El pasado 29 de marzo pudimos contemplar un eclipse de sol parcial desde la Región de Murcia. No fue demasiado espectacular ya que desde nuestra posición el Sol sólo fue ocultado un 13% aproximadamente; insuficiente para que altere de manera perceptible nuestras vidas, pero suficiente para poder admirar, una vez más, este acontecimiento astronómico y comprobar el funcionamiento exacto de la máquina celestial como hubiera dicho el grandioso matemático francés del S.XVIII Pierre-Simon de Laplace.
La Pascua, Semana Santa como decimos por aquí, se celebra siempre justo en la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera (esa es la razón por la que no cae siempre en los mismos días del calendario). Durante ese periodo rememoramos la última semana de vida de Jesús y viene al caso recordar lo que dice la Biblia que ocurrió justo en el momento en el que Jesucristo expiró en la cruz. En el evangelio de San Mateo pone: "Desde el mediodía hasta las tres de la tarde hubo oscuridad sobre toda la tierra". Algo similar aparece en San Marcos: "Al llegar el mediodía, toda la tierra quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde". También se menciona el hecho en el de San Lucas: "Era ya como el mediodía, y toda la tierra quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde, porque el Sol dejó de brillar". San Juan no dice nada al respecto. En la búsqueda de una explicación racional para ese suceso recuerdo que en el colegio me dijeron que pudo haberse tratado de un eclipse solar. Hoy puedo afirmar que es algo totalmente imposible. Veamos un poco en detalle cómo funcionan estos acontecimientos astronómicos para sacar nuestras propias conclusiones.
Un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra de manera que oculta la visión del astro rey a una parte de nuestro planeta"
Un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra de manera que oculta la visión del astro rey a una parte de nuestro planeta. La posición es Sol-Luna-Tierra. En un eclipse lunar la posición sería Sol-Tierra-Luna, es decir, la Tierra oculta la Luna llena. Dicho de otra manera, un eclipse lunar sólo puede darse durante una Luna llena y un eclipse solar durante Luna nueva, que es cuando en el cielo nocturno no vemos la Luna porque está en el lado diurno.
Pero si la Luna da una vuelta completa a la Tierra cada 28 días aproximadamente, ¿no debería haber un eclipse de cada tipo cada 14 días? La lógica de esa cuestión es aplastante y desafortunadamente eso no ocurre porque las órbitas de la Luna y la Tierra no están perfectamente alineadas, sino que hay una cierta inclinación entre ambas. Este hecho provoca que no haya eclipses solares cada 28 días, que no ocurran siempre en la misma zona de nuestro planeta y que muchos de esos eclipses no sean totales sino parciales como el que pudimos observar el pasado 29 de marzo. Otras consecuencias que tiene el que las órbitas de la Tierra y la Luna no estén alineadas son los complejos patrones de mareas que se producen en los océanos de nuestro planeta y también que podamos ver un poco más de la mitad de nuestro satélite. A ese fenómeno le llamamos libraciones. Es decir, de no existir las libraciones sólo veríamos el 50% del satélite durante la Luna llena, pero gracias a ellas vemos un poquito más, hasta el 59%.
Tanto en un eclipse total como en un anular, la Luna y el Sol están totalmente alineados desde nuestro lugar de observación"
Teniendo ya clara la mecánica orbital podemos pensar que en todos los planetas del sistema solar se producen eclipses; ¡y así es! En Marte, por ejemplo, desde las naves que hemos enviado a su superficie hemos podido observar eclipses provocado por alguno de sus dos satélites Fobos y Deimos. ¡Pero ni punto de comparación con un eclipse en la Tierra! En nuestro planeta se da un hecho único y es que el tamaño de la Luna y a la distancia que está puede ocultar el Sol completamente. Esto no ocurre en ningún planeta del sistema solar.
Existen tres tipos de eclipses: los parciales, que es cuando nuestro satélite no tapa totalmente el Sol; los totales que es cuando lo cubre absolutamente y de pronto se hace de noche durante unos minutos y los anulares, que es cuando la Luna no cubre totalmente nuestra estrella dejando visible un fino aro. Tanto en un eclipse total como en un anular, la Luna y el Sol están totalmente alineados desde nuestro lugar de observación. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre ambos? Por lógica es fácil deducir que en el anular la Luna está más próxima a nosotros y por eso no tapa todo el disco solar. Esto ocurre porque la órbita de nuestro satélite no es totalmente circular, sino que es una elipse, lo que hace que distancia entre la Luna y la Tierra varíe entre 356,400 km y 405.700 km, provocando no sólo distintos tipos de eclipses, sino también los famosos eventos de las “superlunas” que suelen aparecer en numerosos medios de comunicación intentando captar nuestra atención, pero que como vemos es algo absolutamente normal.
Ya conocemos bastante bien cómo funcionan los eclipses solares y que no son demasiado raros, por lo que no puede sorprendernos el hecho de que cada año se puedan producir entre dos y cinco. Además, generalmente cada tres años ocurren dos eclipses totales. La periodicidad orbital hace que Tierra y Luna regresen más o menos a una misma posición con respecto al Sol, estableciendo unos ciclos conocidos como saros y cuyo periodo es aproximadamente 18 años, 11 días y 8 horas. Es decir, transcurrido ese ciclo se repetirá un eclipse casi exacto, aunque no en el mismo lugar de la Tierra sino 120º más hacia el oeste. Este pequeño desfase es producido por esas 8 horas de más que tiene un saros. Ocho horas es un tercio de las 24 horas que tiene un día que si las traducimos a la geografía de la Tierra son 120º, es decir, un tercio de 360º que tiene un círculo. En conclusión, deberemos esperar tres saros (54 años y 33 días) para que se produzca un eclipse casi idéntico en la misma zona de la Tierra.
Estos ciclos saros ya eran conocidos en la antigüedad y con mayor o menor acierto los utilizaban los babilonios para la predicción de este tipo de eventos astronómicos, tanto eclipses solares como lunares.
Lo que los tres evangelistas describen cuando Jesucristo murió en la cruz no es en absoluto un eclipse solar"
Volviendo al tema con el que abrimos este artículo, y teniendo en cuenta que ya sabemos mucho más de eclipses que hace un rato, podemos decir que lo que los tres evangelistas describen cuando Jesucristo murió en la cruz no es en absoluto un eclipse solar. En primer lugar, porque este tipo de evento no puede darse cuando es periodo de Luna llena, recordemos que la fecha de Pascua indica la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera, por ello siempre que en las noches de Semana Santa alcemos la vista al cielo veremos a nuestro satélite en su máximo esplendor. En todo caso se podría haber dado un eclipse lunar, pero como todo ocurrió hacia el mediodía la Luna no era visible. En segundo lugar, el evento duró desde el medio día hasta las tres de la tarde y sabemos que los eclipses solares totales más prolongados tienen una duración de unos siete minutos como mucho.
Descartado el evento del eclipse solar, algunos historiadores dicen que en realidad lo que los evangelistas quisieron destacar fue un eclipse lunar que se produjo aquella noche. En ese tipo de eventos nuestro satélite adquiere un color rojizo que recuerda a la sangre debido a la refracción de la luz del Sol en nuestra atmósfera. Se hace muy difícil creer esta interpretación porque los tres apóstoles describen claramente las horas a las que se produjo el hecho y no fue por la noche sino a mediodía. Otros estudiosos han querido ver una alegoría literaria o teológica para subrayar la importancia espiritual y cosmológica del hecho; algo también difícil de imaginar pues es extraño que tres escritores diferentes hayan utilizado exactamente el mismo recurso literario sobre todo teniendo en cuenta lo distintos que son unos evangelios de otros. La opción más plausible es que se trate de la descripción de una tormenta de arena denominada chamsin, ya que podría haberse dado en la zona durante esa época del año. Este tipo de tormenta se ha asociado a derrotas en batallas en Egipto durante la época napoleónica o la II Guerra Mundial. Habría que remarcar que los cristianos coptos de la zona denominan de esa manera al periodo de Pentecostés.
Par terminar sólo quiero recordar que para agosto del año que viene podrá verse desde España un espectacular eclipse de sol total. El 100% de ocultación podrá verse en una franja dirección noroeste-sureste de una anchura de entre Valencia y Tarragona. En Murcia no estaremos mal posicionados y podremos ver un 98% de ocultación. Es una oportunidad que no podemos desperdiciar y para que podáis planificar con antelación esa observación inolvidable os adjunto el mapa de predicción del Instituto Geográfico Nacional.