MURCIA. Las pinturas figurativas y enigmáticas del artista vasco Aitor Lajarín (Vitoria, 1977) protagoniza la exposición La Perspectiva, que la galería murciana Artnueve inaugura este miércoles 22 de junio, a las 20.00 horas, en un encuentro con los amigos del espacio que dirige María Ángeles Sánchez Rigal que contará con el músico y DJ de música electrónica underground Someone Spatial. La muestra cierra la trilogía iniciada en Artnueve en 2016 con Rumiante y continuada en 2019 con El adverbio y la piedra. En esta ocasión, el artista presenta sus trabajos más recientes, en los que cada elemento representado tiene sentido dentro de un contexto. Será el espectador quien, como cómplice del artista, se enfrente a desentrañar el misterio que esconden.
Las obras de Aitor Lajarín parten de esta idea de inaprensión del mundo. En ellas, hay sujetos que se ven diminuto ante la inmensidad del cosmos, aunque no por ello posee menos brillo, o relevancia. Es decir, la inmensidad no nos reduce a la nada, ni resta nuestra existencia; por contra le da sentido como dimensión sin la cual no puede darse una relación de perspectiva, y por tanto de discurso, según señala el escritor independiente y crítico de arte, David García Casado, autor del texto que acompaña la exposición.
Así, el autor interpreta esta faceta de la obra de Lajarín "como una metáfora de la soledad del artista ante las posibilidades de la creación; de cómo el artista encuentra un hallazgo a partir del cual desarrollar su creación pero a sabiendas de que es tan solo una posibilidad, una pequeña luz que se enciende en un ignoto mundo de sombras".
Por otro lado, "hay momentos en sus obras en las que la relación es inversa, es decir, es la fuente de luz - un planeta, una estrella, una luna - la que parece ser testigo de la actividad del sujeto, un sujeto cualquiera, que podríamos ser nosotros mismos. Por eso tal vez hay en algunas de sus más recientes obras una desaparición del componente humano para darse puramente fenómenos astronómicos que parecen indiferentes al espectador, tan alejado y remoto de esas luces como ellas lo están de nosotros, pero que también -por el simple hecho de ser contempladas- atestiguan nuestra existencia", añade García Casado.
Igualmente, apunta que "los cuadros de Aitor son lugares de encuentro, espacios en los que se da la posibilidad de un intercambio creativo, de manifestación de invenciones, aunque sea dentro de un universo particular, el que se contempla desde la perspectiva Lajarín, de la cual ustedes ahora mismo también forman parte".