MURCIA. La reciente inauguración del último tramo de la Autovía del Altiplano, el que une Yecla con Caudete, no sólo puso fin a una ansiada reclamación histórica de la Región de Murcia. El acto también dejó una estampa política muy significativa: la imagen de una pléyade de autoridades públicas de distinto signo político caminando juntos mientras soportan el frío de Yecla, casi sin distinción de los Gobiernos que representan. El ministro de Transportes, Óscar Puente, uno de los más ácidos del Gobierno de Pedro Sánchez y que no duda en entrar en el cuerpo a cuerpo contra el PP, charla amistosamente con el presidente murciano Fernando López Miras, un dirigente que precisamente caracterizado por alzar la voz constantemente contra el Ejecutivo de Sánchez. También hubo otro escenas, como la del senador popular de La Unión Francisco Bernabé y el diputado murciano socialista Francisco Lucas, dos habituales perfiles duros de la política regional, conversando sobre la autovía, como si de una simbólica tregua se tratara. Yecla, y la anhelada A-33, los había dejado juntos, que no revueltos.
Y eso que la mañana amaneció con la resaca de los decretos del Gobierno central, la primera prueba de fuego de la legislatura y que se saldó con dos victorias ('ómnibus' y anticrisis) y un fracaso (empleo). Pero la disparidad con la que se afronta la política española tiene su reflejo en la Región de Murcia. Al acto de Yecla bastó que irrumpieran los micrófonos para que la paz se apartara y resurgiera de nuevo el tono beligerante. "Ayer, los españoles fuimos testigos de cómo se humillaba al Gobierno de todos los españoles ante el independentismo", se lamentaba López Miras, indignado ante un Sánchez "dispuesto a todo a cambio de seguir" en el Ejecutivo. "El Gobierno de Sánchez está agonizando", insistía sólo minutos después de tenderle al ministro Puente su mano para sentarse a trabajar y acelerar las infraestructuras pendientes, como el Corredor Mediterráneo, la llegada del AVE a Cartagena y Lorca, el tercer carril de la A7 y los arcos Norte y Noroeste.
El líder socialista, José Vélez, que también asistió a Yecla junto con una amplia delegación del PSRM, daba la cara por su jefe de filas. "Pedro Sánchez está centrado en ofrecer soluciones a la ciudadanía", reivindicaba, contento de que el Congreso aprobara una "gran batería de medidas sociales para ayudar a las familias trabajadoras", como la revalorización de las pensiones, los descuentos al transporte público, la gratuidad de Cercanías y Media Distancia, la rebaja del IVA de los alimentos, la bajada de los impuestos de la electricidad y el gas, la suspensión de los desahucios de hogares vulnerables y la eliminación de las comisiones bancarias por retirar efectivo en ventanillas. El calasparreño obvió la negociación al límite de Junts con el PSOE y sus concesiones in extremis y prefirió poner el acento en que el PP votó en contra de todas estas medidas.
En cambio, López Miras censuraba que se negocie la cesión de una competencia "tan importante" como la inmigración en los pasillos del Congreso de los Diputados "a escasos minutos de una votación y simplemente por el interés de que se apruebe ese real decreto". Una opinión similar mostró su vicepresidente, y líder de Vox en la Región, José Ángel Antelo, aunque expresada con otras formas: "El Gobierno de Sánchez ha equiparado la palabra de un policía con la de un delincuente", decía en el acto del bicentenario de la Policía Nacional, donde otra vez volvió a calificar al Ejecutivo como "traidor", pues "está instalado en el golpismo, que ampara a delincuentes, indulta a golpistas y que amnistía a prófugos de la justicia".
La estampa idílica de Yecla al final quedó como solamente eso: una mera estampa. La semana volvió a encaminarse hacia al frentismo habitual de ambos bloques. "Mientras el PSOE trabaja para hacer la vida más fácil a la gente, al PP no le importa castigar a la ciudadanía", recriminaba este mismo sábado el diputado ciezano Joaquín Martínez Salmerón. "A los diputados del PSOE les debería dar vergüenza aplaudir la rendición de Sánchez ante las extorsiones de sus socios y los chantajes de Junts", replicaba la diputada -y también ciezana- Miriam Guardiola, que considera que la izquierda debería dar explicaciones de "por qué defiende más a Cataluña que a la Región de Murcia". Yecla los unió por muy poco tiempo.