MURCIA. Un simple dolor de barriga o la fatiga diaria de un niño puede ser algo más que una dolencia cualquiera. Puede esconder detrás sufrimiento e incluso, a veces, algo peor: ansiedad o depresión. Algunos los jóvenes son incapaces de verbalizar lo que sienten y lo guardan en su interior. Esta es la mayoría de veces la raíz del problema. Problema al que se enfrentan muchas familias de la Región, impotentes para hacerle frente a esta enfermedad en edades tempranas. La ayuda no está al alcance de todos; algunos padres no pueden costearse un psicólogo y las listas de espera en la sanidad pública son cada vez más largas.
A pesar de que cada vez se le da más importancia a la salud mental, aún sigue siendo una asignatura pendiente especialmente en niños y jóvenes. "En los últimos años aumentado la ansiedad en los niños, principalmente desde la pandemia. Cada vez la vida va más rápido y ellos también sufren estas consecuencias. Los padres tienen menos tiempo para dedicarle a sus hijos por lo que los inscriben en más actividades y algunos de los niños se ven desbordados", explica la psicóloga Andrea Marco, especializada en adolescentes y niños.
Pero un ritmo frenético de vida no es la única razón culpable del aumento de la ansiedad. Detrás de este problema hay mucho más: efectos de la pandemia, bullying o la gestión emocional. Se trata, según expertos como Marco, de algunas de las principales causas de esta enfermedad. "La pandemia afectó principalmente a adolescentes ya que es la etapa donde se desarrollan las habilidades sociales y ellos estuvieron inhibidos durante esta época, por lo que ahora tienen esta carencia que en muchos casos puede ser preocupante", aclara Marco. El lado optimista es que gracias a pandemia se esta dando más visibilidad e importancia a la salud mental, pero los expertos aseguran que no es suficiente.
"Necesitamos más psicólogos en los colegios, más información al alcance de las familias y también, como llevamos pidiendo años, más psicólogos en la salud pública que puedan atender las necesidades de las familias con menos recursos", sentencia la psicóloga y educadora María José López. "El psicólogo en España es para unos pocos privilegiados y es algo que debería cambiar, especialmente si tenemos en cuenta las cifras de suicido en adolescentes en los últimos años", explica.
El bullying es precisamente uno de los problemas que más afecta a los niños en los colegios, y ante la falta de personal y recursos, López asegura que es imposible ofrecer ayuda a todos los que sufren este acoso. En este tipo de situaciones los niños no saben cómo reaccionar y no lo verbalizan la mayoría de veces. Este uno de los principales problemas que a la larga acaba afectando a los menores: la ausencia de comunicación. "Hay síntomas visibles para sospechar que nuestros hijos están sufriendo, como es el aislamiento, falta de apetito, o incluso dolores de barriga y cansancio extremo. Muchas veces los padres no se dan cuenta o piensan que es una llamada de atención, pero hay que estar alerta e intentar que los niños se abran y puedan hablar sobre lo que les preocupa", asegura Andrea Marco.
Otra de las conductas que genera trastornos en las etapas más tempranas de los niños es la invalidación emocional. A priori se puede creer que no es algo común, pero lo cierto es que, en muchos casos, los padres la utilizan sin darse apenas cuenta. La típica frase de "no llores que no pasa nada" puede parecer una muestra de apoyo pero se trata de una forma de invalidar los sentimientos. "Hay que tener en cuenta que aunque para un adulto no sea nada, para un niño puede suponer un grave problema. No hay que hacer como que no está ahí, sino que debemos hablar e indagar de dónde viene ese sentimiento", explica Marco sobre este tema.
Marco incide, además, en que los pensamientos suicidas y el propio suicidio en niños y adolescentes surge en ocasiones de la incomprensión del problema: "El niño no quiere morir, algunos ni siquiera saben la magnitud vale de lo que implica. Simplemente quieren acabar con el problema o con el sufrimiento de ese momento, pero no saben qué es lo que realmente están sintiendo o cómo afrontarlo. Falta comunicación y mucha, mucha divulgación", se lamenta la experta.