La cordobesa presenta su disco Sanación este domingo en el ciclo Sons al Mediterrani
CARTAGENA. María José Llergo ya lleva año y medio sin ser ninguna promesa de nada. Sanación , su primer disco, ya la confirma como una voz (en la música y en la letra) singular y valiosa. Su música tiene raíces en el flamenco, pero ni le gustan las etiquetas ni quiere tacharse de renovadora de nada. Ella solo quiere hacer canciones y cantarlas. Y lo hace fenomenal. El 22 de julio, dentro de La Mar de Músicas, el público cartagenero tendrá la oportunidad de escucharla.
- ¿Cómo quieres que te escuchen?
- Yo visualizo a alguien en su casa, en un momento de tranquilidad, en un momento en el que tengan capacidad de introspección, de encuentro consigo misma y con sus sentimientos. Que utilicen Sanación y quieran poner en orden su cuerpo, su mente y su corazón y dedicarse a uno mismo media hora, que es lo que dura el disco.
- ¿Cómo ha evolucionado el disco en este año y medio? ¿Caminas hacia algo diferente ahora?
- Bueno, se trata de un disco conceptual, así que -desde mi punto de vista- yo ya he pasado esta fase. He conseguido sacar belleza de mi dolor. Ahora estoy más optimista, vivo una época muy luminosa, preciosa para mí, y estoy más segura de lo que quiero y lo que hago.
- ¿Y cómo está cambiando?
- Cambia todo. El proceso creativo es un reflejo de lo que siento. Si sueno oscura es porque estoy viviendo épocas oscuras. Y ahora estoy en otro momento.
- Uno de tus mayores dones es el de abstraerte en tus letras y leer el campo y la naturaleza. ¿Cómo lo haces?
- Es algo que me sucede continuamente. Lo natural es humano y lo humano es natural. Me gusta personificar los elementos de la naturales, encontrarme con el entorno y convivir con los elementos de la fauna, las estrellas, los episodios meteorológicos, la flora. Entenderlos como si tuvieran alma y vida. Me pasa mucho cuando tengo momentos de conexión con la naturales, aunque ahora, con tanto trabajo, esos momentos son contados y muy fugaces. Estar en la ciudad te hace echar de menos la naturaleza, y en cuanto estoy ahí, intento impregnarme de esas sensaciones, de esta libertad y tranquilidad que da tanta paz.
- ¿Qué tiene eso de político?
- Mucho. Todo lo que hacemos es político, desde que compramos el pan en un lugar del barrio hasta cómo compramos la ropa. Para mí, al menos, lo es. Por eso mido tanto mis letras. A mí me resulta totalmente natural esa lectura, el creer que hay un modo de vida posible que sea cotidiano y sostenible. Que tu paso por el mundo no deje un camino yermo para aquellas personas que están por venir.
- Dices que tu Córdoba natal está en todo disco. Mirando más allá, ¿qué papel tiene el Mediterráneo en tu música?
- Es muy importante. Nana del Mediterráneo surge cuando yo visito la Costa Brava y me doy cuenta de lo preciosa que es, pero a la vez, que ese mar era la tumba de tantas personas. El Mediterráneo me da paz, es un paraíso, pero también es un reto para la vida de muchísimas personas que intentan llegar desde la otra orilla. Por otra parte, mi vida en Barcelona la recuerdo con muchísimo cariño, es donde he aprendido tanto, o donde conocí a manager, por ejemplo.
- Tu música mira hacia atrás pero quiere mirada hacia adelante, ¿es así?
- Quiero mis raíces sean alas pero que mis alas se enraícen, como decía Lorca. Yo no quiero entender mi música de otra manera.
- ¿Que las etiquetas de género y los espacios musicales se estén volviendo más fluidos estilísticamente es una buena noticia?
- Sí. Ojalá que sea así. Yo siempre digo lo mismo: mi música solo puede definirse por mi nombre. No hay una sola etiqueta que me convenza, estoy constantemente cambiando la naturaleza de mi música (intento que sea siempre para mejor). Parto de un punto de creación preciosos que me lleva a donde quiera sin dejar de ser yo misma, compartiendo, experimentando y aprendiendo de otras culturas.
- ¿A quién beneficia más las etiquetas?
- Noto que es más una necesidad de los medios y no tanto de los artistas. Nosotros no pensamos en etiquetas cuando componemos. No somos un producto de supermercado que necesite ser etiquetado, la música es una expresión más allá de lo tangencial.
- La sombra de los Morente es alargadísima en el flamenco, ¿estamos preparados para una nueva etapa y otras referencias?
- El legado de Morente no es una sombra alargada sino una luz que ilumina. Al menos lo es para mí. La música de Enrique Morente me sigue alumbrando, como la de Camarón o los Pavón. En el caso de Morente, lo más bonito que dejó es la libertad y el respeto, y eso es una herencia de la que gozamos todos los andaluces gracias a él. Supo hacer lo suyo sin infligir daño a los nadie, respetando a la cultura y llevándola a su punto más personal, y eso es una grandeza de una valor incalculable e incuestionable. Me emociona mucho hablar de Enrique Morente, a pesar de no haber podido verle en directo ni conocerle en persona. Nos ha dejado un legado muy importante, no solo de cante sino de cómo entender el arte.
- En todo caso, reformularé la pregunta mejor: ¿la música de raíz flamenca está preparada para nuevos referentes (sin desmerecer los anteriores)?
- Completamente, pero no nos podemos olvidar lo que ha pasado antes. Si nosotros estamos aquí es porque antes ha habido un legado de otras personas. Artistas que que se atrevieron a componer en libertad cuando la libertad era un tabú. Es importante valorar lo que heredamos para impulsar lo que queremos hacer, aunque sea paradójico, porque también estamos rompiendo con ello. Poder hacerlo es consecuencia de lo primero. La experiencia de Camarón con La Leyenda del Tiempo o de Lola y Manuel con El origen de una leyenda nos recuerda -además- que hay que hay que salir de cierta zona de confort aunque no las tengamos todas con nosotros.
- ¿Cómo crecen tus canciones con colaboraciones con productores? ¿Es la manera de hacer música en esta época?
- Lo importante es mantener tu visión, independientemente de si lo haces con más personas o sola. Saber que es lo que quieres y lo que tienes que decir, y luego ponerlo en común con el resto de compañeros de viaje. Siempre es un enriquecimiento mútuo, pero es el artista es que debe mantener una impronta propia, que debe conservar pase lo pase, esté con quien esté.