MURCIA. Renaissance es el último disco de Beyoncé Knowles, un trabajo ambicioso de título igual de imponente donde todos los cortes presentan su propia genética. Un batiburrillo de géneros que convergen en uno mismo: el del mainstream gourmet capaz de alcanzar distintos públicos sin despeinarse ni bajarse del caballo lisérgico que aparece en la portada.
Para la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid Elena Herrera Quintana, autora de la tesis doctoral Beyoncé en la intersección: pop, género, raza y clase social: recepción y discursos en torno a su trabajo, “Renaissance es una trilogía, solo ha publicado el primer álbum, lo que se ha podido ver es solo una parte de todo el conjunto. El homenaje a la música y cultura de la electrónica pasando por los distintos subgéneros, haciendo especial referencia a las culturas lgtbiq+ del ball y del voguing; colocar la pista de baile en el centro del asunto… todo esto, dado el clima postpandémico y la homofobia rampante, me parece algo para celebrar. Pero, como ya digo, me da la sensación de que quedan muchas cosas por venir”.
Hace unas semanas la editorial Dos Bigotes publicó Beyoncé en la intersección. Pop, raza, género y clase, la adaptación de la mencionada tesis a un ensayo riguroso pero ameno. “Esta es la primera obra en castellano que analiza desde un enfoque multidisciplinar la trayectoria de la artista estadounidense y que ofrece un estudio pormenorizado de muchas de las influencias y referencias simbólicas de su carrera”, explican desde la editorial.
Herrera se fijó en Beyoncé como objeto de estudio tras “Su actuación en los MTV 2014 colocando la palabra FEMINIST fue un acto que me impactó muchísimo en un clima previo a todo lo que sucedió posteriormente. Hasta ese momento había habido pocas declaraciones tan explícitas en un espacio tan mainstream como una gala de premios de esa envergadura. Sin embargo, me di cuenta que no todo el mundo lo percibió con tanto optimismo así que hice un trabajo para el máster que cursaba en aquel momento. Conecté entonces con mucho contenido anglosajón, pero poco contenido hispanoparlante en la misma línea, con lo que el trabajo y el TFM posterior se quedaban cortos. La tesis me sirvió para conectar este acto, y el posterior álbum Lemonade, con una serie de debates que se habían tenido o se estaban teniendo dentro de los Estudios Culturales, pero también en el feminismo afroamericano en referencia a la figura de Beyoncé en conjunto. Debido al tema, me pareció que publicar un libro en España sobre esta cuestión era propicio”.
Al igual que en ensayos como Hey! Julio Iglesias y la conquista de América de Hans Laguna (Editorial Contra) o Making flu$, el trabajo coral dirigido por El Bloque y publicado por Plaza & Janés, en los que la música popular y comercial sirve como artefacto para tomar el pulso a la sociedad y el consumo, en Beyoncé en la intersección encontramos esa imagen panorámica de la actualidad social. “Creo que las categorías de alta/baja cultura siguen dirigiendo de forma implícita muchos de los análisis de la cultura pop contemporánea, esto no creo que sea muy operativo. La idea de la autenticidad es también una fuente de suspicacia cuando nos enfrentamos con esta cultura, primero por las visiones que se han fomentado de que se trata de una cultura artificial; y por otro lado, por el alcance, cuando los productos son consumidos por mucha gente (por la masa) parece que es sinónimo de falta de rigor o de, precisamente, falta de autenticidad, debido a esas visiones negativas históricas en torno a la idea de la masa. Sin embargo, estos grandes temas están ahí y forman parte también de esa cultura”, señala la autora.
El feminismo es uno de los temas centrales del ensayo. Elena repasa las manifestaciones de discursos feministas que ha realizado Beyoncé en sus declaraciones públicas. Escribe Herrera Quintana: “Beyoncé no deja de ser una mujer negra en el mundo por el hecho de tener dinero, de la misma forma que las directoras ejecutivas blancas de grandes empresas o las líderes políticas no dejan de experimentar situaciones de discriminación de género y misoginia por la posición que tienen o el dinero que ganan. Si algo sabemos de las estructuras sexistas y racistas es que son transversales y afectan a cada individuo de diversas formas. De lo que se trata es de ver el cómo y solucionarlo de un plumazo argumentando que las personas con dinero son ajenas o juegan fuera de las estructuras de opresión”.
“Como digo en el libro, no creo que debamos analizar estos discursos como un todo, porque no es lo mismo una celebridad haciendo unas declaraciones en sus redes o en una entrevista, que una marca adhiriéndose a unos valores. Creo que, a priori, tienen la misma validez que cualquier otro discurso feminista, de lo que se trata es de ver el cómo, el cuándo, el quién... evitando las conclusiones totalizadoras”.
La ensayista analiza en el libro las voces que cuestionan la ‘validez feminista’ de Beyoncé. “La pregunta de si las celebridades están ‘siendo’ feministas más que ‘haciendo feminismo’ ha estado en el aire en toda esta corriente del celebrity feminism; en realidad es otra forma de buscar la autenticidad”.
¿Puede resultar naif creer que la figura de un personaje mediático como Beyoncé pueda ser eficaz para el activismo? “No se si es eficaz para el activismo, pero sí que creo que su trabajo ha hecho una gran labor en la divulgación de ideas feministas y antirracistas, más allá de que no nos guste que lo haga desde lugares tan mainstream. Las implicaciones comerciales están presentes en cualquier producto cultural, ya sea el ensayo teórico más sesudo, el single pop del momento, o el disco punk autoeditado.
Para la investigadora hay más figuras del pop mainstream que pueden servir para el análisis sociológico. “Creo que habría mucho que analizar en el caso de Lizzo y la mostración de los cuerpos gordos en el mainstream, en contraposición quizás a la imagen de Adele en los inicios de su carrera. El caso de Taylor Swift y el desempeño de determinada blanquitud que, por un motivo u otro, interpela a la extrema derecha estadounidense, también es otro ejemplo interesante. El cambio de imagen de las hermanas Kardashian y su impacto en las estéticas y los cánones de belleza también daría para rato”.