MURCIA. Con la llegada del frío las redes se inundan de consejos para vestirse, cambios de fotos y escenarios, que motivan una ingente labor de asesores de imagen, estilistas, personal shopper y demás historias con el fin de mantener las ventas y presentar el producto ideal, ya azoten los vientos y arrecien las tempestades. Generalmente, las personas ante los cambios de estación renovamos los armarios aunque sea moviendo las prendas de lugar y también es una buena época para hacer limpieza, que resulta ser sanadora según la filosofía oriental de espacios y almas.
Así que cambiando armarios y renovando espacios andaba cuando me vino a la cabeza que la política es un campo en el que convergen muchas cualidades propias de las personas que tienen redes sociales como medio de vida, incluyendo chutes de autoestima a la orden del día. El reciente cambio de criterio respecto al apoyo a la personalidad jurídica del Mar Menor mediante la ILP de partidos que han hecho lo posible por obviarla, e incluso entorpecer su curso, se me antoja revelador en ese sentido. Y me pregunto si estas más de 600.000 firmas incluyen las de personas integrantes de estos partidos que se mueven con la marea del CEMOP y se visten a la moda.
"un atuendo de electoralismo es un básico de manual que combina con cualquier color y marca tendencia"
En cuestiones de moda y asesores adosados, lo primerísimo es tener un básico, de esos de fondo de armario de corte clásico y color neutro dentro de la gama de cada partido, que quede ceñido al cuerpo sin marcar demasiado para mantener la elegancia y sea capaz de otorga un halo de distante superioridad. Así pues, un atuendo de electoralismo es un básico de manual que combina con cualquier color y marca tendencia. El problema es que se corre el riesgo de quedar en ridículo en esta nueva era en la que todo queda registrado en los códigos binarios de los bits, lo que viene a ser una buena hemeroteca capaz de dejar el aspecto escaparatista de alta costura a la altura de "todo a un euro". Con ese atuendo, desdecirse con convencimiento, e incluso con ansia, es un complemento necesario para la imagen de quien lo lleva y muy revelador para quienes observan con tendencias propias. Por eso mismo nos encontramos con la importancia de los complementos para potenciar un determinado look.
Sobre la base electoralista del color de cada cual, hay que hacerse con un abrigo sobrio y multiuso tejido con el solicitado material del escaparatismo. Es muy importante esta prenda porque atrae la atención de la masa y hace un efecto llamada. Suele ser vistosa, tener focos dirigidos y tendencia a ubicarse donde más se le vea dentro de un entorno estratégicamente elegido. Sin embargo, su uso a largo plazo lo hace ser un pésimo compañero ya que las ventas ficticias son difícilmente sostenibles y poco saludables, con lo que la prenda va ajándose rápidamente y puede terminar cubierta de remendones o deshilachada en el mejor de los casos como consecuencia de la exposición mediática: la mayoría ya sabemos que los escaparates no soportan los alunizajes.
En cuanto al calzado, estaría bien hacerse con un par de escapistas de diseño, porque cuando las ventas ficticias caen o se descubre que el atuendo era electoralismo puro y duro, sin una base de calidad, e incluso aun cuando se han hecho demasiados amiguetes que no lo eran tanto porque han desaparecido, será necesario correr.
Por descontado, en la convergencia entre políticos e instagramers, youtubers, vendedores de felicidad virtuales y demás, los primeros lo tienen más difícil aún porque su presencia física es imprescindible y frecuente, exponiéndose a las condiciones ambientales y sociales sin control, con lo que el riesgo de arruinar para siempre el estilismo es mayor.
Entre estos pensamientos voy avanzando ante mi armario al estilo Marie Kondo y de esos escenarios sin sustancia mi cabeza vuela a las vivencias de la noche anterior en las que La Eco Cultural de Los Alcázares entregó sus premios en su décimo aniversario y a Pacto por el Mar Menor nos dieron el reconocimiento de Medio Ambiente por nuestra labor en la defensa del ecosistema. Compartimos un encuentro en el patio del Balneario de La Encarnación de Los Alcázares, un lugar mágico lleno de historia y belleza que se encontraba engalanado con motivo de la cercanía de las fiestas navideñas. Mi sorpresa fue cuando, gracias al compromiso de esta asociación con la accesibilidad y la delicadeza de su presidente Antonio Zapata, había una intérprete de lengua de signos para la traducción de la lengua oral. En otras ocasiones solicito ILSE a los actos a los que acudo, porque entre mascarillas y micrófonos, resulta ineficaz la lectura labial de diferentes personas y a larga distancia. En este caso no lo hice al ser un servicio costoso, ser un sábado por la noche y no tener que intervenir. Cuál fue mi sorpresa al encontrármela; ¡qué grande mi ilusión al comprobar que la empatía existe y qué alivio estar igualdad comunicativa! Agradecer en estos casos es honrar una conducta y unos valores.
En ese momento, me doy cuenta de que he terminado mi tarea. E resultado es espectacular: mi cara dibuja una alegre sonrisa y cada cosa está en su lugar.
Celia Martínez Mora
Investigadora