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el mausoleo pertenece al patrimonio municipal y se encuentra en un estado de notable abandono 

Cartagena recupera la memoria del poeta José Martínez Monroy con la restauración de su sepulcro

14/09/2024 - 

CARTAGENA. La concejalía de Patrimonio Arqueológico ha encargado los trabajos de restauración del sepulcro del poeta cartagenero José Martínez Monroy, una figura que, a pesar de su corta vida, dejó huella en la literatura local. Nacido en 1837 y fallecido en 1861, Monroy fue homenajeado con un obelisco de inspiración griega erigido sobre su tumba en 1877. Ahora, más de un siglo después, se ha encargado la restauración de esta pieza monumental, ubicada en el cementerio de Los Remedios, al estudio de arquitectura de José Antonio Rodríguez Martín, quien llevará a cabo la rehabilitación siguiendo criterios que respetan las técnicas y materiales originales.

Este sepulcro, que pertenece al patrimonio municipal, se encuentra en un estado de notable abandono, especialmente en lo que respecta a la lápida y las estructuras que delimitan la parcela.

El monumento, de diseño sencillo, consiste en una estela vertical coronada por un tímpano triangular, donde figura el nombre del poeta. La parcela en la que se encuentra está rodeada por otras lápidas, algunas de ellas hundidas o en mal estado. La intervención no pretende alterar el estilo sobrio del conjunto, sino realizar una limpieza y restauración que devolverá dignidad al lugar donde reposan los restos de Martínez Monroy.

Entre las labores de restauración se encuentran la reparación de la inscripción con el nombre del poeta, la restauración de la reja que delimita la parcela -una cadena que rodea el conjunto-, y la mejora general del área. La empresa encargada de estos trabajos será Marcaser, bajo la dirección del arquitecto José Antonio Rodríguez Martínez, de la firma JARM.

Se espera que las obras comiencen a principios de octubre y tengan una duración breve, con el objetivo de devolver al sepulcro el respeto que merece una figura tan relevante en la historia de la ciudad. El sepulcro se ubica en una zona de acceso al cementerio, camino de la iglesia, por lo que la restauración también contribuye a mejorar el entorno general de este espacio histórico.

La restauración se hará con técnicas constructivas similares a las originales, respetando el carácter histórico de ambos monumentos. El objetivo es no solo preservar estos espacios de memoria, sino también devolverles la dignidad que merecen como testimonios de la historia local.

El Ayuntamiento ha adjudicado un contrato de más de 3.000 euros para la dirección de la obra y la coordinación de seguridad y salud, mientras que las obras en sí mismas cuentan con un presupuesto de 14.399 euros. Estas actuaciones son un esfuerzo que garantiza que figuras como José Martínez Monroy no caigan en el olvido, sino que su legado siga vivo para las futuras generaciones.

Poeta fiel al romanticismo

Tal y como destaca la Real Academia de la Historia, José Martínez Monroy vivió en Cartagena hasta 1847, año en que, a la muerte de su padre, se trasladó a Murcia, en cuyo instituto estudió el bachillerato.

A partir de 1852 cursó en Madrid, en la Universidad Central, Derecho y Administración, pero, gravemente enfermo, regresó en 1859 primero a una quinta en la diputación de La Palma y después a la ciudad portuaria, donde murió en 1861. Las Poesías de Monroy, aparte de por su publicación en las revistas de la época, se conocen por el volumen así titulado que en 1864 publicaron en Madrid los amigos del poeta, a cuyo frente se encontraban Castelar y Hartzenbusch, autores respectivos del prólogo y las anotaciones que figuran al principio y al final de la obra, estas últimas recogidas con el título de “Cuatro palabras acerca de las poesías que forman esta colección”.

Monroy encarna la representación más pura de los ideales románticos. Sólo la muerte, tan prematura, terminó con el camino de lo que podía haber sido una gran obra, tanto por su propia vida, truncada en plena juventud, por su carácter, débil por naturaleza, como por la lengua, el estilo y los motivos que conforman su obra.

La obra de Monroy ofrece la imagen del discípulo fiel del Romanticismo que había recibido, al mismo tiempo, una formación clásica. Sus poesías responden a dos alientos diferentes, habituales en cualquier poeta de la época: por un lado, la poesía de arte mayor, de gran empaque y ambición, compuesta por poemas en los que se cantan ideales trascendentes; y, por otro, la poesía de arte menor constituida por poemas más humanos, más subjetivos y hogareños. Su poema más ambicioso es “El genio”, compuesto de ciento ochenta y un versos organizados en forma de silva y amparados por el marchamo clásico de la oda. Trata del tema del genio creador, que en primera persona da cuenta poética de su génesis en versos de contenida expresividad.

Otro importante sector de la poesía, inevitablemente romántica, es el que se agrupa bajo el rótulo temático de la libertad, cuyos alientos dejan ver con claridad la fuerza y el estilo de Espronceda y su poderosa influencia en el joven cartagenero. Defensas encendidas de la libertad son advertibles en “A Siria” o en “Cruzando el Mediterráneo”, pero sobre todo en “El canto del proscrito”, poema cercano en su empuje a conocidos precedentes. La vuelta al pasado y la presencia de la historia encarnando un ideal romántico son la base de composiciones como “Toledo”, y la exaltación de la naturaleza, por su parte, se percibirá en “Inspiración”, “El eclipse de sol” (con nueva y muy notable presencia esproncediana) y “Las dos purezas. Ecos en la noche”, entre otros.


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