CARTAGENA (EFE). La madre de una niña que sufrió graves lesiones al caer al agua desde la pasarela instalada en la playa de Los Urrutias (Cartagena), que obligaron a esta a pasar por el Hospital de Parapléjicos de Toledo, ha reclamado una indemnización de 829.000 euros a la Comunidad Autónoma como responsable de la instalación de la misma.
En su demanda, la reclamante expuso que el grave accidente se produjo en el verano de 2021, cuando la menor cayó desde una altura de 1,60 metros, lo que atribuyó a que la pasarela, instalada para que los bañistas sortearan los lodos de la orilla de la playa,
carecía de la necesaria protección y de las debidas medidas de seguridad, por lo que cualquier usuario estaba expuesto a sufrir el accidente padecido por su hija.
La reclamación ha sido sometida al preceptivo informe del Consejo Jurídico de la Región de Murcia (CJRM), que no se ha pronunciado sobre el fondo del asunto al señalar que la administración debe completar el expediente abierto sobre el caso.
Así, señala que en el informe emitido por la Dirección General del Mar Menor, en el que se rechaza toda responsabilidad, se hace referencia a un reportaje fotográfico sobre el lugar del suceso que no figura en el mismo.
Además, la propuesta desestimatoria hecha por el instructor del expediente se basa, entre otras circunstancias, en el informe de la Gerencia del 061 que tampoco aparece en el mismo.
Ese órgano consultivo de la administración añade que, además, se debe solicitar a la demandante que informe sobre la fecha de estabilización de las secuelas padecidas por su hija, según la documentación entregada por el citado hospital, y ello, para conocer si la reclamación de responsabilidad patrimonial fue planteada dentro del plazo de un año del que disponía.
En su propuesta desestimatoria, la Comunidad Autónoma afirmó que esa pasarela fue instalada, como ocurrió en otras playas de litoral, para que los bañistas sortearan los lodos de la orilla.
Y se añadió que en las mismas figuraban carteles con las normas de uso y disfrute de esas instalaciones, en las que, entre otras indicaciones, se advertía de que los bañistas, para bajar de las mismas, debían utilizar las escaleras de las que constaban y no saltar desde ellas al mar.