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estudio de las pinturas murales que dejó en la Región y albacete

El Mubam acoge una muestra sobre los retablos de arquitecturas fingidas del pintor italiano Pablo Sistori

8/05/2024 - 

MURCIA. La exposición Pablo Sistori (Sirtori), maestro del retablo fingido, inaugurada este miércoles en la Logia del Museo de Bellas Artes de Murcia y que se podrá visitar hasta el 1 de septiembre, reúne el estudio de los retablos fingidos que se han conservado y que fueron ejecutados por el pintor italiano Pablo Sistori en la Región de Murcia y en la provincia de Albacete, a través de diez paneles explicativos con fotografías de alta resolución, perspectivas y textos didácticos.

La muestra, inaugurada por el director general de Bienes Culturales, José Francisco Lajara, y comisariada por Marta Plaza y Miguel Ángel Maure, de la Universidad Complutense de Madrid, "nos introduce en las pinturas murales realizadas por el pintor, así como en su forma de ejecución y materiales para la pintura al temple", ha explicado el director general.

La exposición ofrece el estudio de los 17 retablos que se conservan de este artista. Son pinturas del último tercio del s. XVIII, momento en que el Reino de Murcia vivió profundos cambios generados por nuevos lenguajes funcionales y estéticos.

El trabajo forma parte del proyecto de investigación 'Los retablos fingidos españoles: geometría, técnica, historia y puesta en valor', en el que han colaborado el Museo de Bellas Artes de Murcia y el Conjunto Monumental de San Juan de Dios, de la Consejería de la Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes.

"La relevancia que concedemos al proyecto y a la exposición se sustenta en el escaso valor y reconocimiento que se le ha dado históricamente a estas pinturas, en algunos casos por constituir un paso previo a la construcción definitiva del retablo de madera, en otros por considerar que es la alternativa pobre del auténtico retablo, y en otras ocasiones porque muchos de ellos se encuentran todavía ocultos bajo espesas capas de cal o de yeso, o tras las estructuras de retablos posteriores", ha indicado Lajara.

Para evitar incendios en retablos de madera

La pintura mural fue un arte importante y muy extendido por iglesias, conventos, ermitas e incluso edificios civiles, y la actual visión de muchos edificios blanqueados difiere absolutamente de la que tuvieron en origen. El acabado final de muchos templos era la pintura mural, con la que pretendían darle mayor prestancia a través de imitaciones arquitectónicas, o incluyendo escenas religiosas y representaciones de los más diversos tipos.

La incorporación de arquitecturas fingidas se vio favorecida por la prohibición en tiempos de Carlos III de construir retablos de madera para prevenir los numerosos incendios que se daban en las iglesias. Es en esta época cuando destaca el artista Pablo Sístori, que demuestra tener un dominio absoluto de la perspectiva, concediendo al espectador el privilegio de observar, desde un punto preciso, una obra tridimensional con base bidimensional cargada de belleza.

Entre sus pinturas se conservan 17 retablos fingidos: Iglesia de San Juan de Dios de Murcia, con cinco retablos; Iglesia de Santa Eulalia de Murcia, con cinco retablos; Monasterio de San Ginés de la Jara (Cartagena), con dos retablos; Iglesia de San Salvador de Jumilla, con dos retablos; Iglesia de Santiago Apóstol, de Isso (Albacete), con un retablo; y la Iglesia de Santiago Apóstol de Liétor (Albacete), con dos retablos.

Sobre Pablo Sistori

Pintor italiano nacido en Milán, se estableció en Murcia en torno al año 1761-62, y realizó aproximadamente un centenar de pinturas murales en edificios religiosos y civiles en las provincias de Murcia, Albacete, Alicante y Madrid. Además de estas contribuciones, Sistori también se dedicó a la creación de escenografías para arquitecturas efímeras, como los monumentos destinados al Jueves Santo en la capital murciana.

Se sabe que abandonó Murcia en torno a 1796 para dirigirse a Liétor (Albacete), y que en 1805-07 pintó las decoraciones del Palacio de Villahermosa de Madrid. La calidad de sus pinturas ha evitado la tentación de ocultarlas y sustituirlas por retablos de madera o de yeso, como era frecuente en épocas anteriores.

Tuvo un único discípulo, Ginés Ruiz, que colaboró desde 1782 como aprendiz y desde 1787 con contrato entre ambos. Otro colaborador fue Joaquín Campos (1748-1811), quien colaboró con Sistori en las estatuas simuladas de los retablos de la iglesia de Santa Eulalia.

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