MURCIA. "Al principio, teníamos mucha incertidumbre sobre cómo iba ser el final de curso y sobre cómo se iba a celebrar la EBAU, pero ya estamos más tranquilos y hemos mantenido el contacto con los profesores a través de las clases virtuales. Por otra parte, hemos tenido más tiempo para organizarnos y estudiar en casa", comenta uno de los jóvenes que este miércoles regresó por primera vez a su instituto, el Infante don Juan Manuel de Murcia, después de que, hace casi tres meses, la pandemia del coronavirus obligara a cerrar a cal y canto todos los centros educativos. Es uno de los cerca de 3.600 alumnos de segundo de Bachillerato de la Región que volvieron a pisar este miércoles las aulas, de forma voluntaria y como refuerzo, para preparar las pruebas de acceso a la universidad, que tendrán lugar entre el 6 y el 8 de julio.
Uso obligatorio de la mascarilla, hidrodrogel y toma de temperatura a la entrada, eran algunas de las medidas de seguridad que esperaban a la veintena de estudiantes que acudieron a primera hora a este instituto murciano -a lo largo de la mañana se irían incorporando más-, donde el protocolo estipula que no pueden concentrarse más de diez alumnos por aula. El director del centro, Juan Sánchez, comentaba que los chicos se habían inscrito en las asignaturas que les interesaba de forma voluntaria, siendo algunas de las más demandas Dibujo técnico, Lengua, Inglés, Matemáticas o Biología. Igualmente, en este primer reencuentro con su alumnado, prácticamente todos los profesores regresaron también a las aulas para dar las clases solicitadas por los estudiantes. Juan Sánchez señalaba que cada centro ha tenido autonomía para diseñar los horarios y las clases. En el caso del IES El Infante, el horario será el de siempre, de 8.15 a 14.15 horas.
Este instituto situado en el barrio de Santa María de Gracia fue, seguramente, el que vivió algo más de revuelo durante esta primera jornada, debido a que fue el que eligió la consejera de Educación, Esperanza Moreno, para explicar cómo va a ser este retorno seguro, ordenado y voluntario a las áulas por parte de los alumnos que se tienen que enfrentar en breve a la EBAU. Así, Moreno indicó que los 3.600 estudiantes que se han inscrito para dar clases de refuerzo hasta el 22 de junio representan un tercio del total, "lo que indica que una gran parte ha podido resolver durante este tiempo las cuestiones académicas y que los que van a asistir demuestran su interés por llegar lo mejor preparados posible a estas pruebas de acceso a la universidad".
Igualmente, la consejera agradeció a los equipos directivos y a los docentes el esfuerzo realizado para la organización de estas clases, así como por el trabajo online que están llevando a cabo durante todo el estado de alarma. En este sentido, el director de El Infante manifestó que los profesores "se han puesto las pilas" en cuanto a las nuevas tecnología y a los recursos digitales que les han permitido continuar cerca de los alumnos, aunque fuera virtualmente; una metodología de trabajo que no descartan que vuelva a ser, de alguna forma, habitual en septiembre. Al respecto, Esperanza Moreno indicó que "estamos ávidos de información por parte del Ministerio sobre cómo se desarrollará el próximo curso", ya que afectará a 267.000 alumnos y a 25.000 docentes; y aseguró que cualquier medida que se adopte seguirá "criterios estrictamente sanitarios".
Sorprendidos se quedaron los cinco alumnos que asistían a una clase impartida por la profesora de Historia Vanesa cuando la consejera, las cámaras de televisión, los fotógrafos y los micrófonos de las radios irrumpieron en su aula, en cuya pizarra digital se mostraba la obra de Goya Duelo a garrotazos. Algunos de ellos aprovecharon para manifestar sus inquietudes respecto a la EBAU, como el hecho de tener que llevar la mascarilla puesta durante los exámenes, con las incomodidad que puede ocasionar. Al respecto, Esperanza Moreno les aconsejó que "entrenen en casa" con la mascarilla puesta para estar lo más habituados posible a este elemento.
Uno de los estudiantes, por otra parte, comentó con optimismo que "mejor que todo esto haya pasado al final de curso, porque los contenidos más importantes ya los habíamos dado". Otro de ellos también señalaba que "al no haber tenido exámenes, hemos podido estudiar organizándonos nosotros y con posibilidad de subir nota (ya que en ningún caso podía restar)". Una forma de trabajar que en cualquier caso, y todos ellos estuvieron de acuerdo, depende en gran parte de la responsabilidad de estos jóvenes que se han visto sometidos a una prueba más, además de la 'temida' EBAU.