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El filme sigue cosechando reconocimientos

'El año del descubrimiento', del murciano López Carrasco, Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sevilla

15/11/2020 - 

MURCIA (EFE/MP). "El año del descubrimiento es una obra única y descomunal sobre el pasado, el presente y el futuro de España, que deja oír por fin la voz del pueblo, tantas veces silenciada. Y acaba construyendo, con gran precisión y desarmante sinceridad, un retrato caleidoscópico de varias generaciones a través de un audaz lenguaje cinematográfico, ejemplificado sobre todo en la certera utilización de la pantalla partida". Con esta valoración, la película documental del murciano Luis López Carrasco ha recibido el Gran Premio del Jurado del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2020. El jurado ha estado compuesto por Rosa Bosch, Frédéric Niedermayer, Carlos R. Ríos y Luis Urbano.

La película de López Carrasco no ha dejado de cosechar reconocimientos desde que inició su andadura por festivales de todo el mundo: el Gran Premio y Premio del Jurado de las Bibliotecas en CinemaduReel, el Golden Alexander en Tesalónica, el Premio del Jurado en Jeonju, el Mejor documental en Toulouse, una Mención del Jurado en Black Canvas México, el Premio de la Juventud en Bogotá y el Premio a la mejor película de la sección Novos Olhares del festival Olhar de Cinema en Brasil.

El año 1992 se recuerda por dos eventos que exportaron la imagen de una España desarrollada y moderna: los Juegos Olímpicos y la Expo de Sevilla. Pero ese mismo año, en Murcia, una revuelta obrera incendió el Parlamento regional, un hecho casi olvidado que el cineasta murciano Luis López Carrasco recupera en El año del descubrimiento.

La película, presentada en la sección oficial del 17 Festival de Cine Europeo de Sevilla, es un díptico de 200 minutos con testimonios que giran en torno a ese episodio histórico, punto álgido de un traumático proceso de reconversión industrial que definió el modelo económico de la España actual.

"Mientras una parte de la población estaba pegándose la gran fiesta, para otros territorios, como Cartagena, pero también Gijón, Ferrol, Sagunto o Puerto Real, los 90 fueron la época de mayor desesperación de sus vidas", ha señalado López Carrasco.

En la primera parte del filme, rodado en una cafetería con ambientación de los 90, hablan trabajadores en activo de la ciudad de Cartagena actual: camareros, limpiadoras, maestras, un panadero, una laminadora, un fresador, todos lastrados por una precariedad cuyo origen se sitúa en lo que sucedió en aquellos años.

En la segunda parte toman la palabra los líderes sindicales de la época en que las empresas de la ciudad que sufrieron una oleada de cierres, privatizaciones y reestructuraciones que de golpe pusieron más de 15.000 empleos en peligro.

El contexto: la crisis del petróleo de los 70 desencadenó un cambio de modelo productivo industrial en todo Occidente que a España llegó con retraso y le tocó lidiar con ella a los gobiernos de Felipe González en los 80 y principios de los 90.

En el caso de Cartagena, en el que se centra la película, la crisis fue sistémica, ya que afectó a la vez a la fundición de plomo de Santa Lucía, vendida a la francoalemana Metaleurop, a las empresas públicas de fertilizantes Fesa, Enfersa y Astur, vendidas a Ercros (Kio) y al astillero público Bazán, que afrontó un ERE que afectó a la mitad de la plantilla.

En 180 días hubo 127 manifestaciones, la ciudad entera se sintió atacada, recuerdan los líderes sindicales en el documental. La misma semana en que ardió la asamblea regional se firmaba el Tratado de Maastricht.

"Uno puede considerar que la reconversión industrial era necesaria pero se podía hacer de muchas maneras y parece que en España se hizo muy rápido y sin ningún tipo de estrategia", señala a Efe López Carrasco.

El documental recoge la relación entre esas decisiones políticas y las negociaciones de entrada en la entonces Comunidad Económica Europea. "Bastantes autores señalan que dentro de esas negociaciones hay una división territorial y sectorial del trabajo", afirma el director de "El futuro" (2013).

"Lo que es innegable es que a partir de los 80 y 90 se define nuestro modelo económico como país basado en el sector servicios y en el ladrillo y que las deficiencias y debilidades de nuestro modelo actual, el empleo de baja calidad, están totalmente relacionadas con las decisiones que se tomaron entonces", agrega.

El documental también deja claro el alto precio político que el PSOE pagó por legislar en contra de sus votantes. "Si el PSOE de los 80 se mete en este berenjenal de desmantelar la industria, presiones tenía que haber", considera el cineasta.

Raúl Liarte, coguionista y coinvestigador del filme, ha explicado que la idea inicial era hacer un largometraje de ficción, una continuación en la década de los 90 de lo que fue su anterior película, "El futuro", que retrataba a la generación que celebró alegremente la victoria socialista en 1982.

Pero cuando empezaron a recabar los valiosos testimonios de los protagonistas de la revuelta obrera, que en muchos casos también habían vivido la resistencia contra el franquismo, cambiaron de opinión.

"Nunca íbamos a estar a la altura de la narración directa de la experiencia de esa gente", ha subrayado Liarte, quien asegura que si algo ha aprendido haciendo esta película es que "las políticas neoliberales de desindustrializacion generaron desigualdades que no solo afectaron a una generación sino se han proyectado durante décadas". 

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