CARTAGENA. ¿Cuántos emprendedores se habrán dado de bruces con la cruda realidad cuando el banco les ha dicho que su proyecto era inviable? Probablemente sean decenas y decenas cada día en este país los que buscan financiación para poner en marcha sus iniciativas y recurren a las entidades financieras para convencerles de lo acertado que puede ser impulsar su idea a través de un crédito.
Eso lo conoce bien Mari Carmen Sánchez, quien hasta hace cuatro años estaba en aquel lado del despacho, en el que se valoraba, analizaba y aprobaba, o no, aquellos proyectos que le ponían sobre la mesa de la entidad bancaria que dirigía en Los Alcázares. Ahora valora, analiza y busca la manera de validar los suyos, aquéllos que han surgido de la observación y del estudio del mercado.
Una baja incentivada le apartó de ese siempre difícil mundo de los bancos y no perdió el tiempo para ponerse a hacer algo completamente innovador y muy alejado de lo que ella se había encargado durante 16 años en Cieza, El Algar y Los Alcázares, los últimos cinco como directora de oficina.
Emprender supone enfrentarse a un camino en el que no siempre diriges tus pasos hacia donde quieres. Los obstáculos, los trayectos sin salida, los terrenos embarrados o los atajos son habituales para llegar a una meta que, probablemente difiere del final que uno se había programado. Es la propia Mari Carmen quien así lo confirma, al explicar que "he navegado por un mar incierto y me he encontrado con personas que ayudaban y otras que lastraban el proyecto", pero al final "solo la creencia que uno tiene en su idea es lo que le anima cada día a salir a flote y no dejarlo todo, a pesar de los malos días que puedes pasar y las ganas que surgen de tirarlo por la borda. La constancia y apostar por ello ha sido lo que me ha mantenido en pie, para propiciar el desarrollo y puesta en marcha de la startup ha sido mi objetivo".
Hace dos años estuvo dos meses en Reino Unido con su familia, "para tomar contacto con diseños, innovación e investigar productos, desarrollar la patente, buscando proveedores, fabricantes en China, testeo de prototipo y evolución del producto, no exento de varios tropiezos y vuelta a empezar".
Mari Carmen dice que en este duro viaje como empresaria novel ha podido aprender y disfrutar de algo totalmente nuevo para ella: crear, validar, registrar, diseñar, experimentar y vender. Arrancar con una idea, peculiar probablemente en su origen, para llegar a este momento en el que, asegura, empieza lo importante. "Ahora me toca examinarme". El éxito o el fracaso de su proyecto llegará con la aceptación del mismo entre sus potenciales clientes.
Su idea, denominada Wings-up (alas) es un parasol externo, portable, plegable, de tamaño reducido para la protección solar de coches y otro vehículos. Puede llegar a bajar la temperatura más de 10 grados centígrados del interior del vehículo. "Vivo en zona de costa y vamos en coche a la playa. Cada vez que poníamos el parasol veía el escaso efecto que éste producía sobre el coche. Al final el interior estaba ardiendo y con niños todavía es peor cuando te montas. Tienes sensación de abrasamiento durante unos segundos en la zona del volante y el salpicadero, desgaste prematuro del salpicadero y asientos. Elevada temperatura de la carrocería y de las ruedas, entre otras", dice Mari Carmen, a quien se le ocurrió un elemento externo más eficaz, que facilite la circulación del aire y no tenga un coste elevado.
Destaca esta emprendedora de 45 años que ha sentido una "brecha generacional" en el desarrollo de este modelo de negocio "liderada por millenials, que dominan el mundo de las redes, pero tengo convicción en el proyecto y constancia, así que no ha hecho que me detenga, a lo mejor lo fácil para mí hubiera sido tirar la toalla, hacer caso de algunas voces volver a un 'puesto de trabajo convencional', pero ese no ha sido mi espíritu".
Tras un largo proceso previo y una inversión que ronda los 25.000 euros -diseño, estudio de materiales, prototipos, marketing, etc...- Mari Carmen tiene sus wings-up en casa en enero pasado. Febrero fue un mes de vértigo para elaborar vídeo e imágenes con las que colgar el producto en su web. Todo listo y...., llega el confinamiento. El lanzamiento se retrasa y la situación económica empeora, pero sigue adelante y surge la idea de introducir el producto en Amazon.
El marketplace y la venta online es una de las grandes ventanas que le surgen y un escaparate perfecto para llegar a todos lados, mucho más lejos del ámbito de actuación en el que reside. "Es muy complicado poner tu producto en una empresa como Amazon, hay mil obstáculos, pero soy muy cabezona y no me he dado por vencido en ningún momento" añade la emprendedora.
Desde el pasado 4 de mayo está su wings-up a la venta y tras testarlo con amigos y conocidos, está muy contenta con el rendimiento. "Hay gente que le ha gustado y otra que no lo termina de ver" explica. Amplía su red de contactos y todas las posibilidades que le puede ofrecer el mercado para que su producto no quede reducido al consumidor particular. Empresas de vehículos, firmas que puedan publicitarse en el wings-up, promoción de eventos deportivos; todo está al alcance ahora.
Explica Mari Carmen Sánchez que el cuerpo principal del parasol, lona principal, es de forma ovalada, de medidas estándar para cubrir toda la longitud central y anchura del vehículo, es de tela impermeable, tipo lona, por ambas caras y en todo su perímetro incorpora un alambre con memoria para un fácil plegado y desplegado por torsión de su propia estructura gracias a las características propias del alambre con memoria.
La mayoría de los parasoles existentes en el mercado para la luneta parabrisas son dispositivos que no han sido desarrollados por el fabricante de dicho vehículo, y no siguen la línea estética del interior del habitáculo. Además, son dispositivos estándar y sirven para varios modelos de vehículo simultáneamente, lo cual implica que no se adapten por completo a la superficie que han de cubrir.
No ha recorrido esta larga distancia para quedarse en el camino, ahora que, como ella dice, empieza la evaluación final. La aceptación de producto y la venta: todo está por hacer en la complicada batalla por ganarse al cliente y, de paso, la posibilidad de reforzar la fe que le ha puesto en su proyecto.