MURCIA. Lo que comenzó como una curiosidad digital en las calles del centro para descubrir la historia de Murcia o encontrar un comercio cercano, se prepara para dar el salto definitivo a todo el municipio. A partir del próximo año, las placas de las calles dejarán de ser simples indicadores de nombres para convertirse en terminales informativos que ofrecerán, en tiempo real, desde los niveles de tráfico y polen hasta la calidad del aire de cada barrio y pedanía.
Para hacer realidad este despliegue, el Consistorio ya ha adjudicado el contrato a la empresa Alprint Soluciones Gráficas, ubicada en Santomera, por un importe de 308.259 euros y una duración de dos años. Esta inversión permitirá transformar la señalética tradicional en una ventana digital a la ciudad.
Al escanear estos códigos de colores, los usuarios podrán localizar al instante paradas de autobús, centros sanitarios, colegios o espacios culturales. Además, la accesibilidad es una pieza clave del proyecto, ya que las placas incorporan el sistema NaviLens, diseñado para que personas con discapacidad visual, auditiva o cognitiva puedan interactuar con el entorno sin barreras.
La gran novedad de esta nueva fase es su capacidad "meteorológica" y ambiental. El sistema informará en tiempo real sobre la temperatura y la sensación térmica, la humedad, la velocidad del viento e incluso los niveles de ruido, convirtiendo cada placa en una pequeña estación de datos al servicio del ciudadano.
Un despliegue organizado por barrios y pedanías
Para que la instalación de estas nuevas señales no afecte al ritmo de la ciudad, el pliego del contrato establece un protocolo de trabajo muy dinámico. La empresa adjudicataria no instalará las placas de forma aislada, sino que trabajará por "zonas homogéneas". Esto significa que el Ayuntamiento organizará los encargos en lotes de entre 30 y 40 placas situadas en un mismo barrio o en pedanías contiguas, buscando la máxima eficiencia en los traslados y el tiempo de ejecución.
La empresa tiene la obligación de colocar una media de 30 placas diarias. Esto significa que zonas amplias con un centenar de señales podrían quedar totalmente actualizadas en apenas cuatro días de trabajo. Para evitar errores, cada placa lleva un código de control que vincula el nombre de la calle con su ubicación exacta, asegurando que la información digital que aparece en el móvil del ciudadano sea siempre precisa y actualizada al segundo.