ANÁLISIS | FC CARTAGENA

Noventa minutos para la gloria

10/05/2020 - 

CARTAGENA. A la espera de la evolución de la pandemia del maldito covid-19, el FC Cartagena está a noventa minutos del ascenso. Un objetivo marcado a fuego en la entidad, inoculado hasta el tuétano en la afición cartagenerista. Se desconoce si el partido se jugará en los despachos o en el césped hasta que el Ministerio de Sanidad permita la disputa de este playoff exprés ideado por la Federación Española de Fútbol (RFEF) para finalizar la temporada en la Segunda B. Por lo pronto, el Efesé de Borja Jiménez afrontará la espera con la condición de campeón del grupo IV de la categoría. Nunca una victoria podría valer tanto como la lograda en Córdoba antes del parón por el estado de alarma decretado por el Gobierno. El triunfo en el Arcángel dejó un sabor de boca en el cartagenerismo que sirve de impulso para afrontar un playoff que se presume taquicárdico. Todo apunta a que será Pinatar Arena el escenario donde el conjunto albinegro se jugará su destino.

No ha sido un año sencillo para la entidad presidida por Paco Belmonte. Todavía con la resignación de permanecer al menos un año más en la división de bronce, el presidente albinegro concedió el verano pasado de nuevo el timón a Gustavo Munúa, tras una temporada sólo lastrada por un fatídico mes de marzo que resultó fatal para el equipo. El técnico uruguayo fue incapaz de recuperar el buen nivel mostrado entre noviembre y febrero. Revolucionada la plantilla, el equipo pronto encontró la fórmula para comandar con puño de hierro el grupo IV. A partir de la defensa, el equipo cogió vuelo desde las primeras jornadas. Pero llegó diciembre y Munúa salió rumbo a Montevideo, llamado por Nacional para dirigir al equipo de su infancia.

Un imprevisto que poco alteró el pulso de la entidad, más allá de la tristeza por la marcha de un entrenador que terminó acumulando más seguidores que detractores. Alabado por su currículum, Borja Jiménez recibió el visto bueno de la afición sin apenas entrenamientos. Sin embargo, una vez empezó a rodar el balón, el césped demostró la dificultad que supone subir a un tren en marcha. Jiménez no terminaba de encontrar el pulso a la plantilla, perdido en la pizarra, confuso en los cambios e incapaz de dotar al equipo del mando que demostró hasta el parón navideño.

Entonces llegó la cita de Córdoba. En la segunda de las grandes citas que tenía el equipo albinegro en marzo, tras el empate ante el Marbella los muchachos de Jiménez dieron un golpe en la mesa. A partir de Carrasquilla, los cartageneristas cogieron de la pechera al Córdoba y dominaron de principio a fin. Con menos vértigo que con Munúa, el equipo se ordenó a partir del balón y aprovechó el poderío de Andújar para volver a agarrar el liderato. Una victoria que le ha valido el campeonato de Segunda B y la posibilidad de ascender por la vía de campeones a la Segunda División.

 

Acostumbrado a las fatalidades, aún cicatrizando la derrota de Majadahonda, la pandemia del coronavirus ha propiciado un golpe de fortuna a la entidad. Nadie escondía al comienzo de la temporada la necesidad de lograr el liderato para afrontar con más cartas el playoff de ascenso. Logrado el objetivo, se mira con optimismo una cita que ya han comenzado a calentar las peñas pese a que faltan más de dos meses.

Hay un punto de ilusión en el cartagenerismo con este playoff exprés, sin la necesidad de seguir con el desgaste del último mes en el pulso con el Marbella. No se teme en la entidad el duelo contra los otros líderes de grupo (Castellón, Atlético Baleares o Logroñés).La buena imagen de Córdoba no pudo tener continuidad, por lo que se desconoce si fue un hecho aislado o la confirmación de que Jiménez por fin dio con la tecla del equipo. 

Se espera la mejor versión de Carrasquilla, tótem desde la medular del equipo, y confían en que la buena estrella de Vinicius Tanque no se apague tras el parón. A su lado, y tras una temporada sin la regularidad del pasado curso, se presume clave el papel de jugadores capitales para la plantilla como Santi Jara o Elady, de la misma forma que el ímpetu de William llena de optimismo la mochila de una afición que quiere desterrar los malos sueños recientes. Nombrado campeón, el Cartagena de Jiménez espera el momento para dilucidar su destino. Noventa minutos para la gloria.

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