MURCIA. El Museo de la Ciudad está destinado a albergar todos los símbolos de la ciudad de Murcia. Las donaciones y los archivos municipales son una fuente muy importante para el museo, que intenta ser tanto una galería de la identidad murciana como un reflejo de la actualidad.
El edificio del museo encuentra sus raíces en la llamada Torre de Junterón, la residencia de Gil Rodríguez de Juntería en el siglo XIX. La construcción pasó a ser la casa de la familia López-Ferrer en el siglo XIX. En la parte posterior de la vivienda se encontraba un huerto de origen hispanomusulmán, regado por las aguas de la acequia Caravija. Hoy en día el patio se ha convertido en terreno público y goza de una recreación del curso de la acequia Caravija, cuyo cauce original fluye actualmente bajo tierra.
En 1987, la residencia pasó a ser del Ayuntamiento por donaciones, hasta que en 1999 se abrió el museo al público. Tradición, arte contemporáneo y el espíritu más murciano son los protagonistas de este recinto destinado a contar la Historia de Murcia desde cualquier tipo de recurso.
Las exposiciones temporales y permanentes del museo permiten que los visitantes descubran las historias locales desde una perspectiva diferente. La combinación de diversas técnicas y estilos conforman las características de esta galería de dos plantas. Cada una está destinada a una época: planta baja, siglo XIII; primera planta, época cristiana; y segunda, siglos XIX y XX. El jardín exterior también forma parte de la narrativa del museo ya que allí siempre se representan espectáculos, conciertos y charlas.
Además, cada sala está presidida por un gran mapa tridimensional de la Murcia del momento. Muy útil e interesante para entender la cultura y organización de la ciudad desde una perspectiva externa.
Carmen López Brío es la autora del proyecto ManQud, la Seda al hilo de las tres culturas. Gracias a los proyectos municipales que pretenden reanimar y difundir la creatividad local y a los Reactivos Culturales (una de las líneas de estos proyectos municipales) ha sido posible darle un escenario a la idea de Carmen López.
La seda ha sido siempre un elemento clave para el patrimonio de Murcia, tanto como para la economía local en su día como para el valor artístico y cultural de la Región en general. La producción y comercialización de la seda se remonta a la época andalusí pero culmina su éxito en la entrada del siglo XX.
La propuesta de la artista ha sido mezclar dos vertientes: una más teórica, mediante la investigación sobre los aspectos históricos de la seda; y otra más práctica, con la creación de tejidos de seda que examina las antiguas técnicas para aplicarlas a nuevos usos contemporáneos.
El resultado de todo ello es una exposición llena de colores y texturas tintadas por la ligereza y la luminosidad de la seda, que bien pudiera ser, con su variedad de matices, la representación física del cielo de Murcia.
El Museo de la Ciudad es un referente arqueológico ya que posee, lo que podría ser, la única galería de arqueología municipal, pues no hay ninguna destinada únicamente a la ciudad de Murcia. En esta sección se puede encontrar uno de los 13 'jarrones de la Alhambra', en concreto, el último. Fue descubierto en la calle San Antonio de Murcia, cerca de la actual Plaza de Europa. Solo se conserva el cuello de la vasija, pero su valor resulta inigualable. Estos trece jarrones fueron las elaboraciones de los artesanos nazaríes desde el siglo X hasta finales del siglo XV.
La vasija del Museo de la Ciudad ha sido trasladado solamente una vez a Granada para que se expusiera junto los demás jarrones de la Alhambra, que se encuentran repartidos por el mundo.
El esgrafiado es una técnica decorativa que consiste en la elaboración de pequeñas incisiones en la capa superficial del objeto con la ayuda de un punzón.
La Edad Media fue la época de máxima expresión de esta técnica. Es posible que los artesanos se inspiraran en la metalistería (la técnica de trabajar los metales) intentando imitar sus decoraciones e incluso los perfiles de las piezas, pero es innegable que el esgrafiado murciano tiene un desarrollo y una evolución propia muy especial.
Parece difícil mezclar estos conceptos aparentemente antagónicos, pero es posible. De hecho, necesario. El Museo de la Ciudad tiene muy presente que una metrópoli no se sustenta únicamente en su pasado, debe avanzar, aunque sin perder su tradición. Aun así, existe una cuestión en torno a este problema que numerosos artistas han decidido interpretar: ¿el necesario avance de la ciudad tiene derecho a destruir el patrimonio?.
Aunque la respuesta sea clara, siempre es interesante plantear puntos de vista donde la coexistencia del pasado y la evolución toca nuevos horizontes. Así ocurre con el pintor Paco Almagro, quien ha intentado mezclar tradición y vanguardia en un mismo espacio para dar respuesta al inherente problema del crecimiento de las ciudades.
El museo avanza varios siglos y llega al siglo XX en la segunda planta. La construcción de puentes en la ciudad fue uno de los puntos decisivos para la industrialización de Murcia, que sufrió grandes cambios urbanísticos, de nuevo reflejados en el mapa presidencial de la sala.
Además, de Murcia salió la mayor producción de conservas del país gracias a la materia prima aportada desde la huerta. La industria del pimentón también fue una de las más importantes de esta tierra, destinada, asimismo, a darle el color con el que se identifican los murcianos.