CARTAGENA. Los cerca de treinta autónomos que tienen licencia para instalar sus puestos en la Plaza Bohemia en La Manga tienen hasta el próximo 14 de marzo para prorrogar la vivencia de la concesión de las autorizaciones para poder montar los mismos en el mercadillo de Semana Santa.
Los requisitos que se solicitan son los siguientes:
a) Estar dado de alta en la Seguridad Social, así como al corriente de sus obligaciones tributarias con este Organismo.
b) Estar dado de alta en el correspondiente epígrafe del Impuesto de Actividades Económicas (IAE). En caso de exención o no sujeción de acuerdo con la normativa específica reguladora de este Impuesto, presentarán la copia de alta en el censo de obligados tributarios.
c) Estar al corriente del pago de las obligaciones con la Hacienda pública estatal o municipal.
d) Cumplir los requisitos y condiciones exigidos en su legislación específica para la comercialización y venta de los productos a ofertar. En todo caso, cuando se trate de venta de alimentos, las personas encargadas de realizar la actividad comercial deberán estar en posesión del certificado correspondiente acreditativo de la formación como manipulador de alimentos.
e) Disponer del correspondiente seguro de responsabilidad civil que cubra los riesgos del ejercicio de la actividad, a nombre de la persona titular de la autorización.
f) En el caso de comerciantes de venta ambulante procedentes de países no comunitarios, deberán, si son personas físicas, estar en posesión de los correspondientes permisos o autorizaciones exigidos por la normativa sobre extranjería, y, en el caso de personas jurídicas, estar legalmente constituidas e inscritas en el Registro Mercantil correspondiente.
g) Disponer de la autorización municipal correspondiente.
La transformación de la Plaza Bohemia se presentó el verano pasado como la creación de un boulevard diáfano y libre de obstáculos, ampliándose la zona peatonal, con más plazas de aparcamientos, zonas de sombra, nuevo mobiliario y un graderío para espectáculos. Pero los vecinos no percibían esta remodelación como una transformación perfecta, tal y como explicaban a Murcia Plaza.
El objetivo fue potenciar la vida social y cultural, y favorecer las oportunidades de negocio en la zona. Así, es cierto que se ha ganado mucho espacio para disfrute de los ciudadanos (casi 1.200 metros cuadrados con la peatonalización del vial anexo a la plaza), por lo que los puestos de los hippies ya no invaden la carretera y se pueden recorrer con más desahogo. A esto se une, que se ha renovado el mobiliario urbano, con unos bancos más actuales, unas gradas para la celebración de actividades culturales que también son utilizadas para el descanso de los visitantes y unos cuestionados árboles artificiales.
"Era una obra que hacía falta, con la que se le ha dado más espacio al peatón y más aire a la plaza", apuntaba entonces el presidente de la Asociación de Comerciantes de La Manga y Cabo de Palos, José Espinosa, quien también aplaudía la transformación de la Calle Dársena (donde está el Peque Park y diferentes negocios) para lograr más plazas de aparcamiento. Eso no significa que sea más fácil encontrar aparcamiento, según comentan diferentes vecinos, ya que si bien es verdad que se han aumentado las plazas 'legales' en la calle del Peque Pak -ya que ahora son en batería-, se han eliminado las 'ilegales' que propiciaba la mediana que se ha quitado (siendo común que se aparcarse a ambos lados de la misma aunque no estuviera permitido).