MURCIA. Reconocidos personajes de la Historia de España se han instalado en la galería La Aurora de Murcia, que acoge una exposición con los retratos que Antonio Saura (Huesca, 1930 -Cuenca, 1998) realizó de destacadas personalidades españolas -desde Isabel la Católica hasta el Caudillo- tomando como referencia e inspirándose en algunos de los casos en cuadros de los grandes maestros del Museo del Prado.
Se trata en total de 16 obras (litografías de las que se tiraron 50 ejemplares) que tienen como protagonistas a reyes, grandes de España, eclesiásticos, intelectuales, pintores, descubridores y hasta santos. Así, por La Aurora se pasean estos días Felipe II, Carlos IV, Menendez y Pelayo, Torquemada, Quevedo , Fernando VII, Santa Teresa, Weiler y Nicolau, la Duquesa de Alba, Hernán Cortés, San Juan de la Cruz, Goya, Pepe Botella y Cardenal Cisneros.
La pintura de Antonio Saura, uno de los fundadores del grupo El Paso, se encuentra entre la figuración y la abstracción, siendo uno de los artistas españoles más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Sobre esa mirada del artista al pasado, diría: "La historia entera acaba por convertirse en género pictórico, y el pintor caníbal, al modo del novelista, vampiriza de esta forma tanto el pasado como el presente, haciéndolos suyos para verterse a su través".
Antonio Saura empezó a pintar y a escribir a los 13 años en Madrid, en 1947, mientras se recuperaba de una tuberculosis que lo mantuvo inmovilizado durante cinco años, según se puede leer en la biografía que comparte la Fundación que lleva su nombre. Comenzó a distinguirse por su estilo personal, creando numerosos dibujos y pinturas de carácter onírico y surrealista. Tras dos estancias en París (1952 y entre 1954 y 1955), en su obra aparecen las estructuras formales propias que no dejará de desarrollar y en las que ya se asoman los arquetipos del cuerpo de la mujer o de la figura humana, dos temas fundamentales en su obra. A partir de 1956, Saura inició sus grandes series, Damas, Desnudos, Autorretratos, Sudarios, Crucifixiones, que pintó tanto sobre lienzo como sobre papel.
Una paleta de negros, grises y marrones

- Felipe II. Exposición La Historia de España, de Antonio Saura -
En 1957 fundó en Madrid el grupo El Paso, que dirigirá hasta su disolución en 1960. Limitó su paleta a los negros, grises y marrones; y se afirmó en un estilo propio e independiente de los movimientos y las tendencias de su generación. De hecho, "su obra se inscribe en la línea de Velázquez y Goya", afirman. Asimismo, a partir de 1959 se dedicó a crear una prolífica obra gráfica, ilustrando de manera original numerosos libros como Don Quijote, de Cervantes, 1984, de Orwell, Pinocho en la adaptación de Nöstlinger, Tagebücher, de Kafka, Tres visiones, de Quevedo, entre otros muchos.
En 1967 se instaló definitivamente en París y se implicó en la oposición a la dictadura franquista. Junto con la serie Mujer-sillón aparecen las de Retratos imaginarios, El perro de Goya y Retrato imaginario de Goya. A partir de 1977 comenzó a publicar sus escritos y realizó varias escenografías para el teatro, así como para el ballet y la ópera. En 1983, creó la serie de retratos titulada Dora Maar o Dora Maar visitada. "Desde esa fecha y hasta su prematura muerte retoma y desarrolla magistralmente el conjunto de sus temas y figuras para producir, tal vez, lo mejor de su obra", destacan en su biografía.
Saura recibió numerosos honores y galardones, entre los que se encuentran el Premio Internacional Guggenheim (1960), el Premio Carnegie junto con Eduardo Chillida y Pierre Soulages (1964), el nombramiento como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia (1981), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España (1982) y el Grand Prix des Arts de la Ville de Paris (1995).