único espacio natural murciano reconocido en la Carta Europea de Turismo Sostenible

Territorio Espuña, el paraíso de la Región al que mira Europa como ejemplo de ecoturismo y economía rural

14/05/2022 - 

MURCIA (EFE). Sierra Espuña es un ejemplo de convivencia entre el ecoturismo y la economía rural y, bajo el paraguas de su inclusión hace diez años en la Carta Europea de Turismo Sostenible, se ha creado una marca de calidad en este parque natural de 25.000 hectáreas de la Región de Murcia.

Situado en el centro geográfico de Murcia, en Sierra Espuña se dan la mano la conservación medioambiental, el turismo de baja intensidad, la economía y el empleo en seis poblaciones rurales que, sin esa alianza, estarían abocadas a la despoblación y la pérdida de sus orígenes.

El único espacio natural murciano reconocido en la Carta Europea de Turismo Sostenible y primer destino ecoturista de esta comunidad, se caracteriza por sus diferencias altitudinales (de 200 a 1.500 metros) y su accidentada topografía, y reúne en los seis municipios a los que pertenece (Aledo, Librilla, Alhama de Murcia, Totana, Mula y Pliego) casi mil especies vegetales, más de 500 tipos de mariposas, 123 especies de aves, 38 de mamíferos, 17 de reptiles y 7 de anfibios.

Es ante todo, como afirma el director de la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña, Francisco José Sánchez Férez, "un parque muy querido en esta región, que ha sabido abrir las puertas de la naturaleza a un visitante respetuoso", gracias en gran medida a la iniciativa del sector privado, que ha revalorizado actividades agropecuarias casi desaparecidas y ha permitido el equilibrio entre la conservación del patrimonio natural y la explotación económica de los parajes tan dispares que lo conforman.

Supervivientes del éxodo rural

Según el director de la Mancomunidad Turística, una vez superados los años de "conservadurismo medioambiental" más férreo, tanto los ayuntamientos mancomunados como la Comunidad Autónoma y el sector empresarial trabajan en "hacer más abiertos" los espacios naturales protegidos, bajo la premisa siempre de la protección del medio ambiente, pero sin perder de vista el beneficio social que genera el ecoturismo para el mantenimiento de los pueblos de interior.

De hecho, estas seis pequeñas localidades de interior, de tierras de secano de almendro y vid, fundamentalmente, y mancomunadas en materia turística pero que pertenecen a dos comarcas territoriales distintas de la Comunidad de Murcia, han sobrevivido al éxodo rural, han ganado población en la última década y sumaban en diciembre pasado, según el censo del INE, 81.932 habitantes, cuando en 2011 eran 77.554.

En los diez años transcurridos desde la concesión de la Carta Europea, que se renueva cada lustro, se han rehabilitado senderos y espacios protegidos, se han puesto en marcha planes participativos en consenso con los empresarios, y se ha creado una marca de calidad, 'Territorio Espuña', que acredita las buenas prácticas ambientales bajo la que ya operan alojamientos rurales, artesanos, pequeñas empresas productoras de aceite, vino y miel, o profesionales que ofrecen servicios de yoga, meditación o "baños de bosque" entre pinares.

Se trata de lograr la "rentabilidad social" a través del turismo y de que sea atractivo para el visitante lo que a la vez es rentable para el empresario turístico, algo que está consiguiéndose en los últimos tiempos "pese a lo mucho que queda por hacer", según el director gerente de la Mancomunidad.

Regreso del pastoreo

Así, entre otros logros, se está frenando la amenaza de la despoblación, ha regresado el pastoreo a los valles y laderas de Sierra Espuña a iniciativa de un joven murciano que se hizo con más de 500 cabezas de ganado extremeño, se ha "medio superado" el complejo de inferioridad de algunos pequeños productores que exhiben ahora su marca de calidad en sus envasados, y se han salvado de roturaciones para urbanizar las pequeñas parcelas que visten las cotas bajas de las montañas.

Entre las acciones en las que trabaja la Mancomunidad Turística su gerente cita un proyecto de alimentación sostenible, dirigido a revalorizar la producción hortofrutícola local y promover su consumo en la población de la zona, que implica a pequeños productores, cooperativistas, asociaciones de empresarios y ecologistas y para el que han pedido subvención comunitaria con cargo a los Fondos de Innovación Agraria.

Según ha explicado, se trata de promover el consumo "de cercanía" para asentar población en el territorio, recortar la diferencia de precios entre el campo y la mesa esquivando eslabones de la cadena alimentaria, perpetuar labores de campo menos rentables que las grandes explotaciones y hacer atractivo a la población joven un estilo de vida más calmado y tradicional para conseguir, a la vez, que se mantengan los servicios públicos y no desaparezcan colegios o consultorios médicos, como ocurrió no hace tanto y sufren los pueblos de la España vaciada.

Un compromiso ambiental necesario

La única estrategia posible "es sumar rentabilidad con sostenibilidad ambiental", opina, por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios Ecoturísticos, Andrés García, quien proclama que "el compromiso no debe ser voluntario, sino que debe obligarnos a todos a la hora de actuar".

"La Carta Europea, con ayuda del parque regional y la Mancomunidad, está consiguiendo que esto sea posible porque se trabaja en la conservación de la naturaleza y en la explotación de nuestros negocios de una forma coordinada, cuando antes lo hacíamos anárquicamente, sin tener en cuenta a los demás", ha subrayado.

Según apunta, el mérito de esta certificación está en que "une todas las sensibilidades" para lograr un "beneficio común", como es mantener el parque y los seis municipios a los que pertenece y, tras reconocer los hándicap que aún tienen y las mejoras que deben acometer, señala que el futuro pasa por atraer ecoturistas. "No nos vale cualquier turista, sino el respetuoso con lo que ve y con lo que hace".

El presidente de estos empresarios llama a que se respeten el medio natural y las gentes que habitan en él y apela a la contribución del ganadero y agricultor para la conservación. "Los pequeños agricultores y los pequeños ganaderos sí son los que crean paisaje y los que mantienen las costumbres".

También habla convencido del beneficio del ecoturismo el gerente de la hospedería Casas Nuevas, Juan José Aranda, quien cambió el bullicio de las cocinas de un céntrico hotel de ciudad por el silencio un establecimiento escondido en la montaña, construido en los años 30 por la Mancomunidad de los Canales del Taibilla y que gestiona por concesión municipal.

Este emprendedor está convencido del privilegio que supone trabajar en una tierra como Sierra Espuña, que ha visto "aumentar la concienciación ambiental y la coordinación de todos sus actores, conservacionistas, empresarios y visitantes, gracias en gran parte a la Carta Europea".

Juan José Aranda valora el apoyo encontrado en las administraciones y el cada vez mayor respeto del visitante por el entorno, aunque pide que se impulse la promoción de este parque regional porque, en su opinión, Murcia sigue padeciendo problemas de desconocimiento. "Tenemos una floración del almendro que nada tiene que envidiar a la del cerezo, pero la del Jerte se conoce y la nuestra no", se lamenta.

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