vals para hormigas / OPINIÓN

Retrato de agosto

16/08/2021 - 

Creo que San Juan no lo menciona en ningún sitio, pero estoy convencido de que el Apocalipsis ya sucedió, tuvo lugar en agosto y nadie se dio cuenta. A lo sumo, algún despistado notaría la extraña presencia de cuatro jinetes en los huesos y la achacaría al turismo desordenado y extravagante que procedía del extranjero, cuando las playas se llenaban de calcetines blancos y paellas con kétchup a la hora de merendar. No soy el único que lo cree. No puede ser casual que la ONU haya elegido precisamente este mes para anunciar que los desperfectos que hemos causado en el planeta ya son irreversibles. Agosto es el caos, un registro de nichos vacíos en las ciudades, el castigo perfecto de un dios vengativo y juguetón, un baile de cabañuelas que imposibilita cualquier plan que no sea el de esperar lo que nos depare agosto. Y sin juegos olímpicos. Y sin Messi. Y sin posibilidad de tener a tus compañeros de clase al lado cuando eres pequeño y celebras tu cumpleaños en agosto. No nos hemos dado cuenta nunca, pero lo de agosto no son vacaciones, sino una baja laboral por causas que jamás llegaremos a entender.

Pero hasta que llegue septiembre con su sol perfecto de media tarde, la vida sigue. A no ser que pretendas que alguien conteste al teléfono. Las facturas de la luz escalan el Himalaya, los servicios de emergencia rescatan senderistas despeñados por un golpe de calor y un señor de Murcia se pasea por las calles, sin camiseta, con lo que podría ser una Magnum 44 en la mano. En alguna playa, alguien cree recordar que todavía atravesamos una pandemia que nos obliga a vacunarnos a y pasear por el malecón con mascarilla si se coincide con los otros millones de turistas españoles que han elegido la costa para veranear. Abren los supermercados, cierran las ventanillas de Larra y los expertos de la ONU insisten en que nos hemos cargado el planeta. La humanidad al fin ha entendido que la única manera de eliminar el caos de agosto era convertir en agosto todos los meses del calendario.

La pasada semana llovieron perseidas. Después tuvimos la broma de la primera ola de calor del verano, como si lo que hemos padecido hasta ahora no hubiera sido un suplicio de termómetros tozudos. Nos aterrará algún suceso, lamentaremos los avances del ejército talibán en Afganistán, nos salpicará el escándalo de algún famoso y nuestro hijo será capaz de capturar algún cangrejo en una cala del Mediterráneo. 

Se encenderá un amor adolescente de verano, planearemos la vuelta al cole, en Vigo se afanarán para llegar a Navidad con toda la iluminación colocada y cruzaremos los dedos para que no nos pille ninguna retención a la altura de Ocaña, que es el deseo cumplido de todos los que atravesamos agosto, aunque vivamos en localidades turísticas o en Alicante. Documento este agosto, que es como todos los agostos, porque los expertos de la ONU ya han certificado que ya no hay marcha atrás. Y los terrestres del siglo que viene también tienen derecho a saber cómo eran los agostos. Aunque siempre fueran un caos.

@Faroimpostor

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