MURCIA. El dibujante cartagenero Leopoldo Sánchez falleció el pasado fin de semana, según ha informado el Área de Artes Plásticas de la Concejalía de Cultura de Murcia, que ha lamentado la perdida de este histórico del cómic murciano, a quien tenía previsto rendir un homenaje el año que viene con una exposición en el Laboratorio de Arte del Carmen (LAC). El proyecto, anuncian, seguirá adelante, reuniendo las principales obras del autor pertenecientes a distintas época.
Además de este homenaje, el Área de Artes Plásticas ha querido recordar la trayectoria de Leopoldo Sánchez (Cartagena, 1948), dibujante de historietas, especializado en los géneros de acción y fantasía, que destacó en cómics bélicos y de horror extranjeros. En España fue uno de los adaptadores de El Quijote y el creador de un personaje fetiche del llamado boom del cómic llamado Bogey.
Señalan, igualmente, que desde joven, enfocó su carrera hacia el dibujo, al compartir afición y gustos con sus primos, los hermanos Ortiz, que ya se dedicaban profesionalmente a realizar historietas. Desde los 14 años fue ayudante/aprendiz del dibujante también cartagenero Gigarpe (Ginés García Pérez) y vio su primer trabajo publicado, La batalla de Clavijo, bajo el sello de Ediciones Paulinas, dentro de la colección Batallas Célebres. también tuvo incursiones en el humor gráfico para prensa y algunas páginas para la serie El Caballero de la Cruz, que dibujaba Gigarpe para la Editorial Maga. La labor de Leopoldo se ceñía casi exclusivamente al dibujo a lápiz, aunque también pasó muchos trabajos a tinta.
Mientras cursaba estudios de Magisterio realizó varios viajes a Valencia, al estudio que compartían Leopoldo y José Ortiz, Miguel Quesada, Luis Bermejo y Vicente Ramos. Con ellos aprendió los trucos del oficio y realizó su primer trabajo en solitario, un cuadernillo del Oeste de unas 20 páginas. Poco a poco fue publicando más historietas en la colección Atletas de Editorial Maga, así como páginas cómicas para la revista Reseso, de la misma editorial, sigue recordando el Área de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Murcia.
En 1965, Sánchez se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde coincidió con su futura mujer, la pintora Nydia Lozano. Durante los años en la Escuela entraron ambos en contacto con la vanguardia que dominaba entonces el panorama artístico: Equipo Crónica, José Iturralde, Eusebio Sempere, Fernando Zóbel, Gustavo Torner, etc., y sus respectivas carreras artística como pintores arrancaron en una exposición colectiva en el Ateneo Mercantil de Valencia en 1969.
Pero Leopoldo alternó esta labor creativa con la de dibujante de historietas, para agencias como Bardon Art, elaborando obras de tema romántico, de guerra o de horror que iban destinadas a publicaciones de las editoriales Fleetway y DC Thomson. Parte de estas historias vieron la luz en España en la revista Dossier negro, de IMDE, y en varias de la Editorial Ferma. En esta época también colaboró con el sello Aredit de Lyon (Francia), para la que realizó portadas e historietas en solitario o en colaboración con su primo Leopoldo Ortiz. Este tipo de publicaciones consistían en historias desarrolladas a lo largo de 200 o 300 páginas, y solían adaptar novelas policiacas.
A partir de 1971, ya afincado en Barcelona, Leopoldo se dedicó a pintar, exponer y al mismo tiempo hacer historietas para cuantas editoriales españolas pudo. Colaboró con la revista Trinca, de la Editorial Doncel, en cuya última etapa publicó una adaptación de la primera parte del Quijote que luego fue editada en álbum. También en la primera parte de los años setenta trabajó, a través de la agencia Selecciones Ilustradas, en las revistas de horror de Warren Publishing. Allí desarrolló un estilo singular, muy detallado en la definición de personajes pero experimental en la composición de la página, aportando más de un hallazgo narrativo. Concretamente, el autor publicó historietas en númerosos números de Creepy y Vampirella. Obtuvo uno de los premios otorgados por Warren a los mejores dibujantes.
A finales de los años setenta, abordó algunos otros trabajos de historieta que alternó con ilustraciones publicitarias. En 1976 colaboró en la revista satírica y humorística de Garbo titulada Eh!, dirigida por Manel Ferrer, y posteriormente se ocupó de dibujar un encargo: la Historia de Cataluña sobre guiones de José Antonio Parrilla y Luis Vila, "un trabajo que él consideró muy aburrido pero cuyos originales puso a la venta con éxito (sus compradores eran catalanistas de pro, no coleccionistas de cómics)", apuntan desde la Concejalía de Cultura. Con el mismo Parrilla abordó luego la serie La Familia Real para la revista Diez Minutos, que fue retocada y manipulada sin consentimiento del autor y fue terminada a desgana, con el consiguiente perjuicio en el acabado de la obra.
La serie por la que más se recuerda al autor Leopoldo Sánchez fue, sobre todo, Bogey. El personaje, un detective futurista venido a menos y campeón en el cinismo, aunque con moral inquebrantable, fue creado en 1979 para una nueva revista de cómics de ciencia ficción que se titularía Crack. La revista nunca vio la luz, y el autor editó él mismo un álbum con las dos primeras historietas de Bogey (Adios, muñeca! y El hombre que floreció en BOGEY, libro de 1981, que antecedió a los que luego publicó Norma Editorial). El autor no se rindió en su deseo abordar la edición de una revista independiente, y en 1982 se sumó al proyecto de Editorial Metropol junto a Manfred Sommer, José Ortiz, Mariano Hispano y Paco Baena. Publicaron las revistas Metropol, Mocambo y KO cómics, pero la escasez de ventas acabó con aquel proyecto. Los últimos trabajos realizados por el autor en esa época fueron varias historietas para la revista Cimoc, entre las cuales se contaba la serie Diario de Arena, que él no pudo concluir y continuaría Luis Bermejo.
Desde entonces el autor compaginó trabajos publicitarios para agencias como Saatchi & Saatchi, J. Walter Thompson, RCP, Lowe, Bassat, MMLB o Contrapunto con su carrera como pintor, iniciada desde los años setenta, a la cual se dedicó a partir de los años ochenta. Aparte de exponer por todo el mundo, sobre todo en EE UU, fundó en 1996 en Murcia la Galería de Arte Convard, supliendo la carencia en esta ciudad de una galería dedicada al arte realista español.
El autor realizó un breve regreso a la historieta en el siglo XXI con su serie Pepe Malone, de la que firmó tres trabajos: Tú mismo (Ponent Mon, 2018), Pepe Malone: Apocalipsis/Una casa de reposo en las afueras (Evolution, 2019) y Pepe Malone. El cipote incorrupto de Casanova y otros disparates (Amaníaco, 2021), que se distribuyó pocos días después de su fallecimiento.
Recibió varios premios en vida, como el Ciudad de Barcelona en 1984 y un Homenaje del Ayuntamiento de Cartagena en 1986.