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Como ayer

Curiosidades y anécdotas de los pasos de la Semana Santa de Murcia

"Todos ellos tienen alguna historia curiosa que contar, aparte del mensaje que expresan como parte del relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo"

Publicado: 17/04/2025 ·06:00
Actualizado: 17/04/2025 · 06:00
  • El Lavatorio, de Juan Dorado Brisa, estrenado en 1904 y destruido en 1936.
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Cuando la Semana Santa entra en sus días grandes, el Triduo Pascual, y a la vez en su recta final, parece un buen momento para dar a los lectores un repertorio de anécdotas sobre nuestros pasos, que dé continuidad al del pasado año, porque todos ellos tienen alguna historia curiosa que contar, aparte del mensaje que expresan como parte del relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Comenzando por riguroso orden de salida, podemos apuntar del paso de la Sagrada Flagelación, correspondiente de la procesión del Viernes de Dolores, que es uno de los pocos que ha caído al suelo, pero lo hizo al día siguiente de la procesión, en la mañana del sábado 15 de abril del año 2000, cuando era dispuesto para ser trasladado al local social de la Cofradía del Amparo. Uno de los caballetes con ruedas tropezó en un saliente de las baldosas del templo y cayó al suelo con estrépito. Las dos imágenes, Cristo y el sayón que le golpea, se quebraron por las piernas y sufrieron grandes daños, que obligaron a una profunda restauración por parte de su autor, José Hernández Navarro.

El Cristo de la Fe es un crucificado que representa el momento de la expiración y, en consecuencia, un Cristo aún vivo, que mira a lo alto. Pero los capuchinos, propietarios de la talla procedente del taller madrileño del lucense Antonio Fernández Dorrego, decidieron que aquella imagen requería de la llaga del costado, a pesar de que la lanzada sucedió con Jesús ya muerto. Y se hizo el encargo al recordado pintor José María Párraga, aprovechando sus trabajos para la iglesia de San Francisco de Asís.

Caso curioso en la Cofradía de la Esperanza es el del paso de San Juan de la Palma, constituido en 1977, y que, por tanto, cumplirá medio siglo dentro de dos años. En el estreno, la imagen que portaron aquellos nazarenos fue el San Juan que desfiló con el Santo Sepulcro hasta que fue sustituido por el actual en 1952. Una imagen del siglo XIX, atribuida a Francisco Sánchez Tapia, que sólo salió el primer año, siendo sustituida por una creación de Antonio García Mengual entre 1978 y 1983, y ésta por la realizada por Antonio Labaña, que desfiló hasta 2016 y, finalmente, por la actual, debida a Antonio Castaño Liza. La cuarta de la historia del paso, y la tercera consecutiva de un Antonio.

 

Este segundo Lavatorio fue destruido en los primeros días de la Guerra Civil, ocupando su lugar, en 1952, la obra magistral de González Moreno que hoy admiramos" 

 

La reiteración de versiones sobre el mismo personaje o pasaje evangélico en una misma cofradía se da también en otros casos, y con asuntos mucho más complejos, como el Lavatorio en el Cenáculo, que estrenó la Archicofradía de la Sangre en 1840, obra de Santiago Baglietto, escena compuesta sólo por Jesús y San Pedro. Formó parte de la procesión del Miércoles Santo hasta su sustitución, en 1904, por la versión creada por el valenciano Juan Dorado, que ya contaba, como el actual, con todo el apostolado. Este segundo Lavatorio fue destruido en los primeros días de la Guerra Civil, ocupando su lugar, en 1952, la obra magistral de González Moreno que hoy admiramos.  

En el terreno de las sustituciones, a veces se ha dado el hecho curioso de que un artista tenga que suplir una obra de su progenitor… o de sí mismo. Le sucedió por tres veces a Francisco Salzillo, que como ya se expuso, sustituyó con la Santa Cena, en 1763, el paso de la Mesa de los Apóstoles, obra de su padre, Nicolás. Para entonces, ya había realizado el famoso San Juan, en 1756, para ocupar el lugar del que él mismo había tallado sólo ocho años antes; y dos años después de entregar la escena del Cenáculo, en 1765, se estrenó un nuevo Prendimiento para ocupar el lugar de la que fue su primera obra para la Cofradía de Jesús, en 1736. El antiguo se vendió a Orihuela.

En la noche del Viernes Santo, desfila con la Cofradía de la Misericordia en Nazareno al que se llama de los Santos Pasos, en recuerdo de una antigua hermandad asentada en la parroquia de San Miguel, o del Bailio, en recuerdo de la persona que hizo el encargo de la talla, obra de Roque López. Se incorporó a la procesión en el año 2012, pero ya salió en el paso del Encuentro en la calle de la Amargura, el Lunes Santo, entre 1924 y 1947.

El Sábado Santo recorre las calles una de las cofradías más jóvenes, pues sacó su primera procesión en 1987, pero sus imágenes titulares se encuentran entre las más antiguas: El Cristo Yacente, realizado por Diego de Ayala en 1574, y Nuestra Señora de la Luz en su Soledad, datada al menos en el siglo XVII. Procesionaban juntas en el siglo XVII, el Viernes Santo, con la antigua Cofradía de la Soledad, nacida en el siglo anterior.

Este recorrido, escueto por necesidades de espacio, concluirá, como la Semana Santa, en la Cofradía de Cristo Resucitado, y en concreto en uno de sus pasos más antiguos, estrenado en 1912, cuando los cofrades blancos residían en la iglesia de la Merced. Se trata de la Aparición a los Apóstoles, un conjunto compuesto por Cristo y los once discípulos que quedaban tras la muerte de Iscariote, que representa el momento de la duda de Santo Tomás y que fue realizado por Sánchez Araciel.

Costeó el paso quien fue su camarero, Antonio Noguera Santiago, pero a su fallecimiento las imágenes quedaron repartidas entre dos hijos. Para uno el apostolado, y para el otro el Cristo, con el inconveniente de que vivía en Alhama de Murcia, y había que ir en busca de la imagen todos los años. Por eso, con el tiempo se optó por hacer una nueva imagen que ocupara el lugar de la original, cosa que sucedió en 1968, cuando se encargó a la misma a Lozano Roca. Pero como no terminó de convencer a los cofrades, se volvió al Jesús del Alhama, para terminar llevando a cabo el actual, de Hernández Navarro, en 1984.  

Como hace un año, son sólo algunos ejemplos de las muchas historias que hay detrás de nuestros pasos de Semana Santa expresadas en pocas líneas; historias que reviven, cuando llega la luna llena primaveral y las escenas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo vuelven a las calles.

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