del personaje". Pues bien, los dirigentes de Vox se comportan siguiendo lo que podríamos llamar “la psicología de los extremos”. Una de sus características es padecer una distorsión cognitiva que los lleva a comportarse como si hubiesen ganado las elecciones cuando solo son la tercera fuerza. Guste o no, eso es así, de modo que ya puede ir preparándose Guardiola, la dirigente extremeña del PP, a afrontar la siguiente disyuntiva: ceder a las exigencias de Vox o asumir un bloqueo político duradero. Como anuncié en mi artículo anterior, ración de magras con tomate a que negociará y, en última instancia, cederá. O eso, o dimitir y que coja el testigo un compañero más flexible.
Un buen candidato puede hacer subir un par de puntos el resultado y un mal candidato bajarlos tres puntos, pero no desencadenar una debacle de la magnitud de la extremeña"
Por su parte, los líderes del Partido Socialista se han apresurado a declarar que los resultados de Extremadura no son extrapolables a la Región de Murcia. ¿Por qué? Porque las elecciones extremeñas se han desarrollado en un contexto desfavorable, una delicada forma de decir que el candidato socialista estaba imputado por el asunto del hermano del presidente del Gobierno. En su opinión, las encuestas predecían una fuerte bajada del PSOE en Extremadura, pero prevén que se mantendrán estables en la Región de Murcia. Y eso se debería a que la murciana es una federación con perfil propio, al margen de la coyuntura nacional, una forma todavía más delicada de aludir a los casos de corrupción y acoso sexual que han aflorado en su partido. De nuevo, confunden sus deseos con la realidad. Es verdad que las encuestas les dan un número de diputados similar al actual, pero no es cierto que no les influya lo que llaman la coyuntura nacional. Es un error atribuir todo el descenso socialista en Extremadura a los defectos de su candidato. Según los estudios políticos, un buen candidato puede hacer subir un par de puntos el resultado y un mal candidato bajarlos tres puntos, pero no desencadenar una debacle de la magnitud de la extremeña. La corrupción, el machismo y las cesiones a los separatistas también han pesado en el caso extremeño y no hay ningún motivo para pensar que no influirán en los electores murcianos. Y tampoco deberían los líderes murcianos presumir de exhibir un perfil propio, pues son devotos del sanchismo. Si los socialistas extremeños han tenido que bregar con el cierre de la central nuclear de Almaraz, los murcianos apoyan el cupo fiscal catalán, tan dañino para los intereses regionales.
En tercer lugar, Javier Sánchez Serna, el secretario general de Podemos en la Región de Murcia, ha declarado que los resultados extremeños han demostrado que Unidas Podemos ha vuelto al escenario político. El motivo sería que Unidas por Extremadura ha obtenido el 10% de los votos y ha duplicado su número de diputados. Eso implica, según Serna, que Sumar ha fenecido políticamente por subordinarse al PSOE y que hay espacio para una izquierda trasformadora que solvente la desigualdad y la precariedad. Tiene bastante razón el podemita, pero olvida que IU sigue formando parte del Gobierno español y no ha dado la menor señal de que esté planteándose plantar a Sánchez. Por más corrupción y machismo que los rodee, sus ministros no están dispuestos a abandonar sus poltronas. Harán gestos de disgusto, exigirán un cambio drástico de conducta a los sanchistas, pero seguirán apoyándolos, pues también ellos se han subordinado al PSOE. Por no hablar de que aprueban las cesiones a los separatistas, como hacen todos los partidos con una concepción plurinacional de España. Solo una izquierda democrática nacional, que pensase que España es una única nación de ciudadanos con iguales derechos, estaría en condiciones de no subordinarse al sanchismo.
Un partido que ha obtenido el 17% de los votos y 11 diputados ha ganado a otro que ha obtenido el 43% de los votos y 29 diputados"
En el lugar de honor de los que confunden la realidad con sus deseos he situado a José Ángel Antelo, el líder de Vox en la región murciana. Según él, su partido ha sido “el gran vencedor de la noche electoral”. Así, como suena. Un partido que ha obtenido el 17% de los votos y 11 diputados ha ganado a otro que ha obtenido el 43% de los votos y 29 diputados. El hecho de que Vox haya duplicado sus resultados, mientras que el PP solo ha subido un diputado, no justifica que se considere el vencedor. Pero, inmune a la evidencia, Antelo ha declarado que aspira a ser la primera fuerza de la Región de Murcia en las próximas elecciones. Las encuestas le dan el 25% de los votos y 11 diputados, frente al 38% de los votos y los 19 diputados del PP, pero Antelo aspira a sobrepasar esa diferencia en los meses venideros. Es la peculiar psicología de los extremos. Otra ración de magras con tomate a que Vox no sobrepasará al PP en las próximas elecciones murcianas, aunque quizás logre superar al PSOE. Conclusión: los de la santa intransigencia deben ir haciéndose a la idea de que no ganarán las elecciones, pero Miras tendrá que negociar con unos personajes que estarán convencidos de haberlas ganado si suben lo suficiente.