MURCIA. La obra del escultor murciano Francisco Salzillo también despierta admiración fuera de nuestras fronteras, llegando su fama a la provincia italiana de Caserta, de donde era oriundo su padre, Nicolas. Prueba de ello son las visitas a Murcia del periodista y docente Gianfrancesco D'Andrea y su esposa, la abogada Giovanna Mastrati, cuya última estancia en la capital murciana coincidió con el 2 de marzo, día en el que se cumplía el 241 aniversario de la muerte de Salzillo. Por este motivo, la pareja italiana quiso visitar el Monasterio de las Capuchinas, donde está enterrado el imaginero junto a toda su familia. De vuelta a Italia, D'Andrea publicará un artículo sobre este nuevo viaje a Murcia en Il Mattino de Nápoles, uno de los diarios más relevantes del sur de Italia.
Acompañados por el artista murciano Zacarías Cerezo, lo primero que le llamó la atención a estos conocedores y admiradores de la obra de Francisco Salzillo fue que muchos murcianos desconozcan el lugar concreto donde está enterrado el escultor; extrañándoles que no se conmemore el aniversario de este genio del barroco que ha traspasado fronteras, así como que no exista en el recinto monacal ninguna placa que informe sobre la morada última de esta célebre familia de escultores.
Según relata Zacarías Cerezo, para rendir homenaje al autor de muchas de las imágenes que procesionan en la Semana Santa Murcia -que también conocen y admiran-, Gianfrancesco D'Andrea y Giovanna Mastrati rezaron una oración en la iglesia del Monasterio de las Capuchinas y entregaron un ramo de flores a la madre superiora para que lo pusiera en la discreta tumba del escultor, situada en el pequeño cementerio dentro del huerto monacal, que es zona de clausura, vedada, por tanto, a seglares.
Zacarías Cerezo recuerda, en este sentido, que precisamente en este monasterio profesó religión una hermana de Francisco Salzillo, Francisca de Paula, y fue capellán un hermano de ambos, Patricio. Francisco dejó escrito su deseo de ser enterrado en el monasterio con hábito franciscano. Allí, la pareja italiana descubrió y elogió las dos obras maestras que Francisco Salzillo talló para este monasterio y que se pueden ver en la iglesia, San Francisco y Santa Ana. Dos obras maestras, según manifestaron.
Las monjas también charlaron con los dos italianos sobre la obra y milagros de la beata Sor Ángela Astorch -a la que en Murcia se llama de manera cariñosa la 'Monjica del Malecón' y que yace incorrupta en el altar mayor-, siendo fundadora de este Monasterio en 1645.
Gianfrancesco D'Andrea escribirá una crónica sobre esta nueva experiencia murciana en el diario Il Mattino de Nápoles, donde trabaja como corresponsal. No es la primera vez que escribe sobre Murcia y su patrimonio. De hecho, se ha convertido en un divulgador muy activo de Salzillo en su tierra, especialmente entre los alumnos del Instituto Omnicomprensivo de Alvito (en la región del Lacio), que él mismo dirige.