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entrevista

Marta Nieto: "La empatía es el síntoma de una sociedad sana"

La actriz murciana prepara su debut como directora sin dejar de trabajar en las tablas y frente a la cámara, con un nuevo curso en el que tiene seis estrenos de cine y una obra de teatro

14/09/2023 - 

MURCIA. Marta Nieto (Murcia, 1982) debutó como directora en junio del año pasado con el cortometraje Son, un cuento donde exploraba la infancia trans. Aquel ejercicio le sirvió para probarse a sí misma tras la cámara y como prólogo de su primer largo, La mitad de Ana, donde reincide en uno de los temas que más odio despierta en internet. El acoso y la violencia verbal ya arrancaron cuando puso en marcha el casting, pero la intérprete no se ha arredrado. Todo lo contrario. Este verano, secuencia a secuencia, entre Madrid y València, ha ultimado el rodaje de su ópera prima, donde hace hincapié en el personaje de la madre, quien despierta a la edad adulta a través de la crisis de identidad de su hija. Hasta que vea la luz, la actriz, cuyo talento fue reconocido en 2019 en la Mostra de Venecia con la Copa Volpi por su papel en Madre (Rodrigo Sorogoyen), sigue encadenando muchos y dispares proyectos. En cartelera, recién estrenadas, la aventura familiar ¡Salta!; la comedia La manzana de oro, contextualizada en un simposio de poesía; y el thriller sobre los abusos a menores de la Iglesia Verano en rojo. En octubre, otro asunto espinoso, la eutanasia, y pendientes de llegar a nuestras pantallas tras su estreno en Francia, la cinta de ciencia ficción Tropique, sobre la migración climática, y un thriller psicológico donde mantiene un romance con Diane Kruger, Visions. Este año también ha estado de gira con la obra unipersonal La infamia, sobre el activismo social de la periodista mexicana Lidia Cacho contra la trata de personas, y en febrero de 2024 estrenará Vania por Vania, de Pablo Remón, en el Teatro Español de Madrid. No tiene tiempo para dejar que le hagan daño. Si acaso, para cultivar el amor propio y ajeno.

- ¿Qué valor das a los premios?
- Los premios te colocan en un lugar de cierto prestigio que te permite enlazar con proyectos que, en mi caso, quieres hacer. Pero también son muy efímeros. Son un chute de energía momentáneo que no te exime del trabajo y la mejora constante. Son un abrazo de cariño, un impulso y un reconocimiento por parte de los compañeros que te llena de ganas de seguir luchando e intentando hacer las cosas cada vez mejor, pero sin ellos también puedes seguir disfrutando de retos y compartiendo el éxito de otros, porque al final hay una sinergia: tú no puedes hacer nada solo en esta profesión. Así que el hecho de sentirme parte de este oficio ya es un premio, porque me ha costado un montón estar donde estoy. Vengo de Murcia y nadie se dedica a esto en mi familia.

- Al hilo de la falta de referentes, las mujeres al frente de thrillers policíacos han sido una rareza que en los últimos años se ha ido corrigiendo. Se me ocurren los personajes de Kate Winslet en Mare of Easttown (HBO) y Sarah Lancashire en Happy Valley (Netflix), y actrices españolas como Maribel Verdú en El asesino de los caprichos (Gerardo Herrero, 2019), Belén Rueda en El silencio de la ciudad blanca (Daniel Calparsoro, 2019) o Marta Etura en la Trilogía del Baztán. ¿En qué medida te animaste a protagonizar Verano en rojo para seguir normalizando entre la población femenina este oficio?
- Sí, hay una faceta de la interpretación que es muy pública y, por su repercusión, tiene valor interpretar roles que antes no existían para las mujeres. Si todas nos atrevemos a hacer lo que nos pide el cuerpo, se llegará a un lugar de igualdad. Si todas hacemos, en cambio, por complacer, nos quedaremos donde estamos. Pero creo que es una energía comunitaria que resulta inevitable ir incorporando. Cuando adquieres cierta madurez o cierta conciencia de quién eres y de qué quieres hacer en la vida, el feminismo pasa a formar parte integral y resulta contagioso.

- Estaba pensando en el personaje de Diane Kruger en vuestra película, Visions, una piloto, ¿qué te ha resultado más estimulante, rodar en francés o trabajar con la actriz alemana?
- Fue un lujazo. Disfruté muchísimo. Al principio me puse un poco nerviosa, pero luego fue muy sencillo y me entendí muy bien con ella y con el director, Yann Gozlan. En Francia hay un amor genuino al cine. Disfrutamos de 12 semanas de rodaje, tiempo que aquí no tenemos, pues nosotros disponemos de seis o siete. Los franceses inventaron el cine y lo cuidan. Todas mis experiencias allí siempre me resultan muy placenteras por el respeto que le tienen a todo el proceso creativo cinematográfico. Y en esta ha sido mucho más grande y se han puesto muchas expectativas, porque el director hizo mucha taquilla con su anterior película, Black Box (2021).

- ¿Qué hay de ¡Salta!, cuánto tiene que ver tu participación con el hecho de querer que tu hijo vea una de tus películas?
- Todo. Es una peli súperdivertida, una fantasía tipo Los Goonies con viajes en el tiempo al futuro. Me la propusieron en una época en que tenía muchísimo trabajo, pero quise hacerla porque quería compartir el estreno con León y disfrutar con él de personajes que él pudiera entender. Como las buenas pelis de niños es más profunda de lo que parece. Habla de cosas importantes.

- La maternidad y la protección de la infancia están marcando tu carrera, no solo por protagonizar Madre, sino también por tu papel en Verano en rojo y la elección del tema de tu corto y de tu película. ¿Por qué sientes la necesidad de poner ahí el foco?
- En realidad, en mi peli estoy hablando de que las madres tenemos que armarnos de herramientas valiosas para poder educar. Todo lo que los adultos somos, hacemos y pensamos se lo estamos transmitiendo a ellos para el momento en que tengan que enfrentarse a cualquier reto o  crisis. Si quieres que tu hijo esté bien, primero tienes que estar bien tú. Tienes que currarte un discernimiento y unos valores. No puedes decirle a tu hijo que se quiera y no quererte tú; no puedes decirle lo que es bueno y malo y luego contradecirte con tus actos.

- A este respecto, ¿en qué difiere el corto del largo?
- La peli es mucho más compleja que el corto y habla de que la libertad de exploración es básica, pero el amor propio es algo que tenemos que transmitir de madres a hijos.

- El estreno este mismo año de una película con idéntico punto de partida, 20.000 especies de abejas, ¿puede ser una ventaja o un inconveniente?
- Una ventaja siempre. Me parece enriquecedor que se hable de temas que tienen que ver con el respeto, que se exponga la existencia de diferentes puntos de vista sobre la actualidad y se planteen preguntas al respecto. Forma parte de la sociedad en la que quiero vivir. Mi punto de vista no tiene que ver con dar una solución ni con ofrecer un pensamiento concreto y certero y adoctrinar, sino  todo lo contrario. Para mí hay algo muy valioso del cine que tiene que ver con la empatía. A través de la emoción entiendes cosas. Es el síntoma de una sociedad sana.

- Lo que no es síntoma de salud es la cultura del odio en las redes, ¿cómo te salvaguardas hoy en día después de la experiencia que sufriste al anunciar el casting?
- Fue un aprendizaje importante de cara al resto de la peli, porque estamos hablando y tratando con un niño al que no podemos exponer de esa manera. La gente que ha hecho esos comentarios va a seguir estando ahí. Sé que en realidad no es personal. No tiene que ver conmigo. Van contra lo que sea que les haga sentirse atacados y lo manifiestan de una manera radical, infantil, oscura y fea. Yo no quiero pertenecer a eso. No quiero que mi película se vincule a algo así. La manera de combatir el odio es con más respeto, concentrarte en hacer las cosas con mucho amor y mucho amor propio y no entrar al trapo, porque les das energía, les alimentas el hobby. Cuanto más caso les hago, menos se lo doy a las cosas positivas y que importan. Ignorancia absoluta. Esa es la clave.

- Tengo entendido que quieres que tu siguiente proyecto como directora sea una superproducción, ¿de dónde viene ese deseo?
- Me encanta contar historias y tengo la suerte de llevar mucho tiempo trabajando y de que me guste asumir retos. Hay una idea que ya llevo un par de años pensando seriamente y me apetecería. Pero es otro código, algo totalmente distinto. A ver si sale. Ojalá, porque creo que la alegría es muy importante en el cine.

- ¿La mitad de Ana no es alegre?
- Sí. Parece que cuando tratas temas que tienen que ver con el drama no pueda haber luz y alegría y no, para nada, creo que mi peli va a ser súperalegre, pero la que tengo en la cabeza para después lo es mucho más. Será una película atrevida.


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