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Paco Gómez Escribano, el primero en disparar en Cartagena Negra: "Lo mío son los antihéroes y los perdedores"

8/09/2020 - 

MURCIA. Paco Gómez Escribano será el escritor encargado de inaugurar la sexta edición de Cartagena Negra, las Jornadas de Literatura Negra, Policíaca y de Misterio que se celebran en la ciudad portuaria. Será este jueves, primero con un club de lectura sobre su última novela, Prohibido fijar carteles (17.00 horas) y con una conversaciones con el autor (19.00 horas). El 'lugar del crimen' será el Auditorio El Batel, con un aforo reducido debido a la pandemia del coronavirus (las jornadas también se podrán seguir por el canal de YouTube del Ayuntamiento). 

El escritor madrileño destaca en su género por la ambientación de sus obras en entornos donde la marginalidad y la delincuencia cobran un papel protagonista. Sus personajes principales no son policías heroicos, son antihéroes que sufren las consecuencias del sistema capitalista y se convierten en juguetes rotos que buscan sobrevivir.

¿Cuándo decide un ingeniero dedicarse a escribir?
Siempre me había gustado la literatura, la historia del arte y todo lo relacionado con las letras, pero cuando me tocó elegir qué hacer pues… la verdad es que me sentí influenciado porque nadie de mi barrio, Canillejas (Madrid), había ido a la universidad o algo parecido. En aquellos tiempos, nuestra perspectiva era encontrar un trabajo y ya está. Ya trabajando es cuando decidí estudiar la ingeniería. Sin embargo, yo siempre he sido un lector voraz y en un momento dado me dije: si flipo tanto leyendo, tengo que flipar mucho más escribiendo. Al principio escribí varias cosas que después acabaron en la basura. Más tarde, empecé a publicar novelas y hasta día de hoy.

¿Y por qué novela negra?
Tiene un problema la novela negra y es que engancha. Yo cuando leía las novelitas del Oeste y de detectives, cuando era jovencito, me di cuenta de que me enganchaba lo criminal y lo policíaco. También me pasó que cuando me acostumbré al ritmo de la novela negra, leer otras cosas puede aburrirme.

¿Cree que el género de la novela negra está en auge frente a otros?
Habría que hacer primero una diferenciación, lo que surge como novela enigma en la Inglaterra victoriana con Holmes y las novelas Ágatha Christie en el XIX y la novela negra de Estados Unidos que llega con la Gran Depresión con autores como Chandler. Si hablamos de novela negra como la americana, la que a mí me gusta, desgrana las cosas positivas y negativas de la sociedad capitalista: hay ricos y pobres; por tanto, hay conflicto y por eso este tipo de novela siempre ha estado ahí. En época de crisis se vende más y en época de apogeo pues se consumen más otros géneros. Además, en el panorama español hay muchas ramificaciones: thriller, policíaca, detectives, realismo sucio…

¿Qué evolución ve en su carrera como escritor, desde sus primeros trabajos hasta ahora?
Aunque hay críticos que consideran a la novela negra un género inferior, yo siempre le he tenido un gran respeto. Pero, cuando empecé a escribir no me creía capaz y comencé con dos thriller esotéricos: El circulo alquímico y Al otro lado. Más o menos, con redactar bien e inventarte una historia te vale. Pero con la novela negra no, porque utiliza una serie de recurso como la metáfora, la comparación o el símil que no todo el mundo domina. Yo he ido fallando y acertando hasta llegar a mi situación actual. 

A mí me gusta un escritor un poco infravalorado, William Riley Burnett, donde los protagonistas eran los delincuentes, los atracadores y los mafiosos, en lugar de los policías. Las películas adaptadas de sus novelas, como Pequeño César o La jungla de asfalto sí han tenido trascendencia. Yo he querido adaptar este tipo de historias a las que sucedían en mi barrio, cuando llegó la heroína y todos los problemas que conllevó.

Cuando era pequeño, a mí no me gustaba el séptimo de caballería o el FBI, a mí me gustaban los indios y los atracadores

¿Por qué se decanta por esos mundos un poco más oscuros?
Cuando decidí escribir novela negra, me di cuenta paseando por el barrio que podía plasmar todo aquello que había sucedido a mi alrededor. Mis novelas no son casos que resolver, son atracos, okupaciones de narcopisos, problemas de drogas… Desde que era pequeño, a mí no me gustaba el séptimo de caballería o el FBI, a mí me gustaban los indios, porque creía que tenían razón, o los atracadores, porque pensaba que ahí había cierta justicia social. Además, quería dar voz a la gente de mi generación, hijos de emigrantes de otros pueblos que se mataron a trabajar y que la sociedad se lo agradeció devolviéndoles a sus hijos en un ataúd porque se habían enganchado a la heroína. Creo que todo esto se puede plasmar muy bien a través de la novela negra.

¿Se ha planteado contar historias ambientadas fuera de Canillejas?
Alguna vez me lo he planteado pero al final termino escribiendo de mi barrio. Creo que hay una serie de sentimientos y de valores que son universales. Yo puedo escribir una novela de un ermitaño en el Tíbet y va a haber alguien en Venezuela o en Reino Unido que se va a poder identificar porque el sentimiento de soledad es universal. Pues lo mismo ocurre con mis personajes, que son antihéroes, perdedores, que tienen que conseguir unos objetivos y, normalmente, o no lo consiguen o lo hacen a un precio muy alto. Y esto es algo universal, da igual que lo ambiente en Canillejas, en Carabanchel, en Villaverde Alto o en una zona marginal de Murcia o de Nueva York.

¿Cómo trabajan sus novelas esa crítica social de la que hablábamos?
Mis personajes son víctimas. Yo lo que cuento explícitamente son unas historias ficticias inspiradas más o menos en historias reales e, implícitamente, quien lo lee se da cuenta de que estos personajes no deberían haber existido y que son víctimas de un sistema capitalista que los ha maltratado, tanto a ellos como a sus padres. Hay que darse cuenta de que somos una generación que viene de unos padres y unos abuelos que pasaron hambre; la primera generación sin guerra pero nos la metieron en la calle a través de las drogas y los problemas que derivaron. Todo lo que yo escribo implícitamente está cargado de crítica social.

En algunas de sus obras, como Lumpen, ha recurrido al humor. ¿Es un buen recurso en la novela negra?
El humor es recurrente. Hay un autores que cuentan historias de golpes que acaban mal o que están organizados de una manera más cómica. En mi caso, tengo algunos personajes que tienen escenas pues que inevitablemente te hacen reír. Son situaciones cómicas dentro de la situación dramática, sirve para dulcificar un poco la dureza de la historia.

Su novela con más realismo sucio

Su última novela, Prohibido fijar carteles, será de la que hablarán en el club de lectura. ¿Qué destacaría de ella?
Quizá es mi novela más salpicada de realismo sucio, es una novela de reencuentro y venganza. Hay tres chicos que fueron amigos de jóvenes, uno está en un bar emborrachándose, otro vuelve la Legión y otro está en la cárcel y lo sueltan. Hay una mafia rumana en el barrio que está traficando con droga y haciendo préstamos, y se tropieza con ellos, les hace una putada y estos, por dignidad y valentía, deciden vengarse. Es una novela con menos trama, me dedico a describir lo que les va ocurriendo y cuento las historias de cada uno de ellos, a cada cual más dramática. Todos tienen una serie de objetivos, que como buena novela negra, solo se consiguen parcialmente.

¿En qué consistirá ese club de lectura y esa charla posterior de Cartagena Negra?
El club de lectura mola porque deduzco que acudirán personas que hayan leído la novela. Luego, en el encuentro supongo que será Paco Marín el que me hará una especie de entrevista.

Sus novelas tendrían cabida dentro del cine quinqui, ¿le gustaría una adaptación?
Yo estaría encantado, lo que pasa es que esas cosas no dependen de nosotros, y menos de escritores que publicamos con editoriales independientes. Normalmente se hacen adaptaciones de autores que están en grupos que tienen periódicos, productoras, etc. Por mí, si me llaman, encantado, y si puedo participar en el guion, todavía más encantado.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Tengo varios. Hay una novela que tendría que haber salido en mayo pero que se pospuso con la pandemia, ahora está en imprenta. Es una novela que se llama 5 jotas, sobre el atraco a unos almacenes de jamones 5J. He intentado confrontar los sentimientos de los atracadores con los de las víctimas, los dueños de la empresa, a través de un narrados omnisciente. Si no sale para dentro de una semana o dos, saldrá para la primera de octubre. Además, tengo un poemario para diciembre.


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