Foto: Europa Press/Contacto/Ahmed Zakot(1948, Jerusalén)
—Hola, palestinos, ¿cómo va todo? Mira, perdonad que os moleste. Vengo de Inglaterra, allá en Europa, y quería comentaros que me he reunido con algunos países europeos y con Estados Unidos, claro, y hemos decidido que vamos a montar aquí un país para los judíos.
—Pero aquí vivimos nosotros…
—Sí, bueno, es un problemilla, pero necesitan un lugar donde vivir, así que hemos pensado que podíais darles vuestras casas.
— ¿Por qué íbamos a darles nuestras casas?
—A ver, no quería usar la baza de la pena, pero la verdad es que son una gente que ha sufrido mucho; qué menos que darles vuestras casas y vuestros campos para que empiecen de cero y olviden sus traumas, ¿no?
—¿Y por qué no les dais las vuestras?
—¿Nuestras casas? En nuestro país llueve mucho. Además, a ellos les gusta el vuestro. Y eso de que son vuestras casas habría que demostrarlo…
—Vivimos aquí desde hace generaciones…
—¿Y qué? Resulta que Dios se las dio hace varios siglos. Lo pone en un libro, la Torah, mira: Moisés abrió las aguas del mar rojo, Dios se apareció en forma de zarza ardiente… Bla, bla, la cuestión es que Dios, el mismo Dios, que se dice pronto, les dijo que eran el pueblo elegido y que estas tierras eran para ellos. ¿Acaso hay alguien por encima de Dios? ¿Eh? ¿Conoces a alguien por encima de Dios?
—Pero es que nosotros ni siquiera creemos en ese Dios.
—Como entenderéis, ese no es nuestro problema. La cosa es que necesitan un lugar donde vivir y se han empeñado en que sea aquí, en esta zona, que no sé yo qué le han visto con la de polvo que hay, pero a ellos les gusta. Mira, para gustos los colores, yo ahí no me voy a meter. Así que no seáis avariciosos y dadles vuestras casas.
—Pero, ¿eso no deberíamos decidirlo nosotros?
—Venga, lo han pasado fatal. Hubo una guerra. Los nazis mataron y torturaron a muchos de los suyos. Pobrecitos, dejadlos que se vengan aquí a vivir... ¿O es que sois nazis? ¿No queréis darles vuestras casas porque sois nazis? ¿Es eso?
—Pero, ¿qué dices? Nosotros no hemos participado en ninguna guerra ni hemos hecho nada. ¿Por qué no les dais las casas de los que los torturaron y mataron durante la guerra?
—¿Otra vez? Empiezo a pensar que sois gente agresiva que no atiende a razones… ¡Ya os he dicho que a ellos les gustan estas casas! Y a nosotros nos viene bien, no te voy a mentir. Nos limpiamos la conciencia pero los mandamos lejos, que no molesten mucho.
—¿Y si decimos que no?
—Vaya, parece que no entráis en razón. Será verdad eso que dicen ellos de que los musulmanes sois unos egoístas y unos salvajes. Supongo que el diálogo con vosotros es imposible, así que nos obligáis a utilizar la fuerza: tenemos muchas más armas que vosotros. Ya lo he dicho. Si no les dais vuestras tierras pues os mataremos y os las quitaremos. Un poco más cansado pero al final será lo mismo, así que vosotros decidís. Por las buenas o por las malas.
—Pero, si nos vamos de nuestras casas, ¿dónde vamos a vivir?
-Pues yo qué sé, os vais a otro sitio. A mí todo este secarral me parece igual. ¿Qué más da aquí o unos kilómetros más allá?. Y si os gusta mucho mucho esta zona, pues tranquilos, como ellos son gente buena que ha sufrido mucho, han decidido que os dejarán vivir en los barrios de las afueras. A fin de cuentas necesitarán mano de obra barata...
—Es una cámara oculta, ¿no?
-Ah, una cosita más… no descartamos que luego también quieran los barrios de las afueras. Lo han pasado mal en el pasado, tenéis que comprender que les han hecho mucho bullying a lo largo de los siglos y a lo mejor quieren desquitarse con vosotros... Venga, ¿os vais ya o disparamos?
—… Si aceptamos irnos... ¿nos dejaréis al menos participar en Eurovisión?
—¿En Eurovisión? ¡Pero si esto no es Europa!
—¡Pero a ellos sí les dejáis!
—¡Pero ellos son rubios y ricos… y vosotros unos putos moros pobres!
