CARTAGENA. Los cinco balnearios públicos construidos en Cartagena, concretamente en Los Urrutias, Punta Brava y Estrella de Mar, son ya una realidad tras concluir unas obras que han supuesto una inversión de 1,2 millones de euros por parte de la CARM. Los cinco balnearios están construidos en madera sobre pilotes y dan acceso a las zonas aptas para el baño ubicadas aguas adentro. Cuentan con una pasarela que comunica la playa con las diferentes plataformas de estancia y acceso al baño, con zonas de solárium y zonas con sombraje.
Los balnearios están dimensionados para que se acceda a zonas de baño con profundidades de entre medio metro y un metro, y disponen de escaleras hasta el fondo del mar. Todos ellos tienen un recorrido accesible hasta una zona de baño adaptada, en la profundidad de medio metro.
En este sentido, el consejero de Medio Ambiente, Antonio Luengo, ha destacado "su valor paisajístico, tan característico del Mar Menor, su contribución a la recuperación del ecosistema y su condición de espacios públicos que permitirán una mayor accesibilidad al baño".
Los balnearios se han emplazado en función de datos obtenidos en el estudio de caracterización del fondo en zonas aptas para el baño con fondos arenosos, donde no existan especies protegidas, y la denominación escogida para ellos ha sido El Carmolí y Punta Brava, para los de Punta Brava, Los Urrutias y Estrella de Mar. En total, los cinco balnearios cuentan con una superficie de 3.439 metros cuadrados y toldos de sombraje con una extensión de 433 metros cuadrados.
Esta actuación está contemplada en Red Natura 2000, en concreto, en el Plan de Gestión Integral de los Espacios Protegidos del Mar Menor y la Franja Litoral Mediterránea de la Región de Murcia "que establece puntos propicios para la biodiversidad, por las aglomeraciones de fauna y flora submarina que pueden llegar a albergar, ya que un solo poste de madera puede reunir más de una treintena de especies, desde anémonas de mar y gusanos poliquetos, hasta pequeños peces, además de servir de refugio a multitud de fauna marina como chirretes, anguilas, quisquillas o lubinas; y a otras protegidas, como el caballito de mar, el fartet o la nacra", ha apuntado Luengo.
Cabe recordar que la condición natural del Mar Menor conduce a que las playas de arena de la ribera continental, de origen artificial, se vayan perdiendo con el paso del tiempo a causa de los temporales. De hecho, hasta mediados del pasado siglo XX, el Mar Menor carecía de playas de arena, y en su lugar, para mejorar el baño, se instalaban balnearios que permitían el acceso al agua a varios metros de la orilla.
Estas instalaciones, casi desaparecidas, forman parte del patrimonio etnográfico del Mar Menor, siendo uno de los elementos más característicos de su paisaje. Además de su interés cultural, se trata de estructuras que sirven para la fijación de organismos filtradores, por lo que su presencia ha demostrado que mejora la calidad de las aguas de baño y son la alternativa más respetuosa con el Mar Menor para la restauración ecológica de las playas para el baño, en especial en las playas más afectadas por la presencia de fangos.
Los balnearios ayudan, además, a evitar la erosión de las arenas de las playas, evitando de esta manera que las arenas desplazadas afecten a las praderas existentes en las aguas someras del litoral marmeronense. La localización de los balnearios inaugurados se determinó, precisamente, por ser una de las zonas más afectada por la presencia de lodos.