MURCIA. Cuando el fotógrafo francés afincado en Murcia Frédéric Volkringer se acercó a la Huerta de Murcia, con su cámara y con una mirada curiosa, descubrió "una belleza de naturaleza potente y, al mismo tiempo, de una gran fragilidad". Así es como la retrató en un trabajo que lleva por nombre Assaquya, acequias de Era Alta y San Ginés. Quince de estas fotografías vuelven a ser expuestas con motivo de la inauguración del nuevo Centro Cultural de Beniaján.
La muestra, compuesta por 15 fotografías de producción propia, pertenece a un proyecto que se realizó en 2017 en los Centros Culturales de Era Alta y San Ginés. Además, la exposición recoge un cuaderno de rutas en las que su autor recoge el entramado de acequias y el sitema de regadio de la huerta que, durante siglos, ha sido fundamental para la agricultura y la subsistencia de los murcianos.
El fotógrafo parisino quiso mostrar con este trabajo una belleza silenciosa, al tiempo que descubrir a los propios murcianos una riqueza que tienen "a cinco minutos de sus casas" y que necesita ser protegida.
En las imágenes Volkringer impera una especie de silencio que invita a la reflexión. En sus fotografía reina la naturaleza, pero también está presente la huella del paso del hombre , lo que acentúa ese contraste entre la fuerza y la fragilidad de este entorno al que, se lamenta, "le damos la espalda".
Frédéric Volkringer se dedicó a la fotografía tras trabajar como colorista en una multinacional suiza relacionada con el mundo de la alta costura (para grandes creadores como Yves Saint Laurent, Courreges, Dior o Hermes). "Un trabajo interesante y estresante", recuerda ahora, desde la ciudad donde desde hace tres década combina trabajos artísticos y comerciales.