'337 km' es la distancia física (y emocional) que separa a un padre de su hijo con Asperger

MURCIA. El 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger. 24 horas, un hueco momentáneo, una ocasión para visibilizar este Trastorno del Espectro Autista (TEA), misión en la que este año también colaborará la compañía teatral madrileña La Benlloch, con el espectáculo 337 km. Ese mismo día 18 la historia de Tonín se representará en el Teatro Villa de Molina de Segura.

Y es que se trata de un show dirigido al target adulto, aunque al adolescente también "llega muy bien", ha asegurado el director de la obra, Julio Provencio. En este sentido, ha señalado que "a los adolescentes hay que tratarlos, al menos desde el teatro, como adultos", añadiendo que "muchas veces se cree que a los menores de edad hay que edulcorarles o adaptarles algunas cosas que están preparados, de sobra, para pensar, reflexionar y responder".

337 km es el nombre de este texto de Manuel Benito, candidato al Premio Max 2022. Un kilometraje que marca la "distancia física y emocional entre el padre, Javier, y el hijo, Tonín". 337 son los kilómetros que separan Madrid de León, ciudad esta última donde vivía el padre hasta que se vuelve a mudar a Madrid, donde vive su hijo con su exmujer. "Ese recorrido, que en coche se hace en cuatro horas, a nivel emocional y del síndrome de Asperger se tarda mucho más", ha matizado.

Según ha garantizado Provencio, no se ha tenido que modificar casi nada del texto de Benito, ya que "la suerte de estos textos es que, en cuanto los lees, pide subirse al escenario, porque hay mucha teatralidad". Pero, "obviamente, cuando algo se pone en escena, se incluyen elementos para crear un espectáculo, un todo". Unos elementos que, en esta representación teatral, tienen relación con el espacio, tema que obsesiona al protagonista. "Todo sobre el escenario es redondo, como los planetas, y el espacio sonoro juega continuamente con sonidos de cohetes, cuentas atrás o astronautas que hablan desde el espacio", ha desvelado.

Se trata de elementos que entran en el mundo más onírico de Tonín y que lo recrean o lo invocan de manera sutil. Pero obviando estos detalles decorativos, se ha apostado por una puesta en escena es sencilla, dejándola casi desnuda para transmitir mayor intimismo y contar la esencia de la obra: "La historia cotidiana, la realidad sobre el Asperger", ha evidenciado el director. Eso sí, presentando las dificultades con "humor, comedia y ternura", ha aclarado.

Sobre la necesidad de mostrar la realidad del síndrome, Provencio ha lamentado que, "a veces, nos quedamos con el nombre de algo y las cuatro características generales. En este caso, que tienen dificultad para relacionarse, que se obsesionan con algún tema y se vuelven expertos, que tienen rutinas horarias marcadas... Pero nosotros desde el teatro planteamos cómo se viven en el día a día, con la cotidianidad de la historia, porque ahí se despliega la realidad".

El vasco Néstor Goenaga es quien interpreta a Tonín, un niño de 9 años. Pero el actor nació en 1998. Haced cálculos. "Jugamos al teatro", ha comentado riendo el director del espectáculo, añadiendo que, "de hecho, es más alto que los otros dos actores". Además, ha querido apuntar que "Néstor hace un trabajo impecable, en el que consigue construir un personaje que es apasionante y difícil, porque no queremos ocultar la realidad de esa parte del síndrome que es complicada de sacar adelante". Completan el elenco Lidia Navarro (la madre) y Clemente García (el padre).

En cuanto a La Benlloch, sopló en 2022 las velas de su décimo cumpleaños. Fundada en 2012, nació volcada en los textos contemporáneo, "en hacer un teatro de hoy para el público de hoy, con historias cotidianas, cercanas a su día a día, siempre tratando de poner voz y permitir que la escritura contemporánea hable con el espectador contemporáneo, que es fundamental en el teatro", ha definido Provencio. Y ha expresado la "alegría de sobrevivir, sobre todo en estos tiempos y en el teatro".