MURCIA. 48.50 metros cuadrados de creatividad, colorido y convivencia. Esto es lo que han conseguido los arquitectos Alberto Gil Torrano y María José Guillén Guillén -del estudio archenero AMAA Arquitectos- con la reforma que han realizado en un piso de Puerto de Mazarrón, donde han creado un mundo propio y original para una familia con un niño pequeño a la que le sobran las barreras. Este trabajo ha sido reconocido con una mención en los Premios de Arquitectura de la Región de Murcia en la categoría de Arquitectura de Interior y Actuaciones Efímeras.
Explican los arquitectos que los clientes decidieron llevar a cabo un cambio de vida y mudarse a Mazarrón, municipio con el que tienen un vínculo muy especial. Las calles, la vida, los colores y los olores de esta tierra siempre han estado muy presentes en sus vidas, por lo que determinaron reformar el piso familiar dónde uno de ellos había pasado su infancia. Tenían claro que buscaban un cambio de vida radical, un espacio familiar sin limitaciones y que estuviera presente el espíritu de Mazarrón.
Por todo ello, los arquitectos propusieron: abrir lo máximo posible el espacio para promover las relaciones entre los miembros de la familia, permitiendo que sus vidas interactúen mientras cocinan, estudian, se relajan, juegan; convertir un piso con poca luz en uno muy luminoso y amplio; y llevar a ese espacio una sensación de recuerdo paisajístico de Mazarrón, recopilando sensaciones con las que ellos identificaban el lugar, la arena, el mar, las minas de Mazarrón con sus colores rojizos, ocres, dorados…
El resultado nada tiene que ver con el piso que había antes de la reforma, que se organizaba a través de un largo pasillo que llevaba al salón, la única estancia que daba al exterior (lo que hacía que en sus espacios faltase luz natural). Las actuaciones que se llevaron a cabo buscaron cambiar la forma de vida y garantizar la luminosidad. Para ello, explican, se eliminaron las particiones interiores, se abrieron grandes ventanas a los patios de luces y se quitó el falso techo.
Además se colocó una estructura bautizada como 'pieza de espacio del niño' sobre la que gira la vivienda. Esta pieza se abre al salón y la cocina, genera un espacio de juegos, descanso, estudio y relación de la familia. En toda la casa, el único elemento cerrado es el baño.
Asimismo, en las ventanas que dan a los patios se han colocadon celosías, para generar intimidad. Las formas se generan de la abstracción con una malla de polígonos de voronoi de una imagen del mar.
"En toda la intervención destaca la importancia del color al tratarse de un hogar Inspirado en la atmósfera de las minas de Mazarrón, generando un espacio alegre, divertido, flexible y comunicativo", destacan los profesionales de AMAA Arquitectos.