MADRID (EFE). "Estoy agotada, cansada física y emocionalmente", asegura a EFE María, enfermera de la UCI de un hospital valenciano desde hace cerca de una década y a la que la pandemia de covid-19, al igual que al resto de sus compañeros sanitarios, le ha supuesto un "tremendo coste" a nivel emocional.
Esta profesional sanitaria es una de las muchas enfermeras y enfermeros que han vivido una "terrible" e "impactante" crisis sanitaria y que pueden tener acceso al teléfono gratuito de atención psicológica que les ofrece el Colegio de Enfermería de Valencia.
La atención la presta la Fundación Salud y Persona que, tras recibir una donación de la asociación empresarial del seguro Unespa, puso en marcha en septiembre de 2021 el teléfono gratuito 900 293 162 con el fin de prestar ayuda a quienes han cuidado de todos durante los momentos álgidos de los contagios.
Aunque no ha utilizado este servicio de atención psicológica, María lo considera "necesario" y "justificado" porque, afirma, "esto no ha terminado" y aunque los casos y hospitalizaciones están bajando, "los efectos y consecuencias de todo lo que ha pasado todavía no lo hemos vivido".
De la misma forma opina la presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia, Laura Almudéver, quien en declaraciones a EFE considera "importante" tener este "apoyo y asesoramiento" gratuito, que podrá usarse durante un año, las 24 horas del día y los siete días de la semana.
Para Almudéver, ahora que parece que está acabando la pandemia de la covid, la consecuencia "va a ser la otra pandemia, la mental. Vamos a tener un problema importante con la salud mental de las personas".
María recuerda que los enfermeros y enfermeras llegaron a la pandemia "tocados, cansados y quemados" por las condiciones laborales, con un alto índice de interinidad y recortes, y desde marzo de 2020 se encontraron "ante una situación desconocida para todo el mundo".
Ha sido todo "muy impactante, hemos visto cómo entraban los pacientes y cómo se expandían las UCI fuera de lo que era el recinto de estas unidades", confiesa para añadir: "Jamás he visto tanto paciente intubado y cómo se moría la gente".
"Lo que hemos vivido ha sido terrible", afirma para admitir que a nivel emocional ha supuesto "un coste tremendo" y que ha visto a compañeros "salir de la UCI y llorar", y con miedo a contagiar a miembros de su familia.
Señala que muchos de sus compañeros y compañeras "no tienen ganas de ir a trabajar". Es, confiesa, "como una montaña, nos ha desbordado a todo el mundo y a todos los niveles".
Asegura sentirse orgullosa por ser enfermera y del trabajo que hacen sus compañeros, ante los que se "quita el sombrero", y aunque considera que es una profesión "vocacional", indica que "muchísimos" se han planteado dejarla: "Tenemos una responsabilidad bestial" y "no se nos reconoce ni se nos valora social ni profesionalmente".
"Estoy entre estresada, cansada y muy agotada. Muy cansada física y emocionalmente", afirma al ser preguntada por su situación anímica en estos momentos, a lo que añade que se halla en una "alerta constante" y se nota "agarrotada. Necesitaría un mínimo de tres meses para desconectar".
Laura Almudéver asegura que los profesionales de Enfermería han sufrido "doblemente, como ciudadanos y como personal que ha atendido a personas contagiadas", y añade: "Eso satura muchísimo y estamos siempre trabajando bajo presión".
"Han sido dos años muy duros" en los que se han vivido "situaciones muy complicadas que, al final, generan trastornos emocionales", revela para recordar que, según una encuesta del Consejo General de Enfermería, casi el 90 % de los profesionales se han sentido "con niveles de ansiedad y estrés importantes, con miedo y temor a contagiarse".
"Hemos vivido situaciones muy incómodas, ver cómo en las primeras olas no había respiradores y, junto al médico, había que descartar por edad a quién ponérselo -rememora-. Eso ha pasado y hay gente que ha tenido que coger la baja por la impotencia de no tener ese material".
Considera necesario incrementar el ratio de Enfermería, que en la Comunitat Valenciana es de seis por cada mil habitantes, entre los más bajos de España, país que a su vez está a la cola de Europa.
El director general de la Fundación Salud y Persona, Joan Piñol, señala a EFE que actualmente tienen derecho a este servicio de asistencia psicológica cerca de 7,5 millones de personas, de las que algo más de cuatro millones son personal sanitario y sus familias.
Considera que es un servicio necesario y aunque todavía no se reciben muchas llamadas, aquellas que lo hacen son por temas personales o laborales y básicamente relacionadas con el estrés o la gestión de conflictos con ciertos enfermos o sus familiares.
También por el miedo a contagiarse por estar en primera línea o a contagiar a sus allegados, la dificultad de mantener o conciliar el sueño o por el duelo o pérdida, porque están cerca de pacientes que han fallecido.
Según Piñol, hay profesionales que explican que acuden a trabajar "sin ganas, con miedo, cansados", en su estado de ánimo domina la "tristeza", se frustran por la falta de medios y sienten que la situación afecta a su relación de pareja y con sus hijos.
Más que querer dejar la profesión de sanitario, en la que hay un componente "muy vocacional", en sus llamadas transmiten frases como "no me veo con ánimo" ni "tengo ganas" de ir a trabajar.
"Estrés, cansancio, frustración..." son algunas de las sensaciones que más afectan al colectivo sanitario, concluye. EFE