MURCIA. Aunque el pintor Alfonso Albacete nació en Antequera (Málaga) en 1950, desde su infancia hasta los años 70 vivió con su familia en La Alberca, donde se formó junto al pintor Juan Bonafé. Precisamente, una acuarela que pintó con su maestro cuando no había cumplido los siete años se expondrá por primera vez en La pintura inevitable, una muestra retrospectiva de un artista que fue fundamental en la renovación del panorama pictórico español de finales de los setenta y con la que la Fundación Cajamurcia arranca la temporada de exposiciones en el Centro Cultural Las Claras de Murcia. La muestra se inaugurará este jueves 3 de octubre, a las 20.00 horas, y se podrá visitar hasta el 1 de diciembre.
La gran exposición dedicada a Alfonso Albacete -miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (RABASF) desde 2023- tiene como comisaria a Isabel Tejeda, quien informa que el visitante "no encontrará aquí un discurso cronológico, porque las obras del pintor se organizan según ciertos temas que han atravesado su trayectoria desde los años 70 del siglo XX hasta hoy: el estudio, los paisajes urbanos y los huertos, las naturalezas muertas, la mitología y el mar".
Asimismo, señala -en un texto de presentación de la muestra- que "Murcia se cuela por gran parte de esta selección de pinturas". En ese sentido, apunta que además de la pintura infantil, se expondrá a modo de homenaje un bodegón de Bonafé que ha permanecido en la familia desde los años 60.
La comisaria añade que Murcia -donde Albacete expuso por primera vez, concretamente en la desaparecida galería Chys en 1972- estará presente "en sus paisajes, como el monumental La rana (2009), y en retratos individuales o grupales de amigos y familiares que pintaba a principios de la década de los años 80 en su huerto, como Carmen y Ana (1982), Joaquín o María, ambos trabajos de 1981. Su serie Natura (2013), de la que mostramos por ejemplo Natura V (pintura-comida), retoma y recuerda aquellas experiencias murcianas entre lo performativo y lo pictórico de principios de los años 80".
Isabel Tejeda también señala que "en las últimas series como Destiempo (2017) o P.L.O.D. (2022-24), Alfonso Albacete se sirve de fotografías del álbum familiar así como de fotos documentales de Antonio Ballester, que se introducen como retazos de una memoria que vuelve una y otra vez y que convive con algunos de sus referentes pictóricos, como es el caso de Cézanne".
La pintura para Alfonso Albacete es "algo inevitable", como se manifestó en su nombramiento como académico de Bellas Artes de San Fernando. Allí, el artista también se refirió a esa capacidad del arte "de agitar miradas y cerebros extraños, e independizarse del ámbito de su nacimiento y navegar en mares de otras culturas para vivir vidas propias, donde creo que reside la auténtica prueba de valor de la obra de arte; contemplarla únicamente como simple documento histórico o como la narración de un hecho concreto sería anclarla en el tiempo y encadenarla a la vida y a la personalidad del autor que la produjo".
Tras recibir en Murcia las enseñanzas artísticas de Bonafé, Alfonso Albacete continuó sus estudios en el Círculo de Bellas Artes de Valencia y se licenció en arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde se doctoró en urbanismo, jardinería y paisaje, para dedicarse finalmente a la pintura.
Testigo de una época de búsqueda y renovación artística -según consta en la RABASF-, la obra de Albacete se desarrolla entre la figuración y la abstracción. "Su pintura posee una estética particular, caracterizada por un impactante cromatismo, deudor del expresionismo abstracto americano. La impronta de sus estudios de arquitectura se trasluce en sus composiciones de interiores y en la estructuración de sus obras. En su trayectoria artística es frecuente la temática de estudios, interiores y paisajes", señalan.
Albacete ha expuesto en las principales galerías y museos de España desde la década de los setenta. Sus más recientes exposiciones fueron en la Galería Marlborough (Madrid, 2020), en la Fundación Lázaro Galdiano (Madrid, 2019) y en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla, 2018), con la antológica Las razones de la pintura.
Sus obras forman parte de los fondos de importantes colecciones como las del Banco de España, Comunidad de Madrid, Senado, Helga de Alvear, Fundación La Caixa, así como del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo de Arte Abstracto de Cuenca, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo Patio Herreriano de Valladolid, Wurth de Alemania, Colección Dobe de Zúrich, White House de Washington o Colección Lambert de Bruselas.