MURCIA. Muchos de ellos se hicieron populares por recoger premios, por protagonizar un exit temprano com su startup o, sencillamente, por figurar en alguna lista de los distintos medios de comunicación. Como la codiciada Forbes 30 under 30 donde se recopilan jóvenes promesas menores de 30 años en ámbitos como la cultura, el deporte, la tecnología o el emprendimiento.
En la mayoría de los casos, muchos de estos ya no tan jóvenes emprendedores han cumplido con las expectativas. De hecho, muchos de ellos juegan ya en otra liga. El nombre de Iñaki Arrola es uno de los que en su momento apareció en todas las listas de jóvenes promesas. Su experiencia en Internet se remonta a 2003, pero fue la fundación de coches.com lo que le consagró.
Arrola participó también en la creación de Chambery Valley, una de las primeras comunidades de startups creadas en España donde los entonces ‘raros’ emprendedores compartían experiencias y unían fuerzas para robustecer el incipiente ecosistema. Junto a él aparecían nombres como los de Miguel Arias, fundador de Imaste y luego responsable de operaciones de Carto, Diego Ballesteros, fundador de SinDelantal o Javier Andrés Marín, fundador de Ticketea.
En Valencia, descollaban también jóvenes emprendedores de la talla de Iker Marcaide, con PeerTransfer -mejor startup de mundo en 2010- o Iñaki Berenguer, con el proyecto de Pixable. Todos ellos se mantienen hoy en el podio del emprendimiento español. Pero los hay que no han corrido la misma suerte.
Del mapa del emprendimiento español han desaparecido nombres como el de Dídac Sánchez, referente nacional durante un tiempo del ‘hombre hecho a sí mismo’. A los 22 años, sin estudios y procedente de un centro de menores, se le situaba al frente de un imperio con más de quince empresas a su cargo de muy diverso ‘pelaje’. Iba de eso, de empresario, con imagen muy atildada, aunque de trato afable. Recibió premios al Joven Empresario, a la Empresa Social al Joven Talento Emprendedor y ocupó numerosos titulares en prensa.
Hoy, resulta complicado seguirle la pista, aunque parece que sigue activa la fundación que creó con su propio nombre de ayuda a personas en situación de pobreza y exclusión social, “principalmente niños y jóvenes de España y Ucrania”. En la web de la fundación, puede también consultarse la trayectoria del emprendedor hasta 2017
Otro nombre que ocupó grandes titulares y del que hoy se sabe poco es el de Luis Iván Cuende, premiado como el mejor programador joven de Europa de 2011 y autor del libro Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!.
Le suponemos todavía al frente del proyecto Aragon, el mismo que arrancó con Jorge Izquierdo, otro emprendedor que se hizo famoso a los 16 años. Aragon, una plataforma de blockchain, fue uno de los proyectos seleccionados por la iniciativa de las becas Thiel Fellows, del cofundador de Paypal, Peter Thiel, para que se centrasen de pleno en el desarrollo de la plataforma.
El proyecto sigue adelante. De hecho, medios especializados consideran la criptomoneda de Aragon como uno de los proyectos de código abierto más prometedores en el mundo de las criptomonedas. Lo que resulta difícil ya es hablar con sus promotores y saber por dónde se mueven.
También Alex Sicart Ramos fue bautizado como ‘el niño prodigio de la tecnología’. A los 13 años construyó una plataforma digital para estudiantes. A los 17 años, se sumó al proyecto de Sharge, una plataforma de economía compartida de estaciones de carga para usuarios de automóviles eléctricos que se asoció con Audi. Su historia emprendedora continúa vinculada a proyectos como Product Lead, Unicorn Payments y Shasta Technologies, una aplicación de pagos que, según determinadas fuentes, se convirtió en el número uno en Venezuela en cuya capital (Caracas) tenía una de las sedes junto a la de Barcelona.
Sin embargo, hace un tiempo que la carrera de Sicart, ahora con 23 años, ha empezado a salpicarse de manchas. Según publicaba recientemente el medio El Pitazo, Sicart habría estado preso en una cárcel de Venezuela acusado de delito de estafa.
También su nombre se asocia al proyecto de Cryptosolartech, presentado en su día como “un ‘prometedor proyecto” para minar criptomonedas con energía fotovoltaica en Málaga. Conforme a lo publicado por el diario.es en mayo de 2021 “tres años después de que su iniciativa -la de Cryptosolartech- apareciera en casi todos los medios del país, no hay ni rastro de la granja ni de las plantas. Muchos de sus inversores siguen sin saber qué ocurrió con su dinero”.
Sicart, que figuraba en el proyecto como asesor en innovación disruptiva, junto a Isra García, como responsable de marketing o Josef Ajram, Brand Ambassador y asesor financiero, estaría imputado en este caso por presuntos delitos de revelación de secretos, contra la propiedad industrial y contra el mercado y los consumidores.