MURCIA. La cena de los pedáneos murcianos del PP había despertado más expectación de lo que cabría esperar de una cita que se celebra desde hace seis años. Y no fue porque fuera la primera tras el parón de las restricciones de la pandemia. Y no sólo tampoco porque se produce justo cuando el PP ha perdido uno de sus bastiones intocables, como era la Glorieta de Murcia, feudo inexpugnable en 26 años y ahora arrebatado por el PSOE y Ciudadanos con una moción de censura. La convocatoria también había despertado mucho interés entre las filas populares por la reaparición mediática de Miguel Ángel Cámara, quien fue durante 20 años el alcalde capitalino y cuyo nombre ha vuelto a los titulares de los periódicos. La curiosidad estaba servida en el plato.
El restaurante Rosarito, en la pedanía murciana de Santa Cruz, se llenó hasta la bandera, con mesas de seis comensales repartidas como si fuera una boda. Acudieron nombres importantes del PP regional, como es su secretario general y regidor de San Javier, José Miguel Luengo. Y estaba prevista la presencia del presidente y líder de los populares, Fernando López Miras, pero no apareció "por un problema familiar".
Participó además el alcalde de Alcantarilla, Joaquín Buendía, que dirige el municipio más poblado de la Región con bastón de mando del PP (a falta de que Noelia Arroyo tome en junio la Alcaldía de Cartagena). En cambio, no lo hizo, pese a que estaba invitada, la regidora de Archena, Patricia Fernández. También se sumaron diputados regionales, como Ramón Sánchez Parra y Maruja Pelegrín, y directores generales como Francisco Abril (Administración Local) y Fran Sánchez (Deportes). Y de la actual corporación municipal sólo estuvo presente el edil Marco Antonio Fernández, quien ha sido recientemente nombrado gerente del partido.
En la mesa 'presidencial' se sentaron José Miguel Luengo, Miguel Ángel Cámara y tres de las personas que más peso político tuvieron durante el mandato del exregidor, Maruja Pelegrín, Antonio Sánchez Carrillo y Juan Antonio Bernabé. Había una silla más, reservada para el presidente de la Comunidad, que no llegó a ocupar finalmente.
Cámara tomó la palabra, micrófono en mano, y se dirigió a todos los presentes, muchos de ellos pedáneos y también exconcejales de su época (como Rafael Gómez, Lola Sánchez y Pepe Arce). El exalcalde de Murcia, que hasta 2015 fue también secretario general del partido, enarboló el discurso del Cholo Simeone, flamante campeón de la Liga española para arengar a las filas populares. "Tenemos que ser como el Atlético de Madrid, que juega en equipo", exhortó, según citan fuentes presenciales de la cena a Murcia Plaza. Cámara instó a pelear por "dejar el individualismo" y a luchar unidos: "No sirve de nada ser como el Barça, que tiene al mejor jugador del mundo; lo importante es tener un equipo sólido y fuerte, como teníamos antes", remarcó.
El hoy catedrático de Química restó importancia a todo el revuelo generado sobre la cena -que se organiza desde 2015, desde que abandonara la primera línea de la política-: "Yo ya no leo prensa escrita", dijo. Cámara, eso sí, pidió "no escuchar las voces que dicen que la Glorieta se dejó perder". "Que no mientan, se hizo lo mismo por la Comunidad [cuyo Gobierno sí se consiguió salvar in extremis]", aseguró, resaltando que "ayudó en la medida de lo posible para evitar que ambas mociones de censura prosperaran".
Después fue el turno de Luengo, quien cogió el guante futbolístico y señaló que si "el Atleti había ganado se debía en parte a su gran entrenador, que equiparó al PP". El secretario general dio un discurso más enfocado en clave nacional, en el que nombró a Pablo Casado y al ciezano Teodoro García. En ninguna de las intervenciones se pronunció el nombre de José Ballesta, el derrocado alcalde murciano y cuyo futuro en la política todavía está en el aire.
En el ambiente se hablaba de recuperar la Glorieta como gran objetivo del PP murciano. "Los ánimos están por las nubes, pese a todo. Hay ganas", destacaban varias fuentes a este diario. El revuelo generado por la cena y la reaparición de Cámara fue uno de los temas más repetidos entre los invitados, algo a lo que los más veteranos quisieron quitar importancia. "Pero en el fondo esto nos gusta", comentaba uno de los comensales.