MURCIA. Acercar el mar a través del arte es un acto tan poético como concienciador. Así lo entiende Isabel Muñoz, Premio Nacional de Fotografía 2016 y dos veces ganadora del World Press Photo, quien ayer, martes 8 de junio, inauguró en Casa Mediterráneo de Alicante una exposición que invita a reflexionar acerca de la generosidad que ofrece la naturaleza y el maltrato que recibe como respuesta. Además de esta Pepito Grillo de la fotografía, al acto de presentación asistieron Ai Futaki, apneísta japonesa y protagonista de la muestra; Héctor Salvador, director de Casa Mediterráneo (entidad que organiza la muestra), y Eduardo Nogués, director del Oceanogràfic de Valencia, lugar que ha sido escenario de las fotografías. Cabe recordar que Isabel Muñoz ya inició en 2017 una serie titulada Agua durante un viaje al litoral de la Región de Murcia, con el fin de documentar la creciente contaminación de los espacios marinos a causa del vertido de residuos plásticos de los invernaderos agrícolas.
Escoger esta fecha concreta de inauguración no es casualidad, pues se ha hecho coincidir con el Día Mundial de los Océanos precisamente para hacer hincapié en la necesidad de preservarlos, según apunta el director de Casa Mediterráneo. Una voluntad compartida entre todas las partes que han hecho posible esta muestra, que podrá visitarse en la entidad alicantina hasta el viernes 30 de julio, momento en que comenzará su itinerancia, haciendo una primera parada en el Oceanogràfic. Según su director, una de las razones de ser de estas instalaciones acuáticas es mostrar animales y hábitats a la gente como "contemplación lúdica, pero siempre ligada a un mensaje. Esto se ha alineado con el trabajo de Isabel".
Somos agua -que así se titula la muestra- busca ser un rayo de esperanza, transmitir que, "si cuidamos un poco más ese mar que nos lo da todo y no pide nada a cambio, podemos dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones. O, al menos, dejarles un mar como el que yo pude recibir", puntualiza la artista. "Cuando era pequeña, si buceaba podía ver el recorrido que dejaban las estrellas de mar en el fondo. Ahora se ven pocas estrellas y pocos caballitos", lamenta la involución. De hecho, matiza que es en el Oceanogràfic de Valencia donde ha vuelto a encontrarse con estos especímenes mientras tomaba las fotografías que ahora expone en Casa Mediterráneo.
La exposición está compuesta por diez fotografías (tamaño 2x3) y la instalación de diez telas en las que se han impreso las fotografías y que simulan posidonia, el pulmón del Mediterráneo. "Esta estación (Casa Mediterráneo) es mágica, porque cuando entras parece que estés bajo el agua. Por eso quisimos que diera la impresión de que las telas son un arrecife de posidonia", explica la idea Muñoz. A raíz de la muestra y del interés en esta planta endémica, el equipo trabajará durante tres días en Tabarca, la isla alicantina que cuenta con una reserva de posidonia y otras especies autóctonas.
Isabel Muñoz y Ai Futaki se conocieron en Japón en 2016, cuando la fotógrafa viajó al país nipón por motivos profesionales. Cuando decidieron embarcarse en este proyecto, la intención inicial contemplaba fotografiar a la doble poseedora del récord Guinness mundial de apnea junto a las tres belugas que viven en las instalaciones acuáticas valencianas. "Llegamos con una idea y cambiamos. Los mamíferos decidimos retratarlos en libertad, porque en el Oceanogràfic nos encontramos con el paraíso; están todos los mares y océanos del mundo", traslada la maestra de las imágenes.
Otro cambio de planes llegó con la implicación del personal (científicos, buzos, etc.) en el proyecto. En principio, Futaki iba a ser la única figura humana, pero el amor empujó a que el proyecto se abriera a más protagonistas: "Cuando salimos el primer día de trabajar con los tiburones, Marga me dijo que él y su marido (Carlos) se conocieron gracias a los tiburones. Así que les propuse si querían participar y aceptaron. No podemos defender nada que no amemos", justifica.
En cuanto al modus operandi, Muñoz se lanzó a la piscina -literalmente- a captar desde dentro ese medio desconocido que supone el mar. "Yo soy mediterránea y siempre he tenido una relación muy especial con el agua. Además, como artista necesito que me huelan", menciona refiriéndose a la proximidad con lo que fotografía. "Yo necesito tener contacto, que vengan los peces y noten mis vibraciones, que en el agua se transmiten cuatro veces más rápido". Y reconoce que ni es buena buza ni buena fotógrafa submarina, pero que aplica "los conocimientos adquiridos en la superficie a debajo del agua".
Según afirma apneísta nipona, "ahora estamos en el punto de inflexión; o bien salvamos los océanos o bien tomamos un camino que no quiero ni decir", deja inconclusa la sentencia. En un intento de concienciación, Futaki recuerda que "todos estamos conectados con el mar" y que "sin él no podemos respirar". Y, además, aboga por el arte para llevar a cabo esta labor reivindicativa: "Yo creo en el arte, porque es algo que sale del corazón.