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al otro lado de la colina / OPINIÓN

¿Pueblo ignorante, gobierno populista?

Últimamente las noticias internacionales no son positivas, ni mirando al Este ni al Oeste. En estos tiempos se impone el dicho del que resiste gana.

15/02/2022 - 

En la historia contemporánea generalmente ha estado relacionada la calidad de los gobernantes con el nivel sociocultural de la ciudadanía. Son múltiples los episodios y la casuística Internacional que lo demuestran. El por qué es sencillo: a menos información, menos conocimientos, menos capacidad de procesamiento y de racionalización de los acontecimientos por parte del pueblo. Es más fácil a los dirigentes manipularlo directa o indirectamente, ya que los tontos contemporáneos se prodigan, con permiso de Luis Del Val, en nuestros días.

Un ejemplo lo hemos podido ver y oír durante estos últimos días en México por unas declaraciones de su presidente AMLO, Andrés Manuel López Obrador. Este líder procede de la más simplona izquierda indigenista y populista, pero de vida aburguesada (ya saben: eso de haz lo que te digo pero no lo que hago) que usa y abusa del pueblo al que debería servir. Ahora ha tenido la indecencia de cargar contra las empresas españolas (que también tendrán sus agujeros negros, pues el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) proponiendo, de forma sorprendente, una pausa en las relaciones con España. Aclaró también que no es una ruptura, sino un paréntesis, pues las autoridades y empresas españolas deben interiorizar que ya no hay derecho al saqueo ni a la corrupción; algo sorprendente viniendo de él y de la situación de su país, como más adelante escuetamente les aclararé. Las empresas afectadas principalmente, pues han sido citadas directamente por el líder mejicano, son las que tienen mayores intereses económicos, como es normal, en aquel país como son BBVA, Iberdrola, OH, Repsol.

Tengamos en cuenta que las inversiones españolas en el país azteca no son nada desdeñables. España es el segundo inversionista en aquel país, detrás de los Estados Unidos de América. Ya pueden imaginarse la importancia de esta inversión, que alcanza más de 70.000 millones de dólares de inversión, en 7.000 empresas y que supone un 12% de la inversión extranjera directa en ese país. Además, todo esto supone un mal ejemplo para el resto de los presentes (o posibles) inversores extranjeros en aquel país, al ver cómo trata el principal dirigente nacional a una inversión extranjera directa con tanta vinculación histórica como la española, lo que puede generar muchas dudas en invertir o desinvertir

Este posicionamiento de AMLO frente a la inversión privada extranjera, en concreto española, puede estar motivada por diferentes cuestiones. Primero, su indigenismo proteccionista (fue director del centro coordinador indigenista Chontal de Nacajuca), incompatible en teoría con la reglas del libre mercado, teniéndole alergia a los empresarios y al capitalismo. Después, un factor coyuntural, el escándalo inmobiliario de su hijo en Estados Unidos, en concreto Houston-Texas, por lo que siempre es útil crear una cortina de humo, una distracción para alejar el foco mediático de él. Y finalmente el motivo de buscar un chivo expiatorio, nosotros, cosa fácil, dado la sensibilidad de aquella sociedad, la más populosa del mundo de habla hispana, que tiene para echar las culpas de su situación actual, de todos sus males, a unos señores, en concreto los españoles, que les gobernaron hace cosa de unos 200 años.

Además, sorprende mucho que el presidente de México quiera darnos lecciones de corrupción en un país que duplica, por ejemplo, en los índices de corrupción a España (según los datos de Expansión), y donde acaba de fallecer asesinado el sexto periodista, o donde el narcotráfico gracias a la corrupción en todos los estamentos y estratos del país (además de por una violencia que recuerda a la Azteca, por lo sanguinaria) domina regiones y estados completos, teniendo a buena parte de la población mejicana aterrorizada, y es responsable de la continua desaparición de mujeres para trata con fines sexuales, o de emigrantes en la frontera con el Tío Sam en el río Grande.

Y como broche AMLO siempre saca a pasear -o insinuar- ese periodo del que su país formó parte de nuestro reino, como territorio de Nueva España en lo que fue el imperio Español, que además no fue un imperio al uso, pues a diferencia de otros como el británico o el francés en los que las habitantes de la metrópoli tenía unos derechos y los de las colonias tenían muchos menos, en la monarquía española ya fuera en América o Asia o África o Europa, los españoles tenían todos los mismos derechos y obligaciones, todos eran territorios por igual, no existía metrópoli y colonias. 

Por otra parte, otro mantra victimista indigenista es la masacre de los amerindios por parte de los españoles, cosa realmente falsa (ojo, que como conquistadores usamos los métodos del momento). Recuerden que Hernán Cortés desembarco en el continente, en México, con unos 600 hombres para hacer frente a un imperio cuyas cifras de población oscilan, según los investigadores, entre unos 10 a 20 millones, por lo que difícilmente pudieran llevar a cabo tamaño genocidio (cuestiones epidémicas aparte, que también están en revisión) a no ser que fueran superhéroes de cómic. 

Lo que ocurrió es que el imperio Azteca era un régimen criminal pretoriano que basaba su sistema en la opresión y saqueo de los pueblos y regiones vecinos, que practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos, y que cuando llegaron los españoles esos pueblos sometidos y sojuzgados vieron en nosotros la oportunidad de liberarse de tamaña opresión totalitaria y sanguinaria; es decir, fuimos libertadores no saqueadores.

En fin, no sabemos cuánto le duraran a AMLO esas artimañas y artificios para tener engañado a su pueblo, porque al final hasta el más sencillo y humilde de las personas descubre las mentiras de los populistas y totalitarios, porque a la contra tenemos otros ejemplos de como esos populistas, mentirosos, o líderes fakes engañan a pueblos cultos y avanzados, llevándolos pendiente abajo, y no sólo en el pasado. Recordemos que la Alemania de los años 30 era uno de los países líderes en ciencia y conocimiento, y ya ven cómo acabó. También en el presente sensiblero y con falta de racionalidad, la gente (como gustan a algunos llamarnos) se deja manipular por falsos profetas del progreso y la civilización con uno ego desbordado. Estén atentos: no se dejen engañar.

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