CARTAGENA. Cada vez son más los turistas que llegan a Cartagena interesándose por las localizaciones que aparecen en la trilogía Africanus, uno de los grandes éxitos del escritor Santiago Posteguillo, quien se ha convertido en todo un influencer de la historia y la cultura de la época romana en España. Ahora, el primero de los libros también ha sido llevado al cómic y la ciudad portuaria, como no podía ser de otra forma, es uno de los escenarios que aparece en la novela gráfica dedicada a la figura de Escipión el Africano, el estadista y militar romano que conquistó Cartago Nova y venció al gran enemigo de Roma, Aníbal.
Las curiosidades que consultan los visitantes a los profesionales de Cartagena Puerto de Culturas se refieren, por ejemplo, a las cinco colinas de las que se habla en Africanus, la Muralla Púnica, el campamento de Escipión que con tanto detalle se describe (situado en el entonces Monte de Mercurio, ahora llamado Castillo de los Moros) o el lugar en el que faneaban los pescadores que ayudaron al militar romano. También se interesan por la doble corona mural (presente en el escudo de Cartagena), en alusión a la distinción que se concedía al legionario que alcanzaba las murallas de la fortaleza enemiga en primer lugar y que en esta ocasión se entregó por partida doble al haberlo hecho tanto por tierra como por mar. Los turistas reciben la explicación por parte de los profesionales de turismo desde el Castillo de la Concepción, que ofrece una panorámica inmejorable para responder a todas estas cuestiones
Así lo cuenta a Murcia Plaza una de las coordinadoras de Cartagena Puerto de Culturas, Encarna Zamora, quien destaca que la obra de Posteguillo ha creado todo un turismo cultural e histórico alrededor de estos grandes conflictos políticos y bélicos que tuvieron lugar en el siglo III a.C. (principalmente la Segunda Guerra Púnica) y donde Cartagena tuvo un papel destacado. Tanto es así, que han pensado incluso en crear alguna ruta turística basada en Africanus, cuya historia ya se cuenta en algunas de las visitas teatralizadas.
Además, les encantaría invitar al escritor, ahora que está embarcado en un trilogía de Julio César, para que comentase desde la curia la historia del político y militar romano, ya que éste estuvo un tiempo en la ciudad, donde presidió tribunales de justicia y fue visitado por jefes indígenas con los que pactó alianzas. De hecho, Julio César (quien también protagoniza una visita teatralizada) otorgó a Cartagena la meritoria denominación de 'Colonia Urbs Iulia Nova Carthago' en agradecimiento a los servicios prestados en la guerra civil contra Pompeyo. César consideraba que aquel que dominara Carthago Nova dominaría Roma y llevó a cabo un ambicioso proyecto urbanístico en ella.
Otra cuestión que destaca Encarna Zamora sobre Santiago Posteguillo es que conoce muy bien Cartagena, ciudad que ha visitado con frecuencia, tanto para documentar sus descripciones como invitado de distintos eventos. Y es que el escritor, además de nutrirse de fuentes clásicas como Polibio de Megalópolis -el importante historiador griego que fue rehén de Roma y describió muy bien Carthago Nova-, también viaja a los lugares sobre los que escribe para empaparse de esos escenarios que fueron testigos de la historia.
Estos son algunos de los muchos fragmentos que se pueden encontrar en Africanus ambientados en Cartagena:
Hispania. 227 a.C.
"En tierra, los cartagineses seguían edificando una muralla en la colina que dominaba aquel puerto natural que estaban fortificando. Se trataba de una pequeña península conectada a Iberia por un estrecho istmo. Alrededor de la península todo era agua: al oeste y al sur el mar Mediterráneo y al norte, una laguna natural que impedía el ataque desde ese lado. El ejército púnico levantó murallas que protegían toda la península de un ataque por mar, y un muro de más de seis metros en el sector este, donde estaba el istmo, atravesado por una puerta guarnecida por torres, que quedaba como el único acceso a aquella nueva ciudad que estaban construyendo. Asdrúbal paseaba satisfecho del trabajo de sus hombres. Aquélla sería la capital púnica en Hispania, desde donde partirían sus ejércitos para asentar sus posiciones en todo aquel vasto país. Una extensión de Cartago fuera de África que se convertiría en referente del poder púnico creciente, que intimidaría a iberos, celtas y, por qué no, a los propios romanos. Una ciudad inexpugnable por tierra y por mar y un excelente puerto de comunicación por el que Cartago recibiría las riquezas de aquel territorio y por el que ala Iberia cartaginesa llegarían víveres, suministros y refuerzos desde la capital.
- ¡Baal, Melqart y Tanit protegerán esta fortaleza, la nueva capital de nuestros dominios en esta región y que desde ahora será conocida y temida por todos con el nombre de…! -Y calló unos segundos mientras alzaba su rostro al cielo- ¡… Qart Hadasht!".
Qart Hadasht, primavera del 218 a.C.
"Quien le viera pensaría que Aníbal contemplaba los almendros en flor desde el balcón del último piso de su palacio en Qart Hadasht. Allí se había retirado después de la toma de Sagunto con su ejército para descansar y planear las futuras acciones. El invierno no había sido, no obstante, un tiempo de inactividad para su mente. Demasiadas cosas en la cabeza. A veces se sentía un poco aturdido. Y la herida del muslo aún le dolía. Había dejado que la mayor parte de los iberos de su ejército se retirasen a sus hogares durante el invierno, con el fin de congraciarse de esa manera con las tribus sometidas y para quee stuviesen bien dispuestos para la gran campaña que pronto tendría lugar. En Qart Ha-dasht se quedó con sus soldados africanos y su caballería númida".
Hispania 209 a.C.
"El centinela cartaginés sacudía su cuerpo a espasmos fruto de los escalofríos. La primavera parecía retrasarse y se adivinaban nubes en el cielo que ocultarían el sol durante toda la jornada. Se discernía, no obstante, en el horizonte un leve resplandor que anticipaba la llegada de un nuevo día para Qart Hadasht, capital del imperio cartaginés en Hispania. El soldado paseaba en silencio entre las almenas de la muralla. Buscaba calentar con aquel ejercicio sus músculos afligidos por las fauces del viento. De cuando en cuando miraba hacia el este, hacia el istmo que conectaba la ciudad, situada en una pequeña península, con la tierra firme de Hispania. La imponente muralla rodeaba toda la fortaleza y resultaba especialmente alta por todo el istmo, el único punto posible de entrada a la ciudad desde tierra. De esta forma el extenso y bien fortificado muro se alzaba como un obstáculo infranqueable para cualquier atacante".
Cartago Nova, 209 a.C.
"- He escuchado a los tribunos de las legiones y al almirante de la flota. Dos son los hombres propuestos para recibir el mayor reconocimiento por su participación en esta victoria: Sexto Digicio por la marina y Quinto Terebelio por la infantería. Ambos han sido valientes. Los dos lo han sido, pero la ley dictamina que sólo uno de ellos puede ser acreedor de esta preciada distinción -el general se detuvo para observar de qué modo eran recibidas sus palabras. Detectó interés y tensión. Continuó-. Ésa es la ley y así ha sido siempre y ésta es mi decisión: los dos, no obstante, tanto Sexto Digicio como Quinto Terebelio, se han consagrado merecedores a mis ojos y entiendo que a los ojos de todos para recibir la corona mural por la conquista de Cartago Nova.
El general se sentó y asistió a los raptos de júbilo que se extendían por toda la explanada del foro: tanto legionarios como marineros estaban exultantes y vitoreaban los nombres de cada uno de los condecorados. Marcio y Lelio se acercaron a Publio. Fue Lelio el que habló por los dos.
- Nunca antes se habían concedido dos coronas; ¿qué pensarán de esto en Roma?
- Es una costumbre muy antigua -añadió Marcio.- Muy antigua, sí -dijo el general-, pero nunca antes se había conquistado una ciudad en seis días".