MURCIA. "Gran epopeya". Así es, nada menos, como ha calificado el jurado del prestigioso festival francés Cinéma du Réel la película El año del descubrimiento, dirigida por el murciano Luis López Carrasco y rodada en Cartagena, a la que ha concedido su gran premio. “¿Una epopeya? Bueno, es muy larga, dura tres horas y media”, bromea el director desde el confinamiento en su domicilio de Madrid, para reconocer a continuación que “había una cierta idea de hacer una película monumental, coral, con 45 personajes. Al abarcar un periodo histórico tan amplio se puede entender como una epopeya. Sí, estoy de acuerdo con lo de epopeya, qué demonios”.
Luis López Carrasco (Murcia, 1981) lleva bien el confinamiento; está acostumbrado a trabajar en casa, aunque viaja a menudo de aquí para allá para participar en festivales de todo el mundo. A este último, el de París, uno de los más prestigiosos de cine documental, no pudo asistir porque dadas las circunstancias se celebró online. Pero sí estuvo en enero -cuando se hablaba de lo de Wuhan como de algo muy remoto- en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, donde estrenó este largometraje a medio camino entre la ficción y el documental, que recoge la quema de la Asamblea Regional en 1992. Y en noviembre concursará en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que supondrá el estreno en España de la que es su segunda película en solitario (después de la también aplaudida El futuro). “El año del descubrimiento tendría que haber viajado por 25 países antes de llegar a Sevilla, aunque muchos de los festivales se están aplazando y todavía no hay nada seguro”, cuenta el director.
Y si la peli ha resultado ser una epopeya, su realización podría calificarse casi de hazaña. “Sabíamos que estábamos poniendo la cámara donde nadie la había puesto antes y eso era un estímulo para nosotros”, dice Luis López Carrasco, quien asegura que “la película ha estado a punto de no hacerse, porque el cine es muy difícil de financiar a no ser que tengas detrás una televisión. Y, por lo general, las televisiones, ni siquiera las públicas, se involucran en un proyecto de estas características. Es cierto que mis trabajos previos se han visto en todos los festivales del mundo mundial, pero eso no parece ser suficiente para que un canal público nos apoye”. “Esta película ha sido posible gracias a una ayuda del Ministerio de Cultura, el apoyo del ayuntamiento de Cartagena que se ha comprometido un montón y a que un número de personas decidieron invertir sus ahorros en ella porque si no, ni de cachondeo se podría haber hecho”, asegura el director murciano, quien considera que “en la Región de Murcia, por parte del Gobierno regional, hay un apoyo nulo a lo audiovisual”.
Además, López Carrasco dice tener un sentimiento agridulce, ya que una productora importante del País Vasco le ofreció hacer el proyecto en Vizcaya para hablar allí de la reconversión industrial. “Si me dejáis que lleve un autobús lleno de cartageneros, hago la película en Bilbao”, les contestó, porque “yo quería hablar sobre Cartagena y el hecho de que en el 92 se quemara la Asamblea Regional. Había estado muchas veces de niño en Cartagena y para mí era importante hacer un relato de la sociedad cartagenera y unionense. Si hubiera hecho la película en el País Vasco, la habría acabado mucho antes”. Pero la realidad fue que tardó cuatro años en hacerla, con "muchos gastos sufragándolos de nuestro propio bolsillo”.
Pero ha merecido la pena. “Estamos supercontentos. En el Festival Internacional de Cine de Rotterdam cautivó, causó bastante impacto entre el público y la crítica. Allí comprobamos que la película generaba interés en todo tipo de público, porque nunca tienes claro que una película super local como ésta, que se desarrolla por entero dentro de un bar, va a conectar y a empatizar y más cuando además la tienes que entender a través de subtítulos. Al público europeo y latinoamericano les gustó mucho, pero también al del sureste asiático que estaba en Rotterdam, tanto el japonés como el surcoreano estaban entusiasmados”. El premio Cinéma du Réel también ha supuesto un importante respaldo para la película, porque “le da un empujón de visibilidad, sobre todo en la situación actual en la que está todo muy parado”. Además, la cinta también recibió ex aequo el premio de las Bibliotecas Públicas del festival francés.
El año del descubrimiento cuenta como vecinos, jóvenes y desempleados charlan en el interior de un bar de Cartagena. Recuerdan sueños, comparten preocupaciones laborales y proyectan planes de futuro. A medida que avanza la jornada, se escuchan los disturbios de la crisis industrial de 1992, el año en el que se celebraron los juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla. La película, que "tiene tres capítulos muy diferenciados, por lo que también se puede entender como una miniserie", resulta “muy adictiva; quien empieza a verla no puede parar, porque te lleva de un lugar a otro rápidamente y la gente que sale es muy carismática”. El hecho de que haya conectado tan bien con público de otros países se debe a que “hay algo en cómo está rodada que te transmite la vida de un bar, la experiencia de ver la película es la de estar metido en un lugar autóctono en el que los personajes tienen muchísima verdad. Y eso hace que emocionalmente empatice, aunque vivas en la otra punta del globo”.
De hecho, López Carrasco explica que “la película creció tanto, que aunque el núcleo es el tema de la reconversión industrial y la quema de la Asamblea Regional, el fresco social de personajes que tiene es tan amplio que es casi una memoria colectiva de los trabajadores de la guerra civil hasta la actualidad; muchas de las cosas que pasaron en el 92 en España ocurren en muchos países emergentes, que reciben inversiones para hacer macroeventos y viven después el vacío que queda cuando el dinero se va a otro lugar”. “El futuro del trabajo en un mundo cada vez más robotizado, en el que las multinacionales tienen cada vez más peso y los sindicatos están devaluados, son preocupaciones que se tienen en numerosos países”, explica.
“Tener cierto recorrido internacional puede ayudar a que la crítica y los programadores te presten más atención”, cree López Carrasco, quien comenta que “la película se estrenará en cines y va a tener mucho recorrido en plataformas de vídeo online, porque la puedes ver por capítulos, aunque la experiencia que yo tengo es que la gente se la traga del tirón”. De hecho, están de “negociaciones con diferentes plataformas; tenemos ofertas y estamos en ello”.
Además, El año del descubrimiento todavía va a dar más de sí, porque “la película profundiza mucho en la disidencia antifranquista en Cartagena y había, por ejemplo, un retrato muy bonito del que fue el primer insumiso de la Región, también cartagenero. Esas historias no cupieron en el metraje final y nos hemos quedado con ganas de hacer un mediometraje con esos personajes que nos parecieron tan interesantes y que merecen una película propia”.